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Este 08 de diciembre, Guillermo Elías Millares celebra 40 años de vida sacerdotal junto al Pueblo de Dios. Nuestro obispo auxiliar de Lima ha compartido con nosotros algunos recuerdos, anécdotas y experiencias en este largo camino de servicio y vocación. Este es su testimonio.

Escribe: Jessica Laurente.

Monseñor Elías nos comenta que inició su camino en la fe bastante joven, invitado por su primo a participar en la Parroquia Santa Rosa de Lince. El propósito inicial de esta invitación era conocer chicas, pues su vida transcurría entre el colegio y su casa, pero, finalmente, como él mismo lo dice entre risas: “fui a buscar chicas y terminé sacerdote”.

De esta forma, Guillermo Elías fue descubriendo el camino de la vida sacerdotal desde su experiencia como laico: “Descubrí a Cristo y lo hice mi amigo. Luego vino la duda de dónde vivir esa vida de Cristo, vino la inquietud y comenzó el discernimiento. Éramos varios jóvenes en la parroquia, me acuerdo que decidimos hablar con el párroco, nos escuchó a cada uno, algunos salieron desanimados y a mí me dijo: Memo, yo ya sé, yo ya lo sabía, pero ahora tienes que hablar con tu papá», recuerda el monseñor.

Elías confiesa que no fue nada fácil que su familia entendiera y aceptara su decisión de dedicar la vida al Señor, incluso por un largo periodo, tuvo que lidiar con el rechazo de sus hermanos mayores: “Cuando ingresé al seminario, mi mamá estaba feliz, pero mis hermanos, los cuatro mayores, se opusieron rotundamente. El mayor jugaba fútbol en la Selección de Perú, Roberto, él cuestionó que era una tontería esto y mi hermana me dejó de hablar casi 3 años. Pero con el tiempo, se fueron dando cuenta de mi vocación y terminaron siendo mis padrinos de ordenación sacerdotal”, agregó.

Aprender del Pueblo de Dios y de la gente más sencilla.

Ya ordenado sacerdote en 1981, nuestro obispo auxiliar trabajó en distintas parroquias de Lima: “Mi primer amor fue en la Parroquia San Lucas, cuando el cardenal Landázuri me había designado párroco. Apenas tenía 27 años y me asusté, pero recuerdo que él me dijo: ‘Yo sé lo que hago’. Y estuve casi 12 años. Luego me fui a estudiar un tiempo a Roma, regresé y el cardenal Vargas Alzamora me pidió ir a Comas. Esto fue para mi un giro de 180 grados. Me entregaron 13 capillas, más de 200 mil feligreses, fue todo un reto, pero tenía claro que quería ser sacerdote y aprender del Pueblo de Dios, de la gente más sencilla”, reveló.

Después de sus años en Comás, Guillermo Elías viaja a España, en Alicante, donde fue párroco unos años en San Antonio Abad (2006-2009). En este periodo, también realizó sus estudios de posgrado en Teología del matrimonio y la familia en el Instituto Pontificio de San Juan Pablo II.

A su retorno a Lima, desde 2010 fue párroco de la parroquia El Señor de la Paz y vicario episcopal de la Comisión de Matrimonio y Familia de la Diócesis de Carabayllo. En el año 2019, es nombrado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Lima por el Santo Padre: “Nunca soñé ni estuve pendiente de ser elegido obispo, pero por algo será. Estoy totalmente dispuesto y convencido que quiero morir sacerdote”, afirmó.

Visita a los hospitales durante el inicio de la Pandemia.

Por otro lado, durante los meses más intensos de contagio de la Pandemia Covid-19, Monseñor Elías, en representación de nuestra Arquidiócesis de Lima, visitó los hospitales, bendiciendo y dando la comunión a cientos de enfermos que, al verlo, se mostraron muy agradecidos por estar acompañados de la Iglesia.

