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Diferentes organizaciones de base, colectivos y dirigentes de todas las orientaciones religiosas en nuestro país, participaron de un diálogo sincero convocado por el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, para reflexionar juntos sobre la pacificación en el Perú. El encuentro, llevado a cabo en el Palacio Arzobispal, permitió escuchar distintas voces representativas e iniciar el primer paso hacia un proceso de hermanamiento nacional.

Monseñor Castillo sostuvo un encuentro con los representantes del Consejo Interreligioso del Perú – Religiones por la Paz, que congregó a líderes de la religión hebrea y judía, religiosos de origen budista, grupos musulmanes, amigos cristianos evangélicos y otras religiones, en un diálogo interreligioso donde se abordó la necesidad de establecer un camino de pacificación en el país.

«El propósito de este encuentro es pensar cómo organizamos, desde la base, un proceso de hermanamiento nacional. Quisiéramos proponerlo como Iglesia católica a todas las iglesias, a todas las religiones y a nuestro pueblo», expresó el arzobispo de Lima al inicio del encuentro.

Posterior a esta primera reunión, se dio inicio a un encuentro con líderes de distintas organizaciones sociales, entre ellas: Red de Ollas Comunes de Lima Metropolitana, Confederación Campesina del Perú, Organización Regional Líderes Sin Fronteras, Asociación de Viudas Madres y sobrevivientes de miembros de las Fuerzas Armadas y la Polícia Nacional del Perú, Asociación Legión Patriotas del Perú, Acción Patriótica.

A nivel de colectivos, participaron: Colectivo Unidas todo lo podemos, Colectivo Apertura, Colectivo Justicia Social, Colectivo Arica no se rinde, Colectivo Marchas Perú, Colectivo Cívico Militar Pedro Ruiz Gallo, Colectivo Ama Kella, Colectivo Zarumilla Fuerza Azul, Colectivo Perú para todos.

También acudieron representantes de la Red Promotora de Salud Lima-Callao, Cualición Ciudadana, docentes universitarios y regidores de Lima.

Al término de la reunión y por acuerdo común, se determinó elaborar un manifiesto a la opinión pública que recoja los aportes, ideas y sentires expuestos en este primer encuentro entre religiones y organizaciones sociales.

Por su parte, el Primado del Perú, monseñor Castillo, agradeció a todos los asistentes por la sinceridad y la pronta respuesta a esta primera convocatoria que busca empezar a entretejer la red de la paz y evitar que la violencia continue desatándose en nuestro país.

Escribe: Jessica Laurente.

“Un ángel de Dios se le apareció a José en un sueño y le dijo: «Levántate. Escapa a Egipto con el niño y con su madre, y quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Esa noche, José escapó a Egipto con María y con el niño, y se quedó allí hasta que Herodes murió”. (Mateo 2:13-15)

Este pasaje corresponde a la huida de José, María y Jesús a Egipto. Ellos también fueron migrantes y tuvieron que escapar para proteger sus vidas. Han pasado muchos años de este acontecimiento, sin embargo, millones de personas de diferentes nacionalidades siguen viviendo esta situación de persecución y movilización forzada.

En ese sentido, hoy celebramos el Día Internacional del Migrante, fecha en la cual se busca crear conciencia sobre la necesidad de comprometernos en respetar y dignificar los derechos de los más de 300 millones de migrantes en el mundo que se desplazan por diferentes circunstancias en favor de un mejor futuro para sus familias.

Por ello, el Papa Francisco señaló en la 108° Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2022 que nadie debe ser excluido y que es necesario construir el reino en comunidad: “Nadie debe ser excluido. El proyecto de Dios es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales, entre ellos, hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino. Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación”.

De esta manera, nuestra Iglesia de Lima, siguiendo la línea del Santo Padre, acoge a los hermanos extranjeros que viven en nuestro país a través de las diferentes pastorales, parroquias y movimientos y comunidades de nuestra Arquidiócesis de Lima, trabajando solidariamente para construir una Iglesia solidaria y de acogida para todos.

Testimonio de los Misioneros Scalabrinianos.

