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Superar la tentación de lo virtual sobre lo real, estando atentos también a la velocidad de las transformaciones y teniendo en cuenta también que el “tipo de conocimiento que ponemos en práctica “tiene implicaciones morales en sí mismo”. Fueron algunas de las indicaciones del Papa a la PAV al reflexionar sobre algunos desafíos sobre la ciencia y la técnica, al servicio de la dignidad de la persona.

Fuente: Vatican News

La Iglesia no cesa de alentar el progreso de la ciencia y de la técnica al servicio de la dignidad de la persona y para un desarrollo humano «integral e íntegro». Por eso el Papa Francisco, al recibir a los miembros de la Pontificia Academia para la Vida que estos días reflexionan sobre la relación entre la persona, las tecnologías emergentes y el bien común se refirió a tres desafíos actuales: el cambio de las condiciones de la vida humana en el mundo tecnológico; el impacto de las nuevas tecnologías en la definición misma de «hombre» y de «relación», con particular referencia a la condición de los más vulnerables y el concepto de «conocimiento» y las consecuencias que de él se derivan.

Gran responsabilidad para con la Creación.

Sobre el primer desafío el Papa subrayó que la tecnología “ayuda a comprender mejor el valor y el potencial de la inteligencia humana”, por lo que esto nos habla “de la gran responsabilidad que tenemos para con la creación”. De hecho, hoy en día “el rápido desarrollo de los medios técnicos hace más intensa y evidente la interdependencia entre el hombre y la ‘casa común’”.

La fuerza y la aceleración de las intervenciones son tales, observó Francisco, “que producen importantes mutaciones, tanto en el medio ambiente como en las condiciones de vida del hombre, con efectos y evoluciones no siempre claros y previsibles”. Algo que queda demostrado “por las diversas crisis – de la pandemia a la crisis energética, de la crisis climática a la crisis migratoria -cuyas consecuencias se afectan y se amplifican mutuamente». Por eso, para el Papa “un desarrollo tecnológico sólido no puede dejar de tener en cuenta estos complejos entramados”.

La tentación de lo virtual sobre lo real.

En relación al segundo desafío, el impacto de las nuevas tecnologías en la definición de «hombre» y «relación», especialmente en lo que se refiere a la condición de sujetos vulnerables, el Santo Padre puso el acento en la tentación de que se sustituya lo virtual sobre lo real: “la tecnología no puede suplantar al contacto humano, lo virtual no puede sustituir a lo real y tampoco las redes sociales al ámbito social”. Poniendo como ejemplo los procesos de investigación científica constató que, en ellos, la relación entre persona y comunidad apunta a «implicaciones éticas cada vez más complejas». Por ejemplo, en el ámbito de la salud, donde la calidad de la información y la atención al individuo dependen en gran medida de la recogida y el estudio de los datos disponibles, debe abordarse el problema de combinar la confidencialidad de los datos del individuo con la puesta en común de la información sobre él en interés de todos. “Sería egoísta”, dijo el Santo Padre, “pedir que se nos trate con los mejores recursos y competencias de que dispone la sociedad sin contribuir a aumentarlos”. 

Vigilar la velocidad de las transformaciones.

En términos más generales, el Papa señaló que piensa “en la urgencia de que la distribución de los recursos y el acceso a los cuidados beneficien a todos, de modo que se reduzcan las desigualdades y se garantice el apoyo necesario, especialmente a los más frágiles, como los discapacitados, los enfermos y los pobres”, motivo por el cual “hay que estar atentos a la velocidad de las transformaciones, a la interacción entre los cambios y a la posibilidad de garantizar un equilibrio general”.  El compromiso debe dirigirse a «garantizar que cada persona crezca en su estilo particular, desarrollando su propia capacidad de innovar a partir de los valores de su propia cultura».

«El todo es superior a las partes».

Sobre la definición del concepto de conocimiento y sus consecuencias, el Papa destacó que el “tipo de conocimiento que ponemos en práctica ya tiene implicaciones morales en sí mismo”. A modo de ejemplo, señaló lo paradójico – cuando se habla de tecnologías para potenciar las funciones biológicas de un sujeto – de hablar de un hombre «aumentado» si “se olvida que el cuerpo humano se refiere al bien integral de la persona y, por tanto, no puede identificarse únicamente con el organismo biológico”. «El todo – recordó Francisco – es superior a las partes» y «todo en el mundo está íntimamente conectado”. En este sentido, también es bueno que la teología avance en la superación de los enfoques eminentemente apologéticos, para contribuir a la definición de un nuevo humanismo y favorecer la escucha mutua y la comprensión recíproca entre ciencia, tecnología y sociedad, dado que “la falta de diálogo constructivo entre estas realidades empobrece la confianza mutua que subyace a toda convivencia humana y a toda forma de ‘amistad social’”. 

