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La comunidad del Rímac vivió la Fiesta de San Juan Bautista con una Eucaristía presidida por Monseñor Salaverry, el último domingo 25 de junio. En su homilía, nuestro obispo auxiliar aseguró que el milagro del nacimiento de Juan Bautista nos recuerda que «todos podemos ser generadores de vida».

Dirigiéndose a la comunidad de Amancaes, Juan José Salaverry señaló que estamos llamados a seguir «las huellas del precursor del Señor» para «sentir la gracia de Dios en nuestras vidas».

Monseñor Salaverry inició su homilía recordando la figura profética de Juan Bautista como anunciador de la llegada del Salvador, pero, sobre todo, celebrando el milagro de su nacimiento: «Una mujer anciana, Isabel, con un esposo también anciano que han vivido en fidelidad a Dios durante toda su vida, reciben la gracia de Dios de poder generar vida, generando la vida del Bautista, un hombre venido de manera sobrenatural por la fe de sus padres», recordó el obispo.

Dios preparó la llegada del Mesías con este milagro tan grande de permitir que estos dos ancianos puedan generar vida, dos ancianos con una fe inquebrantable.

Monseñor Juan José afirmó que, a través de este signo de amor, el Señor quiere revelarnos que es un Dios que permite la vida más allá de nuestros límites naturales. A veces, estos límites están marcados por una enfermedad o la edad, pero Dios «actúa para que generemos vida y amor». Y Juan Bautista «es un signo de esta vida que se genera si tenemos fe».

Dios nos regala su gracia, más allá de nuestros límites

Como segundo aspecto, Monseñor Salaverry explicó que el nombre de Juan Bautista también esconde un significado muy preciado. Si bien sus padres pudieron llamarlo según dictaba la tradición, Dios se manifestó y escogió el nombre de Juan, gesto que rompía con la costumbre de la época, y que nos enseña que el regalo de la gracia no puede estar sujeto a los límites humanos. «Nosotros, a veces, nos dejamos amarrar por las tradiciones, sin embargo, Dios actúa magníficamente, nos acompaña con su gracia», reflexionó.

Ello no significa que debamos ignorar las tradiciones de nuestro pueblo, pero siempre debe primar la presencia de Dios y su gracia para «disponer nuestro corazón abierto a la novedad que el Señor tiene para nosotros».

Ojalá pudiéramos decir nosotros, de la misma forma que se ha dicho del Bautista, que la mano del Señor está siempre sobre nosotros, bendiciéndonos, recreándonos y haciéndonos nuevos.

Nuestro obispo auxiliar hizo un llamado a seguir el ejemplo de Juan Bautista, quien preparó con tesón el camino de la llegada de Jesús, desde sus límites, pero entregando su vida hasta el final.

Finalmente, dirigiéndose a toda la comunidad de Amancaes y a los miembros de la Hermandad de la Parroquia San Juan Bautista, Monseñor Salaverry agregó: «Que esta fiestas de San Juan nos llene de alegría, pero de una alegría santa, con conversión. Juan Bautista tenía una vida austera, predicando lo que se vive, predicando el Evangelio y preparando el camino para el Señor».

La Eucaristía celebrada en la Parroquia San Juan Bautista de Amancaes, contó con la presencia del Padre Emerson Velaysosa Fernández (Párroco), el Padre Javier Cusihuaman, y la hermandad de la Parroquia.

En el contexto de la Jornada Mundial de la Caridad del Papa, que se celebra el 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, la Conferencia Episcopal Peruana invita a toda la comunidad católica y a las personas de buen corazón a participar de la tradicional colecta para el Óbolo de San Pedro, que se llevará a cabo en todas las parroquias e iglesias del país el próximo domingo 02 de julio, bajo el lema «No es solo un extraño necesitado de ayuda, sino antes que nada es un hermano que pide amor» (Papa Francisco).

Ayudemos al Papa a ayudar. Durante los próximos días, especialmente entre el domingo 25 y el domingo 2 de julio, en las iglesias de todo el mundo se recogerán ofrendas para el Óbolo de San Pedro, la tradicional colecta para apoyar la caridad del Obispo de Roma hacia los más necesitados y su servicio a las Iglesias del mundo a través de la Curia Romana. También será posible donar directamente, durante todo el año, a través de la página web del Óbolo.

Al igual que en años anteriores, los fondos recaudados este 2023 contribuirán a sostener los proyectos caritativos del Papa Francisco en favor de los más necesitados, en especial aquellos que sufren a causa de la guerra, la pobreza y los desastres naturales.