“Pensamos en un plan que pudiera responder al reto tan complejo en el que el Perú y el mundo estaba, y el Arzobispado diseñó una respuesta a la Pandemia. Entonces, se activaron los programas de acompañamiento social, las ollas comunes, desarrollamos toda una presencia en los hospitales que me ayudó a entender la enfermedad con mayor profundidad, tanto para los enfermos de Covid, que eran muchísimos en condiciones terribles, estuvimos acompañando a los enfermos, a los médicos y a todo el personal”, acotó.

Vale la pena entregarle la vida a Dios…

Por otro lado, nuestro Obispo Auxiliar sostiene que, en estos 40 años, lo que ha marcado su vida es como Dios ha estado presente en cada paso de su camino sacerdotal: “Dios elige a quien Él crea, no elige al mejor necesariamente, pero elige para ser bueno, para ser Pastor. A mí me ha sorprendido verme dispuesto en todo tiempo, más allá de mi propia fragilidad”.

Al celebrar sus Bodas de Rubí, Guillermo Elías agradece a Dios por todo lo vivido y hace un llamado a los jóvenes que también sientan ese llamado a servir: “En 40 años, puedo decir que vale la pena entregarle la vida a Dios, más allá de tu fragilidad. Y si algún joven está escuchando esto, arriésgate, yo estuve así, un día sentado en mi parroquia, asustado, porque sentía la posibilidad del llamado y me asustaba. Dios ha sido fiel, me ha estimulado, me ha cuidado, protegido, y repito, soy un cura feliz. En estos 40 años, celebro la alegría de que mi vida ha tenido sentido”.

Un día como hoy, 08 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, Monseñor Guillermo Cornejo fue consagrado sacerdote del Pueblo de Dios. Desde entonces, han pasado 27 años de un largo camino acompañando y escuchando a los sectores más marginados de nuestra ciudad.

Escribe: Jessica Laurente.

Desde muy pequeño, los padres del obispo auxiliar, Guillermo y Miguelina, inculcaron en el corazón de su familia valores como la fraternidad, el amor y la justicia. Así lo recordó con emoción Monseñor Cornejo: “Cuando terminé el colegio militar Leoncio Prado, ingresé a la parroquia y participaba en las comunidades visitando a los ancianos, a los presos. Todo lo que me inculcaron mis padres dio fruto en mis años de laico en la Parroquia La Encarnación, donde hice de Jesucristo en Semana Santa. Eso me marcó muchísimo”, expresó.

Es así que, poco a poco, nuestro Obispo Auxiliar de Lima fue descubriendo su vocación hasta que se animó a postular al Seminario Casa de Nazaret, y posteriormente al Seminario Santo Toribio de Mogrovejo: “La gente no creía que quería ser sacerdote porque era muy alegre, inquieto, muy movido. Salvo mi mamá, mi abuelita, mis hermanos y amigos más cercanos, nadie confiaba en mí», dijo entre risas.

Monseñor Cornejo y su experiencia en la Pastoral carcelaria.

Ya ordenado sacerdote desde 1994, el camino de Monseñor Cornejo ha tenido un paso importante por la Pastoral carcelaria y de la tercera edad en la Diócesis de Lurín: “Cuando era estudiante iba al Ermelinda Carrera, Maranguita y Santa Margarita. Pienso que todos los seres humanos somos buenos, porque somos hechura de Dios y semejantes a Él, entonces, incluso los que están en la cárcel, son personas valiosas”.

Hasta el día de hoy, Monseñor Cornejo sigue asistiendo a las cárceles y compartiendo experiencias con los internos de los penales: “Cada vez que voy al penal me siento muy bien con mis hermanos internos. Ellos se conmueven, quieren invitarme cosas, yo también estoy ahí queriendo apoyarlos. Allí uno se da cuenta que Dios no ha hecho nada malo, sino que, muchas veces, ellos se han sentido abandonados y la tentación ha sido grande”, reflexionó.

Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes.