Ante estos desafíos tan complejos, el Papa finalizó su discurso animando a los miembros de la Pontificia Academia para la Vida a seguir en el compromiso para que el crecimiento científico y tecnológico se concilie cada vez más como un paralelo desarrollo del ser humano “en términos de responsabilidad, valores y conciencia”, sabiendo que el Señor “no nos abandona y que lo que logramos tiene su raíz en la confianza que ponemos en Él, ‘amante de la vida’”. 

El próximo 4 de marzo inicia el primer curso virtual sobre «Cultura de la Prevención en los Entornos Eclesiales», promovido por la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Conoce todos los detalles.

Durante cuatro sábados, a través de la modalidad virtual, distintos expertos internacionales abordarán el tema de la prevención de la violencia sexual dentro de la Iglesia, en las áreas, programas y espacios pastorales.

El propósito de ese curso online es conocer los conceptos esenciales sobre las distintas formas de violencia y abuso sexual que puede ocurrir en la Iglesia, así como fomentar una adecuada sensibilización en los procesos de acompañamiento pastoral.

Este curso también busca identificar los pasos a seguir en caso de conocer un presunto delito de violencia sexual, y reflexionar sobre las consecuencias o secuelas que se producen en las víctimas.

Temario.

El curso sobre «Cultura de la Prevención en los Entornos Eclesiales» desarrollará los siguientes temas en un periodo de cuatro semanas (las clases inician el sábado 4 de marzo, de 10:00 a 11:30am., a través de la plataforma Google Meet y Classroom).

Tema 01: La prevención del abuso en la actividad pastoral.
Tema 02: El acompañamiento espiritual en la actividad de los agentes de pastoral.
Tema 03: Escucha de las víctimas y pasos a seguir ante la noticia de un presunto delito de violencia sexual.
Tema 04: Consecuencias psico espirituales en las víctimas de violencia sexual.

Docentes a cargo del curso virtual «Cultura de la Prevención en los Entornos Eclesiales».

Cómo inscribirse en el curso virtual.

Todos los interesados en llevar este curso virtual, pueden comunicarse al correo electrónico: info.posgrado@ftpcl.edu.pe, o escribir al chat de Whatsapp: 956 350 455. Al finalizar el curso se otorgará una certificación virtual.

«Cultura de la Prevención en los Entornos Eclesiales», es una iniciativa de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.

Después de varias semanas de formación y vivencia comunitaria, cientos de jóvenes catequistas y agentes pastorales de nuestra Arquidiócesis, participaron de la Misa de Clausura y Envío que presidió Monseñor Carlos Castillo. En su homilía, el prelado hizo un llamado a «dejarse interrogar por el diálogo con el Evangelio que nos ilumina» para realizar una «acción con el criterio evangélico y desde la experiencia».

El arzobispo de Lima advirtió que la catequesis no debe ser un «adoctrinamiento estricto y de memoria», en donde se de prioridad al cumplimiento de normas y reglas que aturden a las personas con tantos conceptos. «Estamos para alentar y levantar a las personas a vivir intensamente la experiencia de encontrarse con el Señor», para escucharlos y dejar que puedan expresarse en sus lenguajes.

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo.

La Escuela de Catequesis, promovida por la Comisión de Catequesis y Evangelización (y bajo el acompañamiento pastoral del Padre Víctor Solís), marca el inicio de un proceso de renovación en la vida de nuestra Iglesia de Lima y en el espíritu de nuestros catequistas, desde una perspectiva sinodal, misionera, solidaria y comunitaria.

Bajo esta premisa se celebró la Misa de Clausura y Envío en la Parroquia Santa Rosa de Lima, en Lince. El arzobispo Carlos Castillo, reflexionó en su homilía, sobre la importancia de «dejarnos evangelizar» para poder «anunciar el Evangelio bajo la fórmula de la catequesis».

En ese sentido, el obispo de Lima se inspiró en el Evangelio del día (Mc 7, 31-37), que narra la sanación de un sordomudo, para explicar cómo es la catequesis de Jesús: una experiencia de la comunicación del amor del Señor y de su alegría.

Toda catequesis es kerigmática, porque da prioridad al anuncio alegre del Evangelio.

Monseñor Carlos afirmó que la prioridad en una catequesis es el anuncio alegre del Evangelio, sin embargo, muchas veces nos enfocamos en comprender la vida sacramental (bautizo, primera comunión, confirmación) como una sucesión de anuncios (primero, segundo, tercero…), olvidando que cada programa es un encuentro y una experiencia kerigmática. Y agregó:

Nosotros no estamos para dar charlas de aburrimiento, estamos para alentar a las personas a vivir intensamente la experiencia de encontrarse con el Señor y de amar porque se es amado. 