Se trata de una colecta de la Iglesia universal constituida por ayudas económicas que ofrecen los fieles de todo el mundo directamente al Papa para sostener los proyectos caritativos de la Santa Sede.

Si usted desea colaborar con esta obra de amor le agradeceré enviar su donación solo a estas cuentas bancarias del Banco de Crédito del Perú:

Nombre de la cuenta:
Conferencia Episcopal Peruana – Óbolo de San Pedro

Moneda Nacional (Soles): 193-1448637-0-95
CCI: 00219300144863709511
Moneda Extranjera (Dólares): 193-1448557-1-97
CCI: 00219300144855719711

Una vez realizado el depósito, puede enviar su voucher a los correos: ospedro@iglesiacatolica.org.pe y sec.ospedro@iglesiacatolica.org.pe.

Las donaciones también pueden hacerse desde cada Iglesia de nuestra Arquidiócesis de Lima o directamente desde la web oficial del Óbolo de San Pedro: https://www.obolodisanpietro.va

Donaciones para los más necesitados.

El Óbolo de San Pedro, antigua iniciativa de solidaridad, es la ayuda económica ofrecida por los fieles directamente al Papa para sostener los proyectos caritativos de la Santa Sede y las funciones de los organismos que colaboran en el ejercicio de su ministerio pastoral al servicio de la Iglesia universal.

Compartiendo profunda y humanamente estos principios, la Santa Sede recibe cada una de las donaciones que se efectúan distribuyéndolas entre los más necesitados.

El último miércoles 21 de junio, la comunidad rímense celebró los 140 años de reconocimiento canónico de la Hermandad del Señor Crucificado del Rímac, con una Eucaristía presidida por Monseñor Juan José Salaverry.

Inspirado en la Liturgia del día, Monseñor Salaverry explicó que, en la vida de los creyentes, «tenemos que ser generosos para con Dios y con los demás», sembrando sin tacañería, es decir, con actitudes solidarias. Sin embargo, el obispo advirtió que la generosidad no consiste en dar mucho, sino en «dar lo que tenemos y podemos desde nuestra sencillez y limitaciones, pero con amor para sembrar abundantemente».

Eso fue lo que hizo aquel niño que encontró, a orillas de una acequia grande del antiguo barrio del Limoncillo, un lienzo al óleo de la imagen del Cristo Crucificado. La fe de ese pequeño llamado Pedro Salazar Quezada, lo convertiría en el fundador de una Hermandad que ha sabido constituirse de forma sólida con el paso del tiempo.

Cultivar nuestra fe desde una íntima relación con Dios

En otro momento, Monseñor Juan José habló sobre la importancia de vivir con espíritu, interiormente la relación con Dios. En ese sentido, el Evangelio de Mateo (6, 1-6), nos recuerda las palabras de Jesús: «Cuando hagas oración, hazlo en la intimidad… Cuando des limosna, que no te vean… Cuando ayunes, perfúmate la cabeza para que no se den cuenta que has ayunado».

«El Señor nos pide una serie de prácticas religiosas llevadas a cabo desde el corazón, para buscar y promover la intimidad con Dios, no para ser vistos por los demás», sostuvo el obispo auxiliar de Lima.

Pero cultivar nuestra fe desde una íntima relación con Dios no supone quedarnos en el intimismo, es decir, en una «práctica religiosa hacia dentro sin mirar al Otro». Por ello, Monseñor Salaverry precisó que «si no hay comunión con Dios en lo más profundo, nuestro corazón puede embargarse de odio y división; pero si Dios está en lo más íntimo de nuestro corazón, en la oración y el ayuno, entonces, podemos compartir con los demás el desbordamiento de ese amor que recibimos».

Y dirigiéndose a la comunidad de la Hermandad del Cristo Resucitado del Rímac, a los hermanos veteranos y aspirantes, Monseñor Juan José añadió: «La Iglesia de hoy necesita muchísimo de los laicos, porque ustedes son la gran fuerza de la Iglesia; pero necesitamos laicos que crezcan en esa devoción que a ustedes les caracteriza cuando cargan al Señor con fe, con una fe que brota desde lo más íntimo hacia afuera, y que siempre debe estar presente en sus vidas, no solo al momento de cargar al Señor».

Una procesión es una manifestación de fe hacia afuera, hacia las calles y al mundo. Y lo hacemos para anunciar el Evangelio, para decir que Cristo es el centro de nuestra vida.

Finalmente, Monseñor Salaverry afirmó que, a través de la experiencia de la vida comunitaria y solidaria, podemos acercarnos a Dios y unir a nuestro pueblo con Dios, porque cada vez que extendemos nuestra mano para ayudar a alguien, estamos mostrando el rostro misericordioso y solidario del Crucificado.