Recientemente, Guillermo Cornejo representó a nuestra Arquidiócesis de Lima en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. El obispo auxiliar ha querido destacar la gran participación de los jóvenes durante el proceso de escucha, y por eso, afirma que es necesario reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes: «ellos son agentes de transformación en la comunidad eclesial y en la sociedad», resaltó.

Por otro lado, Monseñor Cornejo también considera relevante que la Iglesia afiance aún más los procesos de sinodalidad y escucha: “Yo creo que, si fomentamos ello, vamos a ser realmente entes transformadores. Queremos cambiar, queremos mejorar, queremos convertirnos, queremos empezar una nueva vida, queremos transformarnos, queremos una Iglesia más sensible, una Iglesia abierta, una Iglesia acogedora, una Iglesia transformadora y transformada, una Iglesia de conversión, una Iglesia donde acojamos a todos, especialmente a los pobres, a los excluidos, a los que sufren, a los ancianitos, a los que están en la cárcel, a los enfermos y a todos los que tienen dificultades”, es la esperanza del obispo auxiliar.

Al cumplirse 27 años de vida pastoral, Cornejo hace un llamado a seguir forjando una Iglesia misionera en salida y a no desanimarmos en las situaciones de adversidad: “Hoy más que nunca, necesitamos una nueva Iglesia, pero eso va a depender muchísimo de que nos convirtamos y que tengamos una nueva actitud en estos momentos difíciles. Ya es tiempo de mejorar, ya es tiempo de cambiar y empezar una nueva vida en el nombre del Señor», señaló.

En el incio del Segundo Domingo de Adviento, Monseñor Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, nos invita a prepararnos para la llegada del Señor saliendo en misión al encuentro del hermano que sufre y nos necesita: «La mejor manera de esperar el acontecimiento del nacimiento del Señor es saliendo a su encuentro, porque ese acontecimiento necesita nuestra colaboración, es decir, abrirnos a la gracia, abrirnos a lo que Dios nos ofrece», reflexionó.

Monseñor Rodríguez explicó que el Adviento es un tiempo privilegiado y bendecido por el Señor para «rescatar y vivir en profundidad algunas características del cristiano como la esperanza, la caridad, el perdón y la oración».

Poner en práctica la palabra del Maestro es no solamente hacer lo que Él hizo o repetir sus obras, también es sentir como Él sintió y pensar como Él pensó.

En ese sentido, Ricardo Rodríguez afirmó que el tiempo de Adviento «nos recuerda la esencia de la esperanza cristiana que, a diferencia de cualquier otro concepto que se ha desarrollado en el tiempo, tiene la acción como virtud actuante, es decir, no se trata de aguardar que algo suceda o venga, yo espero en el Señor haciendo las cosas del Señor».

Salir al encuentro para abrirnos a la gracia de Dios.

En esta segunda semana de Adviento, el Obispo Auxiliar de Lima señaló que la esperanza cristiana por el nacimiento de Jesús no puede detenerse en la contemplación o la adoración, también es necesaria la acción cristiana de cada día:

«La esperanza cristiana tiene como primera característica la actitud y la acción, es decir, yo espero un acontecimiento, pero salgo al encuentro de ese acontecimiento, porque ese acontecimiento necesita nuestra colaboración, abrirnos a la gracia, abrirnos a lo que Dios nos ofrece. Pero otra característica de la esperanza cristiana es que es transformante, nos renueva y nos convierte».

La conversión, el cambio, siempre es exigente, implica sacrificio, esfuerzo, implica abandonar actitudes y hasta maneras de pensar que no van en el camino del Evangelio.