Retomando la lectura del Evangelio, el Primado del Perú destacó la actitud que tuvo el Señor ante el sordomudo: no sólo le impone las manos, sino que le anuncia el Evangelio. Para ello, primero, lo aparta de la gente a un lado. Este es un gesto, una primera nota de la evangelización que nos habla de la importancia de «reconocer y saber tratar, desde la intimidad, los problemas que tienen las personas».

La catequesis no es un adoctrinamiento estricto y de memoria.

Los gestos de Jesús nos permiten entender que Él no ha venido a adoctrinarnos, sino que establece una «comunicación de vida» para centrarse hondamente en cada persona, en este caso, en el sordomudo, a quien le mete los dedos en los oídos y, con la saliva, le toca la lengua. «El Señor no tiene miedo de comunicarse y comunicar íntimamente su vida a este pobre hombre», aseveró el arzobispo.

Cuando se evangeliza, no se trata de comunicar conceptos; cuando se catequiza, se quiere generar un eco personal, un anuncio capaz de levantar a las personas, de hacerlas ser, de reconocer su grandeza dentro de su complejidad y ayudarlas.

Monseñor Castillo aseguró que hemos heredado, en la catequesis, «la sordera por exceso de doctrina», por el exceso de normas y reglas que aturden a la persona con tantos conceptos, al punto que no es posible escucharlas y dejarlas expresar. «Ya la persona no razona en su interior, se vuelve “sorda” y también “muda”, porque no tiene palabras de la experiencia que le permitan decirse, porque nuestras palabras no permiten que reconozca su valor, su ser. Y esto lo vemos en los seminarios, lo vemos en las catequesis, y hasta en el trato que tenemos en la casa. ¡Te va a castigar el Señor si no haces eso!, se suele decir», advirtió.

El riesgo de una «educación bancaria» y una «conversión» por miedo.

Dirigiéndose a los catequistas y formadores de la Escuela de Catequesis, el arzobispo de Lima reiteró que los excesos de reglas «hacen que las personas se apoquen, se amilanen y se vuelvan niños». El prelado señaló que hay un exceso de una «educación bancaria», en donde “depositamos” todo en el cerebro, hacemos un hueco (como el chanchito), y les metemos depósitos de conceptos y conocimientos, sin reflexión.

«Este es uno de los problemas que tenemos en la Iglesia – puntualizó el Monseñor – obligar a que los chicos de la catequesis se conviertan porque, si no lo hacen, se van a condenar. Entonces, los muchachos aceptan convertirse, pero sin alegría, sin convicción, sin sentido, por miedo», recalcó.

¡Effetá! Una catequesis que se abra al mundo.

Y, ¿qué hace al Señor cuando aparta al sordo? Está haciendo que ese ser humano, mediante la curación, recobre también el sentido de vivir. Eso se expresa cuando el Señor le dice «¡Effetá!» (Ábrete). 

Ante esto, el obispo de Lima indicó que una catequesis «que limita a las personas a su mundo», es una catequesis opuesta a lo que quiere el Señor. «Cuanto más callada es una persona, más “taponeada” está. Y para evitar eso, tiene que salir a las calles a gritar, tienen que defenderse de todo el mal que existe. Esto implica considerar que cada cosa que hagamos en la catequesis sea una comunicación profunda como la del Señor, que abre a las personas, que no las cierra en su mundo, que no las ensimisme ni les crea temor», dijo.

Hay maneras de amar que, entrando en lo profundo, hacen recapacitar a las personas. Y ese es el gran desafío que tenemos como país: que nuestra evangelización cale en la gente y la haga inteligente para poder afrontar juntos los problemas, como personas humanas, sin destruirnos.

Finalmente, Monseñor Carlos exhortó a que todos podamos tomar conciencia de la grandeza de la evangelización a través de esta catequesis experiencial, viva y comunicadora. «Estos elementos de experiencia son centrales porque Jesús nos habló siempre y compartió experiencias con nosotros. Hagámoslo también con nuestros hermanos que tanto necesitan que los comprendan», concluyó.

La Escuela de Catequesis Arquidiocesana fue posible gracias a la colaboración desinteresada de muchos jóvenes, agentes pastorales, sacerdotes y profesores del extranjero. Queremos enviar un agradecimiento especial a la hermana Claudia Núñez (Canonesas de la Cruz), al Padre Alberto Scalenghe, así como a los jóvenes y adultos voluntarios de San Pío X.