Que el Señor viva como árbol sembrado en medio de los hogares de todo rímense, para compartir el fruto del amor que nos da el árbol de la Cruz.

La Eucaristía por los 140 años de la Hermandad del Señor Crucificado del Rímac, contó con la presencia del Padre Frederic Comalat, Párroco de la Parroquia San Lázaro.

En sintonía con la Jornada Mundial de la Juventud 2023, próxima a celebrarse en Lisboa, alrededor de 200 jóvenes del decanato 3 de nuestra Arquidiócesis se congregaron en el Colegio Santa Rosa de Lima, en Lince, para formar parte del Encuentro Juvenil «Yo estaré ahí», con la participación de Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima. Durante el evento, los jóvenes manifestaron sus principales preocupaciones y aportes para continuar el camino de una Iglesia sinodal, participativa, comunitaria y misionera.

Un grupo significativo de jóvenes, entre estudiantes, agentes pastorales y miembros de la pastoral juvenil de las parroquias del decanato 3, vivieron una jornada de amistad y diálogo. El principal invitado de este encuentro fue Monseñor Carlos Castillo, quien escuchó los testimonios y las intervenciones de los diferentes representantes juveniles de nuestras comunidades parroquiales.

El evento inició con el testimonio vivencial de algunos jóvenes, quienes compartieron los desafíos y las dificultades que atraviesan en sus vidas. Posteriormente, se organizaron espacios de escucha en grupos para intercambiar inquietudes y sugerencias.

Al momento de la Eucaristía, Monseñor Carlos explicó que esta convocatoria organizada por el decanato 3, tiene la intención de acercarse a la realidad de los jóvenes «para formar una comunidad que no se encierre en sí misma, sino una comunidad abierta para servir, para que todos tengamos los mismos ojos misericordiosos de Jesús y salgamos de la situación de dispersión en la cual muchos jóvenes se encuentran».

En esta jornada sencilla hemos combinado los valores que tenemos para compartirlos a través del encuentro entre todos, con la alegría y el entusiasmo de los jóvenes.

El arzobispo de Lima precisó que todos estamos llamados a hacer que la Iglesia «sea un signo de esperanza para los jóvenes, especialmente, en la dura circunstancia que viven y que estamos viviendo». Por eso, «tenemos que ponernos en sintonía con la voluntad de Dios para mejorar las cosas y, a pesar de que hay muchas cosas terribles, sabemos que el Señor siempre está diciendo: ‘¡ánimo, yo estoy contigo, yo estoy allí!’. Y eso permite que podamos salir de los problemas pacientemente».

El prelado recordó que nuestra existencia es fruto del don amoroso y gratuito de Dios, que nos da la vida sin pedir nada a cambio. Por lo tanto, debemos hacer un esfuerzo «por intentar comprender y acompañar a quien no haya entendido el don gratuito», pero, sobre todo, «no estar juzgando a los demás».

Vamos a pedirle al Señor que, así como Él llamó a cada discípulo por su nombre, también todos nos sintamos llamados personalmente. Necesitamos testigos cristianos sencillos y humildes en todas partes del mundo, en todo lugar, en todas las pandillas y en todos los grupos.

El Encuentro Juvenil «Yo estaré ahí», contó con la presencia del Padre Víctor Solís, el Padre Alfredo Luján y el Padre Luis Miguel Gamboa.

En el Día Mundial del Refugiado, compartimos el testimonio de servicio de la comunidad Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que se ha convertido en una luz de esperanza para nuestros hermanos refugiados y migrantes, dedicando su tiempo para brindarles asistencia humanitaria, espacios de escucha y acompañamiento psicológico, talleres de emprendimiento, entre otras actividades.

Escribe: Jessica Laurente

El Día Mundial del Refugiado, creado por las Naciones Unidas en 2001, busca conmemorar y dignificar a todas las personas en circunstancias adversas, generando mayor conciencia en la sociedad para abrir nuestro corazón y actuar solidariamente.

Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), nuestro país acoge a más de 1,5 millones de personas venezolanas, de los cuales, más de 532.000 han solicitado la condición de refugiado. De esta manera, el Perú se ubica como el segundo país con el mayor número de refugiados y migrantes venezolanos en el mundo.

Frente a esta realidad, una serie de congregaciones religiosas de nuestra Iglesia Peruana viene trabajando en equipo de la mano de organismos internacionales y la sociedad civil para brindar mayores oportunidades a nuestros hermanos refugiados y migrantes en el Perú.