Finalmente, Monseñor Rodríguez hizo un llamado a vivir el misterio de la esperanza en nuestros hogares: Hoy quiero enviarles a ustedes un mensaje de aliento, de acompañamiento, para que recuerden que la Navidad que pronto celebraremos no solamente es la celebración de un acontecimiento, sino será vivir en el acontecimiento de la Navidad, vivir en Navidad, es decir, llevarle un momento nuestros dones como lo hicieron los magos, será también adorarlo como lo hicieron los pastores, pero también será salir del pesebre a anunciarle a los demás que el pueblo que andaba en tinieblas ha recibido una gran luz, ha llegado a nosotros el Enmanuel y no solamente está con nosotros, está entre nosotros», reflexionó.

Quiero invitarlos para que vivamos en cada hogar el misterio de la esperanza, pero una esperanza que hace, una esperanza que obra y que el primer espacio donde obra es dentro, esa esperanza que obra en mí y que, gracias a esa acción divina, puede llevarnos también a trascender en la vida de los demás.

La Municipalidad de Lima, Cáritas Lima y el Arzobispado de Lima, anuncian una campaña solidaria para apoyar a nuestros hermanos damnificados por el reciente terremoto de magnitud 7.5 que viene afectando a la región amazónica del norte de Perú. ¡Tenemos hasta el 12 de diciembre para participar!

El Arzobispado de Lima anuncia que convertirá todas sus iglesias en centros de acopio para recibir donaciones de agua, alimentos no perecibles, artículos de aseo y frazadas. Todo será destinado a nuestros hermanos damnificados por el terremoto en la región norte del Amazonas. Bajo el lema: «Unidos y solidarios con nuestros hermanos damnificados por el terremoto», nuestra ciudad de Lima se moviliza para llevar una luz de esperanza a las miles de familias afectadas en la región norte del Amazonas.

¿De qué manera puedo apoyar?

Del 1 al 12 de diciembre, todas las parroquias de nuestra Arquidiócesis de Lima se convertirán en centros de acopio para recibir donativos.

En alianza estratégica con Cáritas Lima, la Municipalidad de Lima habilitará diferentes espacios para entregar tus donaciones hasta el 12 de diciembre:

-Circuito Magico del Agua
-Parque de la Exposición
-Pasaje Santa Rosa (Plaza Mayor de Lima)

Por otro lado, si deseas comunicarte con Cáritas Lima, puedes hacerlo llamando al número: (01) 203-7700 – Opción 1. También acudir personalmente a dejar tus donaciones a los almacenes de Cáritas en: Jirón Chancay 282 – Cercado de Lima.

Todas las donaciones económicas que surjan espontáneamente pueden realizarse en las cuentas de Cáritas Lima:

BBVA soles: 0011 – 0661 – 0100078524
CCI: 011 – 661 – 000100078524 – 64

BBVA dólares: 0011 – 0661 – 0100079024 – 64
CCI: 011 – 661 – 000100079024 – 64
Código SWIFT: BCPLPEPL.

Es importante señalar que en este momento se necesita con urgencia: agua, alimentos no perecibles, artículos de aseo y frazadas.

Convencido de que es posible anunciar el Evangelio a través de la música, conversamos con el Padre Cristóbal Fones, sacerdote jesuita, cantante y compositor chileno que visitó nuestro país para ofrecer una serie de recitales y momentos de reflexión bajo la consigna de que el encuentro íntimo con el Señor, a través de la oración y el canto, nos inspira a salir en misión: «El Señor nos llama a la reconstrucción del tejido social por medio de la fraternidad, es decir, tratarnos como hermanos. Estamos aquí para amar, para servir, no simplemente para succionar la vida, para asegurarnos la vida para sí, sino para regalarla», indicó.

Después de una grata experiencia por Jaén, Piura y Condorcanqui, Cristóbal Fones se dio un espacio para conversar con nosotros antes de su presentación en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, en lo que fue una edición especial de ‘La Oración Cantada y Misionera’.