Nuestra Oficina de Prensa y Comunicaciones conversó con el Padre Luiz Carlos Do Arte, presidente de la Congregación de los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos y director de la Casa de Acogida Beato Juan Bautista Scalabrini, lugar de acogida a los hermanos migrantes en situación de pobreza extrema que llegan a nuestro país.

El padre Luiz nos indicó que la casa actualmente recibe a un promedio de 60 personas, de manera especial, a la población más vulnerable, madres y niños que se encuentren en situación de pobreza y pobreza extrema. Asimismo, el proceso de acogida es temporal, es decir, hasta que la familia pueda lograr ser estable por sí misma.

“Nosotros acompañamos cercanamente a cada hermano en la casa y vamos viendo cuáles son las necesidades y cuáles son las capacidades que tienen para que puedan estar bien y puedan salir de la casa ya construyendo algo y protegiendo a su propia familia”, reafirmó el director de la casa.

De esta manera, a diario, en el albergue todos los residentes reciben sus alimentos, pero, además, cuentan con diversos espacios para que puedan aprender y potenciar sus capacidades tanto adultos y niños. Cuentan con talleres de pintura, sesiones de soporte psico-emocional, charlas motivacionales, entre otras, con el fin de que puedan salir adelante, buscando nuevas posibilidades de crecimiento.

Asimismo, el padre Luiz nos comentó que este servicio es parte del carisma de su congregación, la cual es acompañar a los migrantes en el mundo y, también siguiendo el llamado que hace el Papa Francisco a la Iglesia universal: acoger, proteger, promover e integrar a todos los hermanos a los migrantes y refugiados sin distinción.

De igual manera, el presidente de los misioneros scalabrinianos, nos dijo que este servicio de acogida lo vienen desarrollando con el apoyo y la colaboración de la Comisión Permanente de DD.HH.& JPIC de la Conferencia de Religiosas y Religiosos en Perú; de organismos internacionales como ACNUR y el OIM; profesionales en general y la sociedad civil.

Ahora, compartimos el testimonio de dos familias que han pasado por la casa de acogida.

Eliazar Coronel: “Admiro y valoro la capacidad de trabajo y dedicación del pueblo peruano”

Eliazar Coronel, hermano venezolano, profesional en Medicina, llegó al Perú junto a su familia un 11 de setiembre de 2018, a raíz de la inclemente situación que vivía en su país, razón por la cual decide migrar.

Eliazar señaló que se siente muy feliz de vivir en nuestro país y está muy agradecido: “Estoy muy agradecido, porque he sido respetado, valorado como profesional, ya que, al mes de haber llegado, encontré trabajo y esto se lo agradezco a Dios”.

Sin embargo, al igual que otros hermanos migrantes, al comienzo, le costó mucho trabajo salir adelante: “Tuve algunos momentos en los cuales me sentí vulnerable, sobre todo, por el hecho de haber llegado al país sin dinero y para encontrar alojamiento los primeros días fue bastante difícil y, sí, pues, fui víctima de desprecios y xenofobia en algún momento, sin embargo, la caridad de Dios a través de muchos hermanos que me ayudaron hizo posible que hoy este bien”.

De esta manera, Eliazar sostuvo que solo tiene palabras de agradecimiento con Dios y el Perú: “Quiero agradecer al pueblo peruano por su apoyo y, además, admiro a Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, es una dicha caminar por las calles donde estos santos estuvieron. Yo admiro y valoro del pueblo peruano su capacidad para el trabajo y dedicación, en verdad, doy muchas gracias a Dios porque me ha bendecido”.

Robert Quintero: “Estamos encantados con el Perú, porque nos ha dado la oportunidad de trabajar y crecer”

Robert Quintero, al igual que Eliazar, es de nacionalidad venezolana y vino al Perú hace un año junto a su familia en búsqueda de un futuro mejor: “Nosotros salimos no solamente por la situación económica y social que se vivía, sino también por persecución política, ya que, somos periodistas y trabajábamos en medios de comunicación y tuvimos que salir, porque recibíamos amenazas de secuestro”.

En ese sentido, Robert y su familia estuvieron en Colombia por 7 años, tiempo en el cual realizaron un emprendimiento, el cual les fue muy bien. Sin embargo, la experiencia en dicho país no fue del todo amigable, por lo cual, decidieron venir a Perú.