Nuestra oficina de Prensa y Comunicaciones se comunicó con Sor Karim Arroyo, Hija de la Caridad, Superiora del Centro Pastoral Virgen de Lourdes, quien junto a su comunidad viene trabajando en favor de los refugiados y migrantes en nuestro país, brindándoles asistencia humanitaria y servicios de salud física y psicológica, asesoría migratoria, talleres de emprendimiento, entre otros.

“Una de nuestras prioridades, como Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, es la pastoral con los migrantes y refugiados, por ello, atentas al llamado que hizo el Papa en la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado en 2018, el cual es acoger, proteger, promover e integrar a nuestros hermanos migrantes y refugiados”, refirió Sor Karim.

Asistencia humanitaria y Apoyo al Hermano Refugiado

De esta forma, Sor Karim nos indicó que la comunidad se ha organizado para ofrecer una serie de servicios básicos de alimentación, alojamiento y salud, así como otras acciones solidarias que dignifican a nuestros hermanos: “El simple hecho de tomarse una ducha, brindarle un alimento o un refugio es muy importante para nuestros hermanos”, reflexionó.

En el Santuario Virgen de Lourdes, Karim Arroyo explicó que tienen la casa de acogida Sor Rosalía Rendú, la cual el año pasado fue implementada por Acnur, y, actualmente, cuentan con 10 habitaciones donde reciben en su mayoría a mujeres con casos críticos de salud: “Ha habido momentos que hemos tenido que cuidar de personas con anemia severa hasta que se recuperen porque no tenían qué comer”, acotó.

Por otro lado, también cuentan con el comedor Virgen de Lourdes, el cual diariamente brinda el almuerzo a un promedio de 40 personas, entre adultos mayores y hermanos refugiados, quienes comparten el alimento con dignidad.

Sor Karim señaló la importancia de la salud mental y emocional de nuestros hermanos refugiados y migrantes, quienes, ante las desavenencias con las que vienen cargando a lo largo de su camino tales como el vivir lejos de su país, separase de sus familias, aprender una nueva cultura, sufrir discriminación y/o no contar con los medios necesarios para establecerse, requieren de asistencia para lograr fortalecerse y puedan seguir adelante.

“También trabajamos brindándoles atención psicológica de forma individual y grupal a través de talleres, estos buscan empoderarlos y ayudarlos a tener las fuerzas necesarias para salir adelante. Generalmente, estos encuentros se realizan los sábados y los lleva a cargo una profesional, contando con la respuesta de los participantes. Ahora, si nosotros no pudiéramos atender algún caso, procedemos a derivarlo oportunamente con otras instituciones”, dijo Sor Karim.

Asimismo, las Hermanas de la Caridad brindan el servicio de asesoría migratoria a las personas que lo solicitan, ya que es fundamental que los documentos se encuentren en regla para continuar hacia su destino.

Y, a fin de promover capacidades en el tema laboral, Sor Karim nos comentó que su congregación junto a los sacerdotes scalabrinianos realizaron el proyecto “Mujeres camino al éxito”, donde capacitaron a más de 15 damas con realidades diferentes en habilidades de gestión, marca personal, herramientas de promoción, entre otros para desarrollar emprendimientos familiares.

“Fue un proyecto bastante exitoso porque, a estas mujeres se les dio un capital semilla después de la formación. Entonces, ahora, ellas tienen sus propios negocios y, una de ellas, que es un modelo para nosotras, Nailú, una señora que ha abierto su restaurante y tiene todos los permisos de ley. Y esta es la mejor forma también de ayudar a nuestros hermanos, pero implica la generosidad de muchas personas” sostuvo Sor Karim.

Unidos hacemos en cambio

Por otro lado, la Madre Superiora nos indicó que este trabajo solidario lo vienen ejecutando en equipo con la cooperación internacional, otras congregaciones y religiones y que, gracias a esta unión solidaria, el año pasado les ha permitido atender 5223 casos.

“Por ser un problema de gran trascendencia, solas no lo podemos hacer, por ello, desde 2019, trabajamos con Acnur, integrando el CIREMI, que es el Comité Interreligioso de Ayuda al Migrante y Refugiado, donde atendemos y acompañamos a nuestros hermanos migrantes. Asimismo, trabajamos con los padres vicentinos y con otras congregaciones como la Asociación de los Misioneros Scalabrinianos, quienes tienen el carisma de acompañar a los hermanos migrantes e ir junto con ellos”, dijo Sor Karim.

De igual forma, la religiosa nos indicó que recientemente, cuentan también con el apoyo de Cáritas Lima, coordinando algunos casos sociales, a fin de que nuestros hermanos refugiados y migrantes puedan recibir apoyo en temas de salud y de movilidad, especialmente, quienes desean dirigirse al norte del país.