El sacerdote jesuita explicó que volver a cantar presencialmente ha significado un regalo de Dios que lo ha llenado de mucha alegría: «La música es un ministerio, un servicio pastoral. Esta experiencia es semejante a la de un sacerdote que vuelve a celebrar misas presenciales, a los maestros que se reencuentran con sus alumnos, o las familias que se abrazan después de tanto tiempo. El corazón late y nos vincula, y en mi caso, a través de las canciones, estar presencialmente ha sido un regalo de Dios”, comentó emocionado.

Un tiempo para repensar nuestros lazos y reconstruir el tejido social.

El cantante chileno no es ajeno a la dura realidad que venimos afrontando desde hace dos años: la Pandemia por el Covid-19 que ha devenido en una crisis sanitaria, social y económica en todo el mundo. Por eso, el Padre Fones afirma que durante este tiempo se han «visibilizado muchas de las fragilidades humanas que cargamos como la desigualdad, la exclusión, el desamor y la indiferencia». Estas realidades, manifiesta Cristobal Fones, nos interpelan hondamente a la «reconstrucción del tejido social por medio de la fraternidad, es decir, tratarnos como hermanos, que va en sintonía con lo dicho por el Papa Francisco.

Este tiempo nos invita a repensar nuestros lazos. Yo siempre he entendido que la música hace eso, genera lazos, es una especie de ensayo del Reino donde hay distintos ritmos. Y por ahí van los caminos que vamos a tener que construir entre todos, el deseo y la necesidad de que algo nuevo surja después de todo esto.

Hay mucha esperanza en la Iglesia del Perú.

Respecto a su reencuentro con nuestros hermanos del Amazonas, en la Plaza de Santa María de Nieva, el Padre Cristóbal expresó su entusiasmo y agradecimiento por el cariño que ha recibido en los distintos pueblos que visitó. También destacó la gran riqueza cultural que tenemos como país y sus diversas expresiones para vivir la fe: «Hay mucha esperanza en la Iglesia de Perú, la noto súper viva, los jóvenes confían en Dios y en la mediación que Él les ha regalado a través de la Iglesia Católica. Tenemos que aprender a escucharnos, y este proceso lo veo muy posible aquí en Perú, porque está lo esencial que es el cariño, la confianza y la apertura», acotó.

Estamos aquí para amar y servir, no para succionar la vida.

En sintonía con la reciente Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, el Padre Cristóbal hizo un llamado a vivir nuestra fe cristiana como discípulos misioneros en salida, para servir con amor a nuestros hermanos más vulnerables y desfavorecidos de la sociedad: «Estamos aquí para amar, para servir, no simplemente para succionar la vida, para asegurarnos la vida para sí, sino para regalarla», recalcó.

Los animo a vivir juntos esa esperanza, sobretodo, en estas circunstancias tan difíciles que hemos vivido. Salgamos al encuentro, volvamos a ser Pueblo de Dios.

Al iniciarse el Tiempo de Adviento, Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, nos invita a realizar una profunda revisión de nuestra vidad para hallar aquellos signos que nos acercan a Dios a través del rostro de nuestro hermano.

Monseñor Elías explicó que el inicio del Tiempo de Adviento es una oportunidad para recordar el marco complejo que vivimos a causa de la Pandemia. Y pese a ello, el horizonte de la Palabra nos abre a algo nuevo: «Es muy importante mirar nuestra realidad personal, nuestra realidad comunitaria, nuestra realidad social», añadió.

El Obispo Auxiliar de Lima aseguró que durante este Primer Domingo de Adviento, el Señor nos llama a hacer una profunda revisión de vida: «¿De qué manera cierras este Año Litúrgico? ¿De qué manera has vivido este año que casi se ha terminado? Hoy estamos llamados a abrirnos a un Dios que viene hacia nosotros», destactó.

Que el nuevo Adviento que el Señor te regala este año, sea un tiempo de gracia en familia, en grupo, en el barrio, en la parroquia. ¡Ábrete a este Dios que viene! Pero estate atento, mira alrededor y mira en positivo tu interior.