Ha nacido, en nuestra Arquidiócesis de Lima, la «Ruta de la Solidaridad y el Hermanamiento Nacional», una cadena de apoyo humanitario con la participación directa de nuestras parroquias. Es así, como agentes pastorales y laicos, canalizan sus donaciones a través de Cáritas Lima, para ayudar a alrededor de 19 mil personas que pertenecen a comunidades parroquiales con menores recursos.

A raíz de la pandemia, el trabajo de Cáritas Lima se intensificó para enfocarse en la asistencia alimentaria, y promovió una serie de iniciativas solidarias en favor de nuestros hermanos más necesitados. Desde entonces, miles de familias en nuestra ciudad, encontraron una luz de esperanza en medio de la dura crisis (acentuada ahora por la crisis económico-social nacional y global).

Gracias a ello, durante el 2022, las ollas comunes y comedores parroquiales y populares de Lima, recibieron 200 kits de víveres no perecibles (cada uno de 460 kg. aprox.) para abastecer a sus poblaciones, a través del programa de Asistencia Alimentaria.

Cabe mencionar que Perú se ha convertido en el país con mayor inseguridad alimentaria de Sudamérica. Según el Midis, en el país se encuentran registradas 3,542 ollas comunes, de las cuales 2,516 se concentran en Lima Metropolitana, lo cual corresponde al 70% del total.

Espíritu y acción solidaria entre parroquias de Lima.

En esta ocasión, nuestra Vicaría de Pastoral Social y Dignidad Humana, ha dado a conocer los frutos de su denominada «Ruta de la Solidaridad y el Hermanamiento Nacional», iniciativa que conecta en espíritu y acción solidaria a parroquias con otras ubicadas en zonas vulnerables.

«La solidaridad es como una pequeña semilla que se «cultiva» en el corazón de cada uno. Luego, crece, florece y se multiplica gracias al amor y la fe. Todos somos parte de una gran cadena de solidaridad que solo funciona si estamos unidos», es el llamado que comparte Cáritas Lima en un video difundido en sus redes sociales.

Solo durante el año pasado, las campañas solidarias interparroquiales promovidas por el «brazo social» del Arzobispado de Lima, han permitido que se ofrezca apoyo alimentario a 18.942 personas, pertenecientes a 31 parroquias y santuarios.

Programa Mateo 5:16

Esta no es la primera vez que Cáritas Lima se enfoca en integrar el trabajo pastoral y comunitario en las parroquias de la Arquidiócesis. Por mencionar un ejemplo, en el último año, el programa Mateo 5:16, conformado por 22 parroquias y 11 colegios parroquiales, ha logrado recolectar 25,521 kg. y 7450.74 kg. de víveres, respectivamente.

«En este tiempo, hemos logrado formar una cadena solidaria con participación directa de las parroquias, fomentando la comunicación y el hermanamiento entre párrocos, agentes pastorales y laicos; así como la sostenibilidad de donaciones en favor de la población más vulnerable de nuestro ámbito», ha expresado nuestra Cáritas en un comunicado.

Más de 500 personas de la comunidad educativa de la AIEC, entre directores de colegios, docentes, alumnos y párrocos de colegios parroquiales, acudieron a la Catedral de Lima para participar de la Misa de Envío oficiada por Monseñor Carlos Castillo. El prelado manifestó, a la luz del Evangelio, que tenemos «la misión central de anunciar a Dios a través de la educación y la formación humana» que nos permite ver el «sentido hondo, cristiano y creyente que aportamos al mundo». (leer transcripción de homilía)

Al inicio de su homilía, Monseñor Castillo explicó que, cuando nos unimos en oración, «entramos en el Espíritu de Dios» que se manifiesta a partir de nuestra experiencia humana, no fuera de ella, porque «el Señor se encarnó en nuestra experiencia».

Por lo tanto, la formación que recibimos en la escuela nos permite comprender «el sentido más profundo de lo humano» que debe aplicarse en todos los ámbitos de la vida. «Por ejemplo, es muy importante calcular, pero si solamente calculamos y eliminamos todos los otros elementos de la vida, nos volvemos locos», afirmó el arzobispo.

Volver a los fundamentos, volver a Jesús.

Ante las autoridades de los colegios pertenecientes a la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC), el obispo de Lima aseguró que venimos afrontando una «crisis de sentido» que demanda, de nosotros, la capacidad de «volver a los fundamentos», es decir, volver a Jesús y al Evangelio, para entender nuestra misión de «refrescar el sentido hondo, cristiano y creyente que aportamos al mundo».

Esta misión, implica, enfrentar las situaciones de contradicciones y polarizaciones que nos ocurren, para aprender a educar y vivir en la diversidad. «Eso es lo más evangélico que existe», resaltó el Monseñor.