Acoger al Hermano Refugiado

Sor Karim señaló la importancia de este día, donde es necesario que demos respuesta a esta difícil situación que viven millones de personas, siendo fieles al Evangelio: “Jesús, en su palabra, nos dice: “Fui forastero y me acogiste”. Muchas de estas personas deciden salir de sus países porque no tienen las condiciones necesarias dignas para vivir y, por ello, también, el Santo Juan Scalabrini, dice: “Para el migrante, patria es la Tierra que le da el pan”. Y la Iglesia, atenta a los signos de los tiempos, necesita dar esta respuesta coherente, atendiendo a nuestros hermanos migrantes y refugiados”.

Asimismo, la madre superiora nos comentó que este año se desarrollará la 109° Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, bajo el lema «Libres de elegir si migrar o quedarse», título colocado por el Santo Padre, donde nos invita a seguir el camino sinodal que venimos aprendiendo, como Iglesia, mirando a las personas más vulnerables y, entre ellas, a los hermanos migrantes y refugiados.

Finalmente, Sor Karim Arroyo nos invitó a ensanchar el corazón para acoger y disponernos hacia nuestros hermanos: “Esta fecha nos invita a seguir siendo fieles al Evangelio, a ensanchar el corazón para acoger al otro y construir juntos una sociedad libre de xenofobia, sin fronteras, para acogernos como hermanos, como dice el Papa Francisco en Fratelli Tutti: “Todos somos Hermanos”

La comunidad de Manchay ha celebrado la Fiesta del Corpus Christi con una Eucaristía presidida por Monseñor Guillermo Elías, obispo auxiliar de Lima. La celebración contó con la participación del Padre Rafael Reategui (párroco), el Padre Rufino Ángel Palacios Espíritu (vicario parroquial), el Padre Thomas Mathew Karayil, el Padre Paul Naiju y el Padre Ronald Aguirre Rosales.

Fotografía: Aldeir Jhonatan Ucharima Accho

Citando el Evangelio de San Mateo (9,36–10,8), Monseñor Elías recordó que la fundamentación y razón más importante de Jesús «fue anunciar una Buena Noticia a un pueblo agobiado, desalentado y sufriente por falta de un horizonte de salvación”.

Nuestro obispo auxiliar señaló que, siguiendo el ejemplo de Jesús, todos estamos llamados a anunciar el Evangelio y afirmar que nuestro Dios está en el corazón de nuestros problemas. Por ello, la misión y compasión «son los rasgos más importantes de la vida de Jesús, porque anunció la Buena Noticia acercándose a la persona que sufre, al pueblo».

La misericordia es el fundamento de la práctica evangelizadora de Jesús, anunciar que cura, que siente compasión, que no es un Dios que esta de espaldas a su pueblo, sino que se compadece de él. Y compadecerse es ponernos en el zapato del otro, intentar sentir lo que el otro siente, significa compartir y solidarizarse.

Fotografía: Aldeir Jhonatan Ucharima Accho

Dirigiéndose a toda la comunidad de Manchay, Monseñor Elías afirmó que todos somos co-responsables de anunciar la Buena Nueva en el lugar donde nos encontremos, siendo esta una tarea urgente a la que Jesús nos convoca junto a sus discípulos: “Nuestra fe tiene que ayudarnos a convertirnos en instrumentos de esa vida donde estemos: en nuestra casa, centro de trabajo, en la comunidad cristiana, donde estemos”, acotó.

Manchay sabe lo que es Dios, porque ama a Dios. Por eso, nuestra fe católica tiene que ayudarnos a convertirnos en instrumentos de esa vida, allí donde estemos, en nuestra casa, en nuestro centro de trabajo o en la comunidad cristiana.

Fotografía: Aldeir Jhonatan Ucharima Accho

En otro momento, Guillermo Elías aclaró que celebrar la Eucaristía no solo es escuchar Misa, «celebrar la Eucaristía es encontrarnos con un Dios que nos reta, que nos impulsa, que nos convoca y nos dinamiza».

Antes de dar la bendición final, nuestro obispo auxiliar envió un saludo especial a todos los papás peruanos que celebran su día: «Cualquier hombre puede tener un hijo, pero solo un hombre ejemplar merece que lo llamen papá. Si un papá te dice: “vales la pena”, tú crees en el poder de esa palabra; pero si un papá te dice: “no sirves para nada”, por más terapias que hagas, la palabra de ese hombre te habrá marcado para siempre», reflexionó.