Y continuando con las Jornadas Juveniles, el Decanato 4 de nuestra Arquidiócesis de Lima organizó dos semanas de actividades y encuentros semi-presenciales bajo el lema “Joven, a ti te digo: Atrévete”.

Alrededor de 30 jóvenes de las parroquias que integran el decanato 4, fueron partícipes de una intensa jornada de dos semanas de reflexión, diálogos e integración. Todo inicio con una misa inaugural a cargo de Monseñor Eduardo Flores Barrantes OFM., en la parroquia San Miguel Arcángel de San Miguel.

En los primeros días se organizó el rezo del Santo Rosario, para pedir por intermedio de nuestra Santísima Madre, por todas las intensiones de los jóvenes participantes. De igual manera, continuaron con la adoración al Santísimo Sacramento.

Por otra parte, las actividades virtuales se desarrollaron mediante una modalidad innovadora de retos o challenges, donde los jóvenes participaron enviando sus intenciones y oraciones a través de pequeños videos.

El evento juvenil concluyó con una misa de clausura a cargo de Monseñor Adriano Tomasi, donde los jóvenes se comprometieron a seguir su misión de compartir su fe con los demás, especialmente con los hermanos más vulnerables.

La Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, en alianza con Cencosud Perú, lanzan la campaña “Dona un juguete”, iniciativa que invita a las personas a donar sus juguetes para que lleguen a niñas y niños de los sectores más vulnerables en Lima y provincias.

“Dona un juguete” dio inicio el pasado martes a través del encendido de un árbol de 20 metros en la Plaza San José de Jesús María y que contó con la presencia de Monseñor Guillermo Cornejo, Obispo Auxiliar de Lima, Jorge Luis Quintana García, alcalde de Jesús María, Jorge Herrera, director de Cáritas Lima, Alfredo Mastrokalos, gerente País de Cencosud Perú, Maricarmen Marín y Almudena García, embajadoras de Metro, quienes, junto a la marca, donaron los primeros juguetes.

“Desde Cáritas Lima velamos por el bienestar de las personas más vulnerables y la alianza con Metro nos permite continuar con este objetivo. Dona un juguete es una iniciativa que busca compartir felicidad y esperanza con miles de niñas y niños, quienes podrán recibir juguetes esta Navidad”, comenta Jorge Herrera, director de Cáritas Lima. Por su parte, Monseñor Guillermo Cornejo hizo un llamado a las personas a donar y compartir con nuestros hermanos, porque al hacerlo con ellos lo hacemos con Dios.

Asimismo, todos los juguetes antes de ser entregados a los pequeños pasarán por un proceso de limpieza y desinfección. Los que no se encuentren en las condiciones adecuadas serán entregados a los recicladores de la ONG Ciudad Saludable y a la empresa Reverse Logistics Group quienes se encargarán de darles una nueva vida, continuando así con el compromiso de Metro con el cuidado del medio ambiente.

Las personas que quieran formar parte de esta iniciativa podrán dejar sus juguetes del 12 de noviembre al 26 de diciembre en los buzones instalados en 37 tiendas de Metro en Lima y 5 en las provincias de La Libertad, Lambayeque, Piura, Arequipa y Cajamarca.

«La escucha es el sentir más hondo de la gente». Participación de los laicos de Lima en el proceso de escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.

Una crónica de: Luis Llontop. / Fotos: Beto López.

El Perú es el país de América Latina y el Caribe con el mayor número de personas registradas en el proceso de escucha de la Asamblea Eclesial, que se realizará en noviembre en México. Así lo sostiene un reciente documento del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), de septiembre del 2021, en el que se sintetizan los principales resultados de este inédito proceso. Cabe añadir que, por primera vez en la historia de la Iglesia de América Latina y el Caribe y de la Iglesia universal, se utilizó una plataforma informática y la inteligencia artificial para facilitar la participación directa de los laicos y de todo el pueblo de Dios.