La actitud pedagógica del Señor para resolver los problemas.

En alusión al Evangelio de Marcos (7, 24-30), que narra la curación de la hija de una mujer siria de Fenicia, el arzobispo de Lima destacó la actitud pedagógica que tiene el Señor para resolver un problema. Esta mujer, proveniente de un pueblo acostumbrado a maltratar a los campesinos galileos, le ruega a Jesús que saque al demonio que poseía a su hija.

El Señor, que conoce bien el enfrentamiento cultural e histórico de estos pueblos, comprende que, para educar e introducir el Reino de Dios, «es necesario superar los prejuicios y los maltratos», en ambos lados, porque Dios se esconde dentro de la vida de las relaciones culturales y humanas.

El modo de proceder de Jesús permite que la mujer muestre un cambio de actitud. Esto significa que las palabras del Señor nos interpelan, de igual forma que la educación suscita que la gente exprese un nuevo pensamiento y una nueva idea. Por eso, todas las personas comprometidas por la educación deben ser capaces de desarrollar «una educación suscitadora, de reflexión y expresión», y no una educación bancaria que reduzca todo a unos cuantos conceptos.

El Señor sabe enseñar teniendo en cuenta el sufrimiento humano, pero también considera el sufrimiento humano contextualizado que, a veces, se mulitplica por los prejuicios históricos que hemos acumulado.

Dirigiéndose a toda la comunidad educativa de la AIEC, Monseñor Castillo recordó que la misión principal de la Iglesia no solo consiste en resolver las necesidades inmediatas (compartir el alimento, acompañar al enfermo, alentar), también debe «abrir paso a un lenguaje distinto, donde la gente se trate con cariño y reconozca la grandeza del ser humano».

La AIEC es toribiana y misionera como nuestro fundador. Que el testimonio de Santo Toribio nos inspire a anunciar la hondura de la fe y el sentido profundo de las cosas, para hacer posible el hermanamiento y la pacificación en nuestro país.

La Misa de Envío presidida por el arzobispo de Lima contó con la participación de las siguientes instituciones: Colegio Nuestra Señora de Montserrat, Colegio Reina de las Américas, Colegio Nuestra Señora de Cocharcas, Colegio Virgen del Rosario, Colegio San Francisco Javier y el Colegio San Ignacio de Loyola.

También acudieron las autoridades y alumnos del Colegio Apóstol San Pedro, Colegio San Juan María Vianney, Colegio Santa Rosa de Lima, Colegio San Norberto, Colegio San Ricardo, Colegio Santísimo Nombre de Jesús y el Colegio Santiago Apóstol.

En el marco del Plan Pastoral Arquidiocesano, el equipo de la Pastoral de Salud dio a conocer todas las actividades que se realizarán en la «Semana de oración por los enfermos 2023», del 5 al 12 de febrero.

Como todos los años, la Pastoral de Salud de nuestra Arquidiócesis ha convocado a una semana dedicada a la oración por nuestros enfermos. El lema de este año está inspirado en el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de oración por los enfermos: ««Cuida de él». La compasión como ejercicio sinodal de sanación».

«Durante esta semana, les animamos a que promuevan, libremente, iniciativas de oración, tanto en nuestras parroquias como en nuestras comunidades religiosas, que están ligadas al mundo del dolor, al mundo de la enfermedad», ha indicado Monseñor Guillermo Elías, asesor de la Pastoral de Salud.

Nuestro obispo auxilar señaló que esta labor pastoral «es muy importante porque podemos acompañar a ese ser frágil que todos, en algún momento, vamos a tener. Los animo a que cada comunidad logre tener un coordinador en esta área y que impulse el crecimiento del número de voluntarios para servir al Señor en los que sufren».

Tríptico informativo de la Pastoral de Salud.

Para una mejor organización, la Pastoral de Salud ha compartido un material de apoyo con una serie de orientaciones, gestos y oraciones para cada día de la semana.

Descargar guía informativa de la «Semana de oración por los enfermos 2023»

Para más información puede contactarse con la sra. Jacqueline Campos al +51 940 148 369 escribirnos a psaludlima@gmail.com y seguirnos en nuestras redes sociales en facebook e instagram.

Devocionario de bolsillo.

También es posible descargar de forma gratuita el «Devocionario de bolsillo», una herramienta práctica de oración que podrá guiar nuestros momentos de reflexión durante esta jornada sinodal de acompañamiento y servicio.

Misa en Catedral de Lima.

La Pastoral de Salud dio a conocer que la «Semana de oración por los enfermos» concluirá con una Santa Misa en la Basílica Catedral de Lima el próximo domingo 12 de febrero. La Eucaristía será presidida por Monseñor Carlos Castillo y se realizará la unción de los enfermos y adultos mayores presentes.

Próximos eventos.

El equipo responsable adelantó que en el mes de marzo se realizarán dos talleres de formación para los coordinadores y voluntarios de Pastoral de la Salud de todas las comunidades (sábado 18 y sábado 25).

El último fin de semana, representantes de distintos movimientos familiares de nuestra Arquidiócesis de Lima, participaron de una jornada de trabajo donde se desarrollaron las principales acciones significativas previstas para este año a la luz del Plan Pastoral 2023.

En comunión con el lema del Plan Pastoral: «Iglesia de Lima: comunitaria y solidaria, participativa y misionera», diferentes representantes familiares y agentes pastorales se dieron cita en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo para avanzar en la implementación del Plan Pastoral de Conjunto en todas las comisiones de Familia y Vida de nuestras parroquias.

Este encuentro contó con el acompañamiento y asesoramiento de Monseñor Guillermo Elías, obispo auxiliar de Lima, quien calificó el trabajo pastoral de la Comisión de Familia y Vida como una «vertiente de Gracia».

Elías reflexionó sobre la importancia de vivir en comunión con Dios y con los demás. «El hombre nuevo es un ser comunitario, porque es imposible estar en comunión con Dios si realmente no estamos en comunión con el hermano», precisó.

En ese espíritu sinodal, Monseñor Guillermo recordó que la familia tiene una misión fundamental en la Iglesia y la sociedad: hacer la voluntad de Dios en el seno de las familias, de los matrimonios, de cada hogar. Pero, para llegar a este punto, «requerimos conocernos, organizarnos, saber la riqueza que realmente tenemos y crear un mundo animado por la fuerza creadora de lo que puede producir el amor», afirmó.

Consolidar un proyecto de familia en la Iglesia de Lima.

«La vida cristiana es un inmenso proyecto de comunión para todos. No se puede vivir la vida cristiana en soledad», con estas palabras, Guillermo Elías recalcó el valor que tiene la Comisión de Familia y Vida para consolidar un proyecto de familia en la Iglesia, donde «todos podamos enriquecer con nuestros aportes». Eso requiere acogida y apertura, porque no pueden haber «carismas sin dones asilados de la organicidad con la que cuenta la Iglesia».

Conocer la realidad y ponernos al servicio.

Considerando todas estas premisas, fue presentado el Plan Pastoral 2023 a todas las familias presentes, reiterando que el trabajo pastoral debe hacerse en comunión, aprendiendo a escuchar a todos y sin excluir a nadie. «Queremos conocer la realidad para ponernos al servicio de esa realidad y poderla servir. Todos están invitados a poner, en comunión, toda la riqueza que tenemos», enfatizó Monseñor Elías.

Necesitamos sentarnos y reencontrar líneas de orientación. No queremos detener nada, queremos promover.

En otro momento de la jornada, se abordaron las principales acciones significativas arquidiocesanas previstas para los próximos meses. Las familias participaron con sus ideas y sugerencias respecto a cómo podemos vivir una pastoral en conjunto que nos ayude a vivir la espiritualidad comunitaria. Para ello, se plantearon diferentes acontecimientos claves en la Iglesia (tiempo de cuaresma, mes de la Patria, mes de la familia, mes del Señor de los Milagros, adviento, entre otros).

A lo largo del año 2022, en época de pospandemia, la Vicaría de Pastoral y Dignidad Humana – Cáritas Lima, ha venido desarrollando un trabajo integral y pastoral orientado, principalmente, a la asistencia alimentaria, la salud y protección social en favor de las familias más vulnerables de nuestra ciudad.

En ese sentido, conversamos con Jorge Herrera, director de Cáritas Lima, quien compartió un breve alcance de todo lo desarrollado durante el año 2022. Los resultados obtenidos han sido posibles gracias a la cooperación y la colaboración comunitaria de diferentes parroquias de nuestra Arquidiócesis, así como otras instituciones públicas y privadas, empresas y la sociedad civil.

Prioridad: atención alimentaria en medio de la crisis.

“En el escenario de pospandemia, hemos tratado de ver qué requiere la familia para continuar afrontando esta situación. Independientemente de la Pandemia, en la actualidad, se suma la situación de crisis social, económica y política que viene afrontando nuestro país. Es por eso que Cáritas Lima ha priorizado la atención alimentaria”, ha explicado Jorge Herrera.

Prácticas alimentarias y cocinas saludables.

En el tema de la salud, el director de Cáritas Lima afirmó que, a través del programa “Cocinas Saludables”, se ha brindado capacitaciones a las madres de las ollas comunes y de los comedores parroquiales y populares para que puedan fortalecer sus conocimientos y capacidades en favor de prácticas alimentarias saludables para la preparación de sus alimentos.