Fotografía: Aldeir Jhonatan Ucharima Accho

El Arzobispado de Lima, el Departamento Académico de Teología y el Centro de Asesoría Pastoral Universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú, anuncian el inicio de las inscripciones para participar a la conferencia presencial: “Generar ambientes sanos y prevenir abusos: valoración a 10 años de Francisco”.

El próximo 19 y 20 de junio, se llevará a cabo un breve ciclo de conferencias a cargo del Dr. Jordi Bertomeu, oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Por estos días, se abordarán una serie de itinerarios sobre la prevención en la Iglesia, la conversión pastoral y la espiritualidad de la prevención.

Ambas jornadas se desarrollarán de 5:00 pm. a 8:30pm. en el Auditorio Juan Pablo II, ubicado en el Campus PUCP (ingresar por Av. Universitaria, San Miguel). Las vacantes son limitadas.

Para confirmar tu asistencia, es necesario inscribirte con tus datos personales desde el siguiente enlace (el ingreso es libre, pero las vacantes son limitadas):

Inscribirse a la conferencia: «Generar ambientes sanos y prevenir abusos: valoración a 10 años de Francisco»

Al finalizar los dos días de conferencias, se entregarán constancias de participación a todos los asistentes.

Sobre el Dr. Jordi Bertomeu

Jordi Bertomeu es un sacerdote español perteneciente a la diócesis de Tortosa, doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana. Actualmente, se desempeña como oficial de la sección disciplinar de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La conferencia presencial “Generar ambientes sanos y prevenir abusos: valoración a 10 años de Francisco”, es posible gracias a la colaboración conjunta del Arzobispado de Lima, el Departamento Académico de Teología y el Centro de Asesoría Pastoral Universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Inscribirse a la conferencia: «Generar ambientes sanos y prevenir abusos: valoración a 10 años de Francisco»

Miles de personas se congregaron en la Plaza Mayor de Lima para celebrar la Solemnidad del Corpus Christi 2023. Acompañados por nuestras delegaciones parroquiales, obispos, sacerdotes, religiosos, agentes pastorales y laicos, la Eucaristía presidida por Monseñor Carlos Castillo, se ofreció en especial intención por la pronta recuperación del Papa Francisco.

«Unidos a la Iglesia universal, en la adoración del Cuerpo y la Sangre de Cristo, expresados en la Hostia que nos reúne en unidad, rezamos también por el Santo Padre Francisco, uniéndonos a ese cuerpo, a esa alma, a esa voz, a  esa palabra universal de Pastor que nos acompaña siempre esperando en el Señor», manifestó el prelado en su homilía.

Bajo el lema: «Te reconocemos, Señor, al partir el Pan», gracias a la donación desinteresada de nuestras comunidades parroquiales, los jóvenes de la Pastoral Juvenil y Cáritas Lima lograron reunir más de una tonelada y media de víveres y menestras solidarias que se compartirán con las madres de las ollas comunes de nuestra ciudad.

Leer transcripción de homilía de Monseñor Carlos Castillo

Nuestra Iglesia de Lima, tan diversa en sus carismas como en su testimonio de servicio y solidaridad, se dio cita en el corazón de la capital peruana para vivir la Fiesta del Corpus Christi. Desde muy temprano, las delegaciones parroquiales fueron llegando con sus donaciones para «compartir el pan» y unirnos en el espíritu sinodal que nos convoca el Santo Padre.

En este espacio de gozo y hermanamiento, nuestro arzobispo de Lima presidió la Eucaristía y meditó sobre la importancia de dejarnos transformar en la Comunión para comprometernos y compartir el pan de nuestra vida con los demás, sirviendo a nuestro país y los más vulnerables. Por ello, Monseñor Carlos afirmó que la vida eterna que nos da Jesús, culmina en la Gloria del Padre, pero comienza aquí, sirviendo y hermanando: «Quien ama tiene vida eterna ya, ahora», remarcó.

En alusión al Evangelio de Juan (6,51-58), que nos recuerda que el Señor es el Pan vivo bajado del cielo, el Primado del Perú explicó que los sacerdotes del templo se rehusaron a escuchar la profundidad de las palabras de Jesús y, en cambio, distorsionaron su mensaje porque iba en contra del «mundito exclusivo» que habían formado entre ellos.

La mentalidad hebrea de aquella época se ufanaba de la tradición que heredaba de Moisés, apegándose a ritos únicos y rigurosos que no permitían abrirse a la novedad. «Se había generado un conjunto de costumbres religiosas que estancaron a Israel en el solo recuerdo de Moisés y, por tanto, se refugiaron en el pasado y olvidaron que ese pan del desierto, del Maná, estaba orientado a un pan nuevo, distinto, que Dios había prometido a Israel», argumentó el arzobispo.