“Con los ahorros que juntamos, decidimos venirnos a Perú, compramos los pasajes, fueron 7 días largos de viaje, en los cuales pasamos momentos muy difíciles porque nos robaron en el camino, sufríamos amenazas de muerte constantes, bastante traumático el viaje, no se lo recomiendo a nadie”, refirió Robert.

Finalmente, arribaron a Lima y, luego a Tacna, donde viven actualmente y agradecen a los misioneros scalabrinianos por acogerlos en la casa Santa Rosa, ya que le permitió a él y a su familia vivir dignamente: “Les agradeceremos toda la vida, porque gracias a ellos, podemos ser lo que somos ahora. Gracias a ellos mis hijas no pasaron hambre, no pasaron necesidad, tuvieron un techo para dormir”.

“Estamos encantados con el Perú, porque nos ha dado la oportunidad de trabajar y crecer. Nosotros, gracias a Dios, no hemos sufrido xenofobia ni discriminación, porque trabajamos muchísimo y nos hemos metido en el corazón de nuestros hermanos peruanos y ellos en el nuestro, son muy especiales para nosotros. Perú es un excelente país, con una cultura hermosa y con mucho por explotar”, finalizó Robert.

De esta manera, el padre Luiz, en el Día Internacional del Migrante nos motiva a ser todos uno para construir el reino de Dios: “Construir el futuro con los migrantes refugiados es darnos cuenta de que estamos de paso en este mundo, que no somos islas, sino que conformamos la misma humanidad. Entonces, juntos vamos construyendo este futuro y, en la construcción, nadie puede ser excluido, sino que, más bien, todos podemos trabajar juntos en edificar el Reino de Dios”.

¿Sabías qué?
Los misioneros scalabrinianos tienen una red de casas de acogida en 33 países. En el Perú cuentan con dos en los departamentos de Lima y Tacna. La casa de acogida en Lima fue fundada en el año 2018 y se encuentra ubicada en el distrito de San Miguel, donde, a la fecha, ya han brindado ayuda a más de 2000 hermanos migrantes de 18 nacionalidades.

En el IV Domingo de Adviento, Domingo de la Paz, nuestra Corona misionera visitó el Área de Oncohematología Pediátrica del Hospital Rebagliati, para escuchar la voz de nuestros niños, madres y enfermeras. «En los momentos de dificultad, de angustia y aflicción, Dios no nos abandona, Él nos da su aliento para reorientar nuestro camino, para ayudarnos y no destruirnos, para vivir en verdadera hermandad», es el mensaje que nos dejan a puertas de la Fiesta de la Navidad.

«En el seno de una joven llamada María, un Niño está por nacer. Dios se ha hecho pequeño, pobre y migrante. Un Rey “sin corona” nace despojado en un pesebre de Belén, viene para hablarnos desde lo escondido, en la soledad y el anonimato». De esta manera, nuestros hermanos del Hospital Edgardo Rebagliati, comparten la reflexión final del Adviento de las Periferias.

A través de este video mensaje, ellos nos recuerdan que el Nacimiento de Dios representa una esperanza «entre los últimos y descartados» porque Jesús «viene para reinar en los márgenes del mundo, viene para revelarnos que Dios es amor y solamente amor».

Encendemos la cuarta vela del Adviento comprometiéndonos a vivir el Nacimiento de Dios en el corazón de nuestras vidas y nuestros problemas.

El Dios de lo imposible llega para abrir nuevos horizontes. Por eso, «unidos a todos los que sufren, demos testimonio de su amor, salgamos al encuentro del Otro y seamos semilla de esperanza», es el llamado que hacen nuestros hermanos del Área de Oncohematología Pediátrica del Hospital Rebagliati.

En este IV Domingo de Advientoo, dispongámonos al misterio de Dios en la vida y aprendamos a identificarlo en el rostro de quienes más nos necesitan.

Nuestra Arquidiócesis de Lima, unida a todas las diócesis del país, anuncian una Jornada por la Paz para este domingo 18 de diciembre. En todas nuestras iglesias, capillas, santuarios y hogares, los invitamos a colocar la bandera del Perú y orar por la Paz en nuestro territorio nacional.