Pero, más allá de las cifras y de la novedad tecnológica, en esta crónica les contamos cómo han vivido esta experiencia inédita un grupo de laicos de diferentes de sectores y grupos de la arquidiócesis de Lima, así como el grupo arzobispal de promoción de la escucha. Una novedad llegó con los nuevos tiempos y la era del ciberespacio y, a la vez, una profunda experiencia de ponerle el oído a voces conocidas, y a veces poco atendidas.

Voces que demandan sintonía.

Sin duda, el mundo católico se prepara para un acontecimiento que marcará su historia. El papa Francisco ha convocado una Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe del 21 al 28 de noviembre en México. Este cónclave, en medio de la peor pandemia universal, busca una renovación de su misión, busca estar más en el mundo, en la historia y vida cotidiana de la gente.

Un aspecto central de esta novedad se llama sinodalidad, es decir, caminar, trabajar juntos. En este proceso, los laicos juegan un papel fundamental, son corresponsables. Por ello, escuchar sus voces, saber qué piensan, qué esperan y a qué se comprometen se vuelve tarea fundamental para percibir por dónde van los aires proféticos en esta Iglesia misionera.

Nibay Rodríguez, joven madre que no llega a los 30 años, es la presidenta de la olla común Maná, en el asentamiento humano San Genaro II, en Chorrillos. Ella, reconociendo el contexto tan grave de la pandemia, valora mucho el apoyo de la parroquia Cristo Misionero del Padre, porque ayudan a quienes no tenían ni para comer y ahora ya tienen algo en sus mesas; en esta olla se alimentan a unas 100 personas cada día. Martha Montoya, socia de esta misma olla, precisa: “Que nos conozcan, que sepan lo que deseamos y lo que anhelamos, que la Iglesia pueda fortalecerse más; conocer lo que cada pueblo, cada comunidad necesita, que sepan que necesitamos ayuda material y espiritual. Gracias, porque nos permiten dar nuestra opinión”, concluye Martha.

Al final de la jornada, que implica limpiar el local, recoger los alimentos, comprar los ingredientes que faltan y prepararlos, Nibay y Martha fueron invitadas por Estela Vargas (laptop en mano, señal de nuevos tiempos), agente pastoral de la parroquia, para que se queden un momento y puedan dar su opinión en este amplio proceso de escucha en camino hacia la Asamblea Eclesial. Las socias valoran mucho que se tenga en cuenta su palabra; más allá de los afanes diarios del dar de comer, consideran lo que podría ser lo mejor para una institución que les da confianza: la Iglesia, siempre cercana, pero que ellas reconocen que debe estar en mayor sintonía con sus necesidades.

El equipo arzobispal: tiempo al tiempo

“Nuestra tarea ha sido animar y revitalizar todos los espacios pastorales en el proceso. También aclarar las formas de participación. Acercarse con todos los protocolos a las señoras de los comedores, a los maestros… esta iniciativa es muy importante”, nos cuenta Luis Rodríguez, secretario ejecutivo de la Vicaria de la Juventud, quien forma parte del equipo arzobispal de escucha.

“Nos tomó tiempo entender la propuesta del CELAM para el proceso de escucha. Hasta que logramos entenderla, conocer la plataforma informática y entusiasmarnos para animar a todas las personas y grupos de la arquidiócesis. El equipo de comunicaciones elaboró un tutorial para entender el proceso de participación desde la plataforma. El medio para participar había cambiado, fue algo que ayudó y reveló el uso de las tecnologías”. Eso comenta Félix Grández, encargado de las relaciones interinstitucionales del Arzobispado de Lima e integrante del equipo de promoción.

La profesora Milagros Arcela -primera de la izquierda- y el equipo de docentes: Miriam Torrico, Jesús Chumpitaz, Percy Saavedra.

“Sobre todo, muy admirada, porque en tan poco tiempo se ha notado todo un gran movimiento”, así lo recuerda Reynita Vilches, religiosa de las Hijas de María Auxiliadora, quien forma parte del equipo arzobispal de escucha.