«Los sacerdotes del templo incentivaron al pueblo a creerse pueblo privilegiado, y a creer que ese regalo del Maná había sido dado por un mérito que habían hecho. Y por eso, había que ser “puros”, ser “perfectos”, sin mancha, e incentivaron a sentirse superiores», acotó.

Pero alimentación pasajera sin compartir con los otros – advirtió el obispo de Lima – puede «alimentar» otros intereses individuales como el egoísmo, las ambiciones personales, la corrupción y la indiferencia.

Toda la historia de Israel es la progresiva y paciente enseñanza de Dios para que su pueblo aprenda a amar y a servir a los demás pueblos. Ese también es el camino de la Iglesia.

Monseñor Castillo aclaró que comer el Cuerpo del Señor es «asumirlo en nuestra vida para ser como Él. A veces, comemos el Pan de la Eucaristía, el Pan partido, pero nos detenemos en el darnos. Y como Iglesia de Lima tenemos que ser signo de la unidad que debe existir en nuestro país para salir adelante todos, porque nadie se salva solo», aseveró.

Jesús es considerado un destructor de la fe hebrea, es rechazado por juntarse y comer con los pecadores. Pese a sus palabras, los judaizantes no lo ven como cumplir de promesas porque ya no esperan que se realice nada más. El arzobispo de Lima aseguró que este tipo de actitud se presenta en la actualidad cuando somos renuentes a entrar en el proceso de conversión que el Papa está reclamando en toda la Iglesia mundial.

«Esta ideología del purismo que no acepta saborear y gustar a Jesús para asumirlo, cree que el Señor comparte el pan porque quiere ser rey. Pero Él no quiere ser ni un Moisés ni gobernar como rey, Jesús compartió el pan para ser el servidor crucificado que se pone en el lugar de los últimos, y comparte su Cuerpo y su Sangre con nosotros para suscitar y resucitar nuestra capacidad de amar generosamente», reflexionó el prelado.

Cuando contemplamos y asumimos el Pan sencillo del Señor, alimentamos el compartir nuestra vida, para que nos transformemos todos en un pueblo donde vivamos la justicia, el derecho, el reconocimiento de cada persona y generación, el respeto a la mujer, a cada lengua, sea quechua, aymara, shipibo conibo, awajun, asháninka, y tantas otras que son el Perú.

Dirigiéndose a toda la Iglesia de Lima reunida para compartir el Pan Eucarístico y el pan de la solidaridad, Monseñor Castillo añadió:

«Si queremos un Perú feliz y una Iglesia comprometida con la Patria, no comulguemos sin dejarnos transformar en hermanos comprometidos, en Hostia Santa también nosotros para ser compartida, sirviendo a nuestro país y a los más vulnerables. Dejemos que Jesús nos siga transformando según la voluntad del Padre; dejémonos convertir en un solo pueblo de amor y de acogida sin marginación ni maltrato, mucho menos de desprecio y de muerte, como ya ha sucedido en nuestro país y también en nuestra Iglesia, por lo que hemos de pedir perdón reparador, afrontando con responsabilidad los males cometidos y uniéndonos a un proyecto común como ciudadanos y como hermanos», concluyó.

Al término de la Eucaristía, se dio inicio el recorrido procesional del Corpus Christi, pasando por los cuatro altares ubicados alrededor de la Plaza Mayor. Acompañaron este camino nuestros obispos auxiliares, sacerdotes, seminaristas, jóvenes, hermandades, estudiantes de los colegios parroquiales y laicos.

Por su parte, los jóvenes de la Pastoral Juvenil, en coordinación con Cáritas Lima, recibieron desde muy temprano las donaciones que fueron llegando para nuestras madres de las ollas comunes. Antes de la bendición final, Monseñor Castillo anunció que se reunió más de 1.5 toneladas de víveres.

Este domingo 11 de junio, nuestra Iglesia de Lima se congregará en la Plaza Mayor para celebrar la Fieste del Corpus Christi. El lema de este año será: «Te reconocemos, Señor, al partir el Pan». Por eso, invitamos a todas las delegaciones parroquiales a llevar sus donaciones y víveres para nuestras madres de las ollas comunes. Las donaciones serán recibidas por los jóvenes de la Pastoral Juvenil y canalizadas por Cáritas Lima.

Con la alegría de reencontrarnos en comunidad, este domingo 11 de junio nos preparamos para vivir el Corpus Christi 2023. La celebración será presidida por nuestro arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, en el Atrio de la Catedral de Lima.