En sintonía con el llamado de nuestra Conferencia Episcopal Peruana, este domingo 18 de diciembre dedicaremos un día de Jornada Arquidiocesana por la Paz, embaderando nuestras iglesias y hogares para orar por todos nuestros compatriotas muertos en las últimas manifestaciones. También oraremos por todos nuestros heridos, policía, voluntarios y personas afectadas en estos días de confrontaciones.

De igual manera, desde las 11:00 de la mañana, en la Basílica Catedral de Lima, el arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, presidirá la Eucaristía por el IV Domingo de Adviento.

En este Tercer Domingo de Adviento, nuestra «Corona misionera» llegó hasta El Agustino, para recoger el testimonio de nuestros ancianos de la Comunidad «Abuelitos brillantes».

«Dejémonos llevar por su Espíritu y abramos un poquito el corazón para escucharnos, para entendernos, para vivir sin desesperación», es el mensaje que nos dejan los abuelitos de la Parroquia Santa Magdalena Sofía Barat.

Al llegar el domingo de la alegría, nuestros ancianos de la Comunidad «Abuelitos brillantes», nos recuerdan que «Dios se hizo Niño como el niño que alguna vez fuimos». Por eso, ellos nos llaman a preparar la venida del Señor «con paso firme y seguro».

«Encendemos esta tercera vela para compartir la alegría de la vida. El Señor viene para irradiar su Luz en todos los rincones del mundo», es la reflexión que se aprecia en el videomensaje de esta nueva semana de Adviento.

En el camino del Adviento, recibamos el don gratuito de la vida y demos testimonio del Señor compartiendo con los demás.

En otros momento, nuestros ancianos afirmaron que «el Espíritu de Dios vive en nosotros, pulula en nuestro pueblo, nace desde lo más recóndito y crece en cada hombre y mujer. Danza en nuestras plazas y sube a nuestros cerros».

Dejémonos interpelar por la voz de nuestros abuelos y abuelas, aprendamos a compartir y promover el diálogo entre generaciones, a valorar su experiencia y sabiduría para mirar el futuro con esperanza.

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, queremos recordar el llamado del Papa Francisco a tener una actitud misionera para acabar con la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo y de derechos sociales y laborales. En reiteradas ocasiones, el Santo Padre ha reflexionado sobre la importancia de que todas las personas del mundo tengan derecho a desarrollarse integralmente.

“Para defender los derechos humanos fundamentales hace falta coraje y determinación. Recemos para que aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias en crisis, para que vean que su sacrificio y su trabajo dé fruto abundante”, fueron las palabras de Francisco en abril de 2021. Hoy que celebramos el Día Internacional de los Derechos Humanos, queremos hacer eco al llamado del Santo Padre a vivir en igualdad y respetar la dignidad de cada persona, sin excepción.

En esta misma reflexión, Francisco instó a pensar “que muchas veces los derechos humanos fundamentales no son iguales para todos. Hay gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte”, recuerda. Pero estos derechos “tienen que ser iguales para todos porque cada ser humano tiene derecho a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país”.

Los derechos humanos y las enseñanzas de la Iglesia.

Cuando se habla de derechos humanos fundamentales se trata de derechos que todas las personas tienen básicamente por existir como seres humanos. Son inherentes a todos, independientemente de la nacionalidad, sexo, origen étnico o nacional, color, religión, idioma o cualquier otra condición.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, fue el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales.

También en la Iglesia, desde el Papa Juan XXIII en la década de 1960, con su encíclica Pacem in terris, los derechos humanos han tenido una importancia central en la enseñanza y la práctica social católica.

El Ministerio de Cultura, como parte de su ciclo de programación artística, y con el apoyo del Arzobispado de Lima, el Cabildo Metropolitano de Lima y la Comisión de Fe y Cultura del Arzobispado, presentó “Sinfonía No. 2 de Gustav Mahler” la noche del sábado 3 en las instalaciones de la Catedral de Lima.

De esta manera, la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario, el Coro Nacional del Perú, el Coro Nacional de Niños del Perú e integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil Eonia de Arequipa, todos bajo la dirección del maestro Pablo Sabat, deleitaron con su talento musical a todo el público que se dio cita en el evento, presentando una nueva edición de esta obra académica.