Monseñor Guillermo Cornejo, obispo auxiliar de Lima, será uno de nuestros representantes en las reuniones presenciales de la Asamblea Eclesial de noviembre. Él señala que el tiempo de escucha ha sido una experiencia muy hermosa de trabajo conjunto. “Soy muy observador y han hecho un trabajo muy concatenado, han salido a otras pastorales, los he visto muy en contacto con otros: con hermandades; los jóvenes de nuestra arquidiócesis están muy fuertes para realizar otras actividades, muy llenos de si, estos jóvenes son capaces de todo”.

“Lo más bonito de este proceso ha sido la sinodalidad. La misma práctica de hacer la experiencia juntos ya ha sido vivir la esencia de la Asamblea Eclesial. La integración de trabajo conjunto y de tener un objetivo común ha sido una gran riqueza. El poder ir a otras pastorales específicas: colegios, jóvenes, acción social, nos ha enriquecido”, comenta el P. Víctor Chávez, asesor de la pastoral juvenil.

Una de las voces más jóvenes del equipo ha sido Juan José Dioses, cuyo equipo está compuesto por gente veinteañera, nativos digitales, se diría. Es responsable del Equipo de Comunicaciones del arzobispado de Lima: “Ha sido una oportunidad para visibilizar la dura realidad de los rostros de muchos hermanos invisibilizados incluso por la propia Iglesia, ir donde ellos ha sido una gran experiencia, su voz para nosotros es muy importante”.

Usando los medios digitales: jóvenes y maestros

En el proceso de escucha también tomaron la palabra los maestros del colegio parroquial Santa Rosa, de Lince. Para Milagros Arcela: “Ha sido un espacio para poder hablar, decir lo que pensamos y sentimos, para reconocer que se exige un actuar coherente para estar cerca de los estudiantes y así aportar a la sociedad y a la propia Iglesia”.

Para el profesor Jesús Chumpitaz, “este tiempo de escucha ha sido importante para saber sobre nosotros, nuestra vida católica y nuestra vida familiar”. Percy Saavedra destaca: “Ayudar a tomar decisiones que nos involucren”. Por su parte, Miriam Torrico espera “una Iglesia activa y comprometida con este camino hacia la santidad”.

Los jóvenes llegan a esta Asamblea con todo el ánimo y con toda su experiencia de manejar los medios virtuales con total familiaridad; por ello, para Isabel Chirinos, joven de la parroquia de San Pedro, en Chorrillos, a pesar de la distancia se apoyaron en los medios digitales para comunicarse con sus pares. Ella espera que “sigamos viviendo la experiencia de una Iglesia en salida, muy misionera”.

Ángel Gómez viene de la parroquia de Santa Ana, la segunda más antigua de Lima. Desde su juventud, piensa que el proceso de escucha es una oportunidad para expresar sus sentires y trabajar articulando todo lo mejor del trabajo pastoral. “Aquí podemos manifestar nuestras experiencias significativas, dar a conocer nuestras expresiones e ideas de renovación para la Iglesia”.

Anahí Salazar, de la parroquia de San Francisco de Paula, del mismísimo Rímac, señala que, para ella, “necesitamos ser escuchados”. El impulso renovador de la juventud no se puede dejar de tener en cuenta. Los jóvenes son el rostro de una Iglesia siempre nueva, abierta a los cambios; dispuesta a escuchar y tomar en cuenta sus valiosos aportes y fidelidad.

Izumy Kanashiro, Ángel Gómez y Anahí Salazar jóvenes de la pastoral juvenil, apuestan porque “Sigamos viviendo la experiencia de una Iglesia en salida, muy misionera”

Seguro que ellos: jóvenes y maestros, como las señoras de las ollas comunes, tienen más que aportar. Esta historia continuará.

¿Y qué se espera?

“Una experiencia que ojalá logre quedarse en el mundo de los jóvenes es