En comunión con el Plan Pastoral de la Arquidiócesis de Lima, y bajo el lema «Te reconocemos, Señor, al compartir el Pan», el Corpus Christi convocará a nuestras comunidades parroquiales, jóvenes, catequistas, sacerdotes, religiosos, agentes pastorales, laicos y laicas. Todos reunidos en la Plaza Mayor de Lima para acompañar en procesión a Jesús Eucaristía.

El ingreso está previsto desde las 8:30 de la mañana (la Eucaristía iniciará a las 10 de la mañana). La Santa Misa del Corpus Christi se transmitirá a través de la señal abierta de TV Perú y el Facebook del Arzobispado de Lima, desde las 10 de la mañana.

Al culminar la Eucaristía, se dará inicio con el recorrido procesional del Corpus Christi, pasando por los cuatro altares que se ubicarán alrededor de la Plaza Mayor. Acompañarán este camino nuestros obispos, sacerdotes, seminaristas, jóvenes, hermandades, estudiantes de los colegios parroquiales y laicos.

Indicaciones para el ingreso y desplazamiento

El ingreso al público en la Plaza Mayor de Lima se habilitará desde las 8:30 de la mañana. Las delegaciones parroquiales y comunidades se ubicarán por orden de llegada, por lo que se recomienda llegar con anticipación.

Para llegar a la Plaza Mayor de Lima, recomendamos ingresar por una de estas vías: Jirón Callao, Jirón de la Unión, Jirón Carabaya, Jirón Conde de Superunda y Jirón Junín. En diferentes puntos se instalarán baños públicos y puntos de atención médica. También habrá un área para discapacitados.

Donaciones de víveres para las ollas comunes.

Te invitamos a compartir tus donaciones y víveres para nuestras madres de las ollas comunes. Todas las donaciones serán recibidas por nuestros jóvenes de la Pastoral Juvenil y canalizadas por Cáritas Lima.

La comunidad parroquial de La Resurreción, ubicada en La Molina, celebró con gran alegría la Toma de Posesión de su nuevo Párroco, el Padre Francisco Salazar. La Eucaristía fue presidida por nuestro obispo auxiliar de Lima, Monseñor Guillermo Elías.

Al inicio de su Homilía, Monseñor Elías agradeció a todos los presentes por reunirse en torno a esta magna ceremonia. El prelado se mostró emocionado por reencontrarse con una persona que conoció en sus inicios como sacerdote, cuando tenía 26 años.

“Anecdóticamente, me encontré con una persona aquí, en este templo, que me conoce de mis primeros días de párroco, en Pueblo Libre, cuando era un sacerdote muy joven, de 26 años, recién ordenado. Y hoy, después de casi 40, soy el obispo que estoy en esta Parroquia, pero no por mérito propio, sino por disponibilidad de Dios”, narró.

Monseñor Elías también explicó que parte de la misión y el trabajo pastoral de un párroco consiste en «animar, inspirar, conducir y acompañar el proceso de un Dios que actúa en la historia de ese pueblo que se te confía; de un Dios que siempre está presente en la vida del conjunto de la Parroquia, pero, también, en la vida de cada miembro de la comunidad a quien, luego, se le revelará de forma personal y misteriosa».

Asimismo, Monseñor Elías señaló que la tarea de un párroco es amplia e integral en favor de su comunidad: “La tarea de un párroco es animar, inspirar, conducir, acompañar el proceso de un Dios que actúa en la historia de ese pueblo que se le confía; de un Dios que siempre está presente en la vida del conjunto de la parroquia, pero también en la vida de cada miembro de la comunidad”.

El párroco debe llevar al Pueblo de Dios a la plenitud querida por Dios, así como a la experiencia de fraternidad que debe suscitar una Parroquia entre sus propios miembros.

En otro momento, el obispo auxiliar indicó que la llegada de un nuevo párroco a una comunidad parroquial es un proceso muy especial, porque cada sacerdote es único e imprime su propia personalidad: «El nuevo párroco viene a enriquecer, pero, también, a ser enriquecido por su comunidad. Y eso es lo que hace Dios a través de nosotros».

Y dirigiéndose al Padre Francisco Salazar, Monseñor Elías agregó: “Me alegra, de verdad, formalizar esta noche tu matrimonio con esta Parroquia. Te deseo lo mejor y rezaré, como siempre lo hago, para que tu ministerio sea fecundo hoy y siempre. Esta Parroquia tiene una enorme riqueza en su pastoralidad, yo la he visitado algunas veces y, ahora más que nunca, debemos intentar y caminar desde la sinodalidad, como el Papa nos invita”, comentó.

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