El público disfrutó de interpretaciones como Allegro maestoso, Andante moderato, In ruhig fliessender Bewegung (calmadamente fluido), “Urlicht” (“Luz primigenia”) Sehr feierlich, aberschlicht (solemne, pero simple) y, finalmente, Im Tempo des Scherzos (En el tempo del Scherzo), entre otros que los coros interpretaron.

¿Sabías qué?
La Segunda Sinfonía fue creada por el pianista y compositor europeo Gustav Mahler, popularmente conocida como “Resurrección”, la cual recoge, al igual que las demás obras del autor, un fuerte componente autobiográfico. De esta manera, Mahler busca responder a la pregunta sobre el futuro después de la vida, a través de las distintas melodías de esta majestuosa composición.

Al conmemorarse el 34.° Aniversario del Día de la Policía Nacional del Perú, Monseñor Carlos Castillo afirmó que todos estamos convocados a construir una República participativa por el bien común, capaz de hacernos sujetos de esperanza, sujetos de propuestas. «Tenemos que reconocer que nuestras fuerzas armadas y nuestras instituciones tutelares, especialmente, la Policía Nacional, han contribuido con sus vidas a poder hacer posible la solidaridad, la compañía a la gente», dijo en su homilía.

La Eucaristía celebrada en la Catedral de Lima, contó con la presencia del presidente de la República, Pedro Castillo Terrones; autoridades del Ejército del Perú, Marina de Guerra, Fuerza Aérea, oficiales, suboficiales y personal civil de la Policía.

Leer transcripción de homilía del arzobispo de Lima.

Monseñor Castillo destacó el trabajo activo y solidario de la Policía Nacional a lo largo de nuestra historia republicana, especialmente, en estos años de Pandemia. Este testimonio de servicio debe ser una inspiración para solucionar los problemas más apremiantes de nuestra sociedad. «Nos hemos gloriado de tener a nuestra policía, al ejército y la marina, subiendo los cerros a compartir lo que nos llegaba en Cáritas. Hemos podido tener una experiencia de amor verdadero que no tiene por qué desembocar en una lucha eterna destructora de nuestras relaciones, sino que es necesario que empecemos a entender que, más que pelearse, lo que importa es ver cuáles son los problemas principales y atenderlos ya», señaló.

Ustedes, hermanos de la Policía Nacional, son parte de esas instituciones tutelares que siempre procuran y han de procurar la vida común en la Patria.

En esa perspectiva, el arzobispo de Lima aseguró que todos estamos llamados a dar testimonio de que somos hermanos los unos de los otros, para vivir gratuitamente y transformar la historia abriéndola a un horizonte nuevo. «Hay que hacer el esfuerzo permanente de ver cómo salimos de las situaciones difíciles, tratando de comprender y, a través del diálogo, establecer formas de unidad que impliquen la capacidad, la nobleza de abrirse al Otro y dejar lo propio en favor del bien común», reflexionó.

Volver a nuestra vocación, a la vocación del Perú para la humanidad.

El obispo de Lima recalcó la importancia de vivir y amar a nuestra Patria desde las relaciones humanas y la historia común, reconociendo nuestras limitaciones y evitando las históricas tentaciones que han perseguido a nuestro país (la extorsión, la ambición, la corrupción, el interés propio).

«Como dice el himno de la Policía Nacional: “Policía soy, de corazón, por vocación, noble y leal con la tradición de los heroicos policías de ayer. Doy mi juventud, mi abnegación, mi patriotismo y lealtad para servir con fe y honor a la gloriosa Policía Nacional y al Perú”. Hermanos, estamos llamados a volver a nuestra vocación, tenemos que preguntarnos cuál es la vocación del Perú para la humanidad», comentó el Primado del Perú.

Monseñor Carlos precisó que los cimientos que sostienen a nuestro país son la solidaridad y el desprendimiento, «ése es el “oro del Perú”, la solidaridad entre los pobres. Las personas, cuando hay una emergencia, se organizan solidariamente y hacen caso a lo que la primera constitución dice: la participación de toda la sociedad en el bien común».

