Arzobispo de Lima

Este tiempo de Cuaresma nos llenará de esperanza y dicha

“El tiempo de la Cuaresma es un tiempo privilegiado para recapacitar, para entender más a fondo lo que nos pasa y sobreponernos más allá de los límites en los cuales nos encontramos”, reflexionó monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima y primado del Perú, en la Misa por Miércoles de Ceniza que presidió en la Basílica Catedral de Lima el 6 de marzo.

Al iniciar la celebración eucarística, monseñor Castillo visitó y oró ante las tumbas de sus antecesores, el cardenal Augusto Vargas Alzamora y el cardenal Juan Landázuri Ricketts. Luego se procedió a quemar las palmas para obtener las cenizas.

Durante su homilía, mencionó que el pecado es una situación de pérdida del horizonte que ocurre cuando empezamos a acumular reacciones que luego se convierten en un sistema de vida del cual ya no podemos salir.

Ante esto, afirmó que el tiempo de Cuaresma nos permite sobreponernos más allá de los límites en los cuales nos encontramos: “Dejemos que el Señor entre en nosotros para reconocer lo poco que somos y allí reconocer nuestros límites y nuestros enredos; y por lo menos decidir salir adelante rompiendo con una serie de cosas”.

El camino de la gracia

En otro momento, comentó que en el contexto de nuestro país que viene pasando por muchas dificultades la Cuaresma nos viene excelente para poder salir de esta situación.

“En este tiempo podemos reflexionar sobre cuánto unos y otros y todo el conjunto de nuestra sociedad y cada uno personalmente ha contribuido a eso que todos estamos deseando salir: la corrupción, el maltrato de las personas, el desprecio por el valor del otro, la envidia, los celos, luchas entre unos y otros; todo eso es un amplio campo en el cual el Señor penetra hondamente en nosotros para darle solución con una sola cosa: Yo soy un Dios escondido, en lo más profundo de las situaciones difíciles”.

Dijo también que este tiempo es importante para que nosotros no nos escondamos de la realidad y para que el Señor pueda manifestar con claridad cómo somos.

“Cuando el Señor nos dice Yo amo a cada uno de ustedes, te amo a ti, amo a esta Iglesia, soy el que está con ustedes, el Dios con nosotros nos está diciendo que todos tenemos al Dios escondido que lo podemos encontrar, la piedra angular sobre la cual hemos sido creados, somos Hijos de Dios, ese es el secreto último”.

“Es tiempo de reparación en donde mirando nuestro ser, nuestra historia, podemos no solamente repararnos individualmente, también reparar toda la sociedad y ese espíritu que nos da el Señor ahora. El espíritu de la sociedad en este tiempo de Cuaresma nos va a llenar de esperanza y dicha porque nos permite reconciliarnos con Él por medio de su amor”.

Finalmente, bendijo a todos los fieles que se participaron de la Santa Misa y los exhortó a ser testimonio vivo en este inicio del camino cuaresmal.

“Dios los bendiga a todos y que ahora podamos hacer este camino acogiendo esas cenizas que nos recuerda lo poco que somos para que nunca olvidemos y no tengamos locas ilusiones”.

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