Red de parroquias en sintonía.

Por otro lado, el año 2022 fue un año clave para el trabajo comunitario con las parroquias de nuestra jurisdicción eclesiástica. Herrera aseguró que las comunidades parroquiales se han encargado de recabar información relevante sobre la situación en la que se encuentran los hermanos de las ollas, comedores populares y vecinos de comunidad.

Esta información ha sido de gran importancia para que la entrega de donaciones, víveres y menestras, se realice de forma organizada, pero, sobre todo, justa. En esa línea, gracias a este trabajo articulado, a través del programa «Asistencia Alimentaria», Cáritas ha entregado, mensualmente, un promedio de 20 kits a las ollas comunes y comedores de la ciudad (para un promedio de 20 días).

Ampliar y fortalecer la sostenibilidad de las ollas comunes.

El programa Mateo 5:16, ha permitido que se amplie y fortalezca la sostenibilidad de las ollas comunes y comedores de la ciudad. Así lo refirió Jorge Herrera: “Convocamos a las parroquias de nuestra Arquidiócesis, aquellas con mayor estabilidad económica, para que apoyen a las que se encuentran en situación de vulnerabilidad. De esta manera, la parroquia se organiza con su comunidad para recibir las donaciones y, luego, Cáritas se encarga de distribuir lo recolectado entre las parroquias que lo necesitan».

A la fecha, venimos trabajando con 19 parroquias y estamos logrando una intervención más integral y una cadena solidaria donde participan parroquia – comunidad – sociedad.

De otro lado, entre las principales perspectivas para el 2023, el director de Cáritas Lima adelantó que se complementarán todos los programas y proyectos desarrollados el año pasado:

“La prioridad para este 2023 se seguirá centrando en el eje alimentario, ya que la situación de crisis que venimos atravesando y la guerra en Ucrania, afecta fuertemente a nuestro país. Entonces, continuaremos acompañando a las familias a través de la entrega de kits, entre otros programas más», informó.

Cáritas Lima anunció que se avecinan nuevas campañas de despistaje de anemia y desnutrición «con el fin de hacer un seguimiento y monitoreo, de manera especial, a niños menores de 5 años”.

Agradecimientos.

Finalmente, Herrera se mostró agradecido «por la solidaridad, el compromiso y la confianza plena de las instituciones, empresas, parroquias y sociedad en general, que se han sumado a las actividades que ha realizado Cáritas Lima a lo largo de estos años».

El último fin de semana, se llevó a cabo la Toma de Posesión del primer párroco del Santuario Parroquial «San José el Justo», el Padre Octavio Alipio Soto Laredo, OSJ. La Eucaristía estuvo presidida por Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima.

En noviembre de 2022, mediante decreto Canc.-151/Arz/2022, Monseñor Carlos Castillo aceptó el pedido de los Oblatos de San José para crear el primer Santuario Parroquial «San José el Justo», con las facultades que le corresponden según los cánones de la Iglesia. El anuncio de su creación coincide con los 75 años de la presencia en el Perú de los Oblatos de San José.

«Al llegar al Perú en 1948, pocos años después, los Oblatos de San José fundaron una comunidad en la zona particularmente conocida como «La Parada», en el distrito de La Victoria, en la jurisdicción de la Parroquia La Sagrada Familia. Desde entonces, los Oblatos, fieles a su carisma, se dedicaron a la formación cristiana de niños, jóvenes y adultos a través de la catequesis; además del acompañamiento espiritual y formación de los laicos», señala el comunicado enviado por la Congregación.

Este camino de servicio y acompañamiento ha dado sus frutos, porque el pasado domingo 29 de enero se ofició la Toma de Posesión del Santuario Parroquial “San José el Justo”. «Esta gracia para la feligresía limeña es, sin duda, un maravilloso don» aceptado por la Congregación de los Oblatos de San José.

La solemne Eucaristía estuvo presidida por Monseñor Salaverry, OP, obispo auxiliar de Lima, quien hizo un llamado a «dejarse inspirar en la figura de San José» para continuar «el servicio humilde y laborioso en la Iglesia».

El Padre Octavio Alipio Soto Laredo (24 años de sacerdocio), es el primer párroco del Santuario Parroquial «San José el Justo» (anteriormente se desempeñó como Rector del Santuario desde enero de 2021). El Padre Alipio también se desempaña como Segundo Consejero de la Congregación de los Oblatos de San José.

El último fin de semana, alrededor de 200 jóvenes provenientes de la pastoral juvenil de las parroquias de nuestra Arquidiócesis, participaron del «Primer Encuentro de Jóvenes Catequistas» con la esperanza de renovar el itinerario catequético desde un nuevo programa que acompañe a los jóvenes en sus espacios vitales.

Al término del plenario, después de compartir los aportes y sugerencias de los representantes juveniles, todos los asistentes cantaron al pie de la Cruz: «Escucha Padre a tu pueblo: ¡Queremos la paz!»

Gran entusiasmo y alegría se vivió en el «Encuentro de Jóvenes Catequistas», el primero de una serie de jornadas dedicadas a vivir la sinodalidad en la Pastoral Juvenil de todas las parroquias. El Seminario Santo Toribio de Mogrovejo fue el lugar de acogida para los diferentes representantes juveniles de nuestra Iglesia de Lima, quienes se reunieron para plantear la elaboración de un «Programa Común de Iniciación Cristiana Juvenil».

En ese espíritu, Monseñor Carlos Castillo, quien lideró esta convocatoria, expresó su alegría por la amplia participación de los catequistas y jóvenes aspirantes. El prelado recordó la importancia de que este tipo de procesos se realicen sinodalmente, es decir, «caminando juntos, conversando y decidiendo juntos».

Insertar la fe en el corazón de todas las realidades humanas.

El arzobispo de Lima explicó que, como Iglesia de Lima, tenemos la misión de «insertar la fe en el corazón de todas las realidades humanas», especialmente, en el caso del joven, que experimenta una serie de cambios y desafíos «que deben ser reflexionados a la luz del Evangelio».

Jesús nos enseña, con su propia experiencia, a ser seres humanos en el corazón de nuestra historia, para que demos testimonio de la alegría del amor de Dios.

«El Papa Francisco dice en la Christus Vivit que los sacramentos deben estar insertos en la vida de los jóvenes y deben responder a sus búsquedas, a sus necesidades, a sus problemas», reflexionó el obispo de Lima.

Trabajos grupales y plenario general.

El «Primer Encuentro de Jóvenes Catequistas» tuvo como protagonistas a los propios jóvenes, agentes pastorales y aspirantes a catequistas. Ellos se reunieron en varios grupos para abordar una serie de temas y problemáticas desde el método: ver – juzgar – actuar.

Fue así que se propuso reflexionar sobre la realidad de los jóvenes, sus dificultades e inquietudes. Después de una lluvia de ideas, los grupos juveniles meditaron cada tema a la luz de la Palabra de Dios. Posteriormente, se armó una propuesta por cada grupo y se presentaron las sugerencias hechas por los jóvenes en un plenario general.

Primeros frutos del plenario con los jóvenes.

Durante el plenario, los jóvenes manifestaron su preocupación por una gran diversidad de temas (valores, identidad, fe, salud mental, enamoramiento, redes sociales, familia, entre otros).

Uno de los representantes juveniles habló sobre la importancia de «constrastar el ejemplo de Cristo en nuestro día a día, para discernir los valores que me identifican como testimonio». También se resaltó la importancia de la oración como fuente de inspiración «para afrontar situaciones adversas» y «no caer en la desesperanza».

En otro momento, se hizo especial hincapié en los sentimientos de exclusión y rechazo que muchos jóvenes sienten por parte de la Iglesia. «¿Cuál debe ser nuestra actitud, como miembros de la Iglesia católica, con aquellas personas que piensan diferente?», se preguntaron.

La salud mental fue otro de los temas mencionados en el plenario juvenil. Se reconoce que hay serios problemas de soledad, depresión y autoestima. Por ello, es importante que los programas de catequesis recuerden que «Dios está presente en todas las circunstancias, acompañándonos en todo momento, sobre todo, en los malos. Nosotros debemos acompañar a los demás en su sufrimiento, en sus tristezas, siempre dando una luz de esperanza», se recalcó.

Jesús, con su Gracia eterna, nos permite levantarnos para poder salir adelante, mirar hacia adelante con esperanza.

Por otro lado, también se abordó el tema de las redes sociales y las herramientas digitales como «un instrumento de evangelización». Es importante que se fomente un buen uso de las redes sociales y se promueva una cultura del cuidado de la vida. «Si tu vida quieres cuidar, a desconocidos no debes agregar», resaltaron los jóvenes.

La familia también es un aspecto de relevancia en la comunidad de catequistas. Es sabido que las estructuras han cambiado, y esos cambios implican nuevos desafíos para convivir de forma armoniosa. Es importante aceptar la diversidad de familias e identificar posibles situaciones de violencia o maltrato dentro del hogar.

Todos los aportes del «Primer Encuentro de Jóvenes Catequistas» se consolidarán en un documento que sirva como instrumento para la renovación del itinerario catequético de las parroquias.

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