Intentemos, juntos, buscar un camino unidos sobre una base común, y empecemos a superar los problemas de hambre, de miseria, de crisis, de corrupción, decidiendo abiertamente luchar contra eso.

Dirigiéndose a la generación de jóvenes policías, el prelado indicó que la juventud «es la esperanza de nuestro país» y necesita vivir experiencias de alegría, de solidez, de ejemplo, de parte de todos nosotros. «Es necesario saber desistir de nuestras propias tentaciones y ceder a que las nuevas generaciones limpien nuestro país con una limpieza que viene de un corazón abierto y sano», reiteró.

Desde los cerros de Chorrillos, encedemos la segunda vela del «Adviento de las Periferias» junto a las mujeres de la Olla Común «Puertas del Cielo». Ellas nos invitan a «acabar con los “cerros” de la desigualdad y la indiferencia», porque todos «somos hechos para amar, para compartir la vida y no “cerrarnos” en nuestros intereses personales».

Así como María, las mujeres de las ollas comunes se levantan, parten apresuradas y salen al encuentro del Otro, a los «cerros de Judá», para visitar a Isabel; a los cerros del Perú, para compartir el pan. Este es el testimonio que nos dejan las mujeres de la Olla Común «Puertas del Cielo» al iniciarse nuestra segunda semana del Adviento de las Periferias.

«Movidas por el Espíritu del Señor, las mujeres de las ollas comunes hicimos nuevas todas las cosas. ¡Y la esperanza volvió a nacer! Así, también, nacerá el Niño Dios, “escondido” entre los humildes del mundo, los “invisibles” y descartados. ¿Estás preparado para recibirlo?», son las palabras de reflexión que puede apreciarse en el videomensaje.

«Volver» al pesebre. Todos somos hechos para amar.

En el Segundo Domingo de Adviento, todos estamos invitados a «volver» al pesebre, es decir, a la fuente inagotable del amor con que fuimos engendrados, un amor incondicional y gratuito que hemos experimentado desde el vientre materno.

Por eso, nuestras madres de las ollas comunes nos recuerdan que «todos somos hechos para amar» y podemos solucionar los problemas con entrañas de misericordia.

Encendemos la segunda vela del Adviento con la fe puesta en el Dios que nunca abandona y pone su amor en la humanidad.

En el II Domingo de Adviento, iniciemos juntos un proceso de conversión que nos permita renacer como país, y abramos nuestra vida al misterio de la Gracia del Señor.

La Comisión de Fe y Cultura, en coordinación con el Archivo Arzobispal de nuestra Arquidiócesis de Lima, organizó el «Primer Taller de Conservación Preventiva documental» dirigido a párrocos, colaboradores de las parroquias y personal administrativo del Arzobispado de Lima.

El evento tuvo como objetivo sensibilizar a los presentes sobre el adecuado manejo de los documentos y libros parroquiales que se custodian en cada dependencia, siguiendo las enseñanzas del Papa Pablo VI y su llamado a “conservan el paso de Cristo en la historia del ser humano”.

El taller inició con palabras de apertura del Padre José Antonio Ubillús, presidente de la Comisión de Fe y Cultura.

También intervino la directora del Archivo Arzobispal de Lima, Kelly Montoya, quién resaltó la importancia de trabajar en el cuidado de los documentos que se generan en cada parroquia.

La exposición principal estuvo a cargo de Carlos Espinal Bedregal, especialista en conservación, quien explicó cuáles son los factores que contribuyen al deterioro de documentos.

“Es necesario tomar acciones y aplicar métodos pasivos que no modifican la estructura física del objeto, a fin de proteger y asegurar la vida material y útil de los bienes culturales, interviniendo el entorno inmediato para controlar y ralentizar el riesgo de posibles deterioros”, señaló Espinal en su ponencia.

En la segunda parte del evento, el especialista hizo una demostración sobre ka forma adecuada para realizar la limpieza de libros y materiales. También mostró los materiales apropiados para evitar el daño o la contaminación de documentos.

Al término del evento, los responsables de la la Comisión de Fe y Cultura como el Archivo Arzobispal de Lima, adelantaron que se han programado tres talleres sobre organización documental eclesiástica y conservación preventiva. La fecha se anunciará próximamente.

Central telefónica
(511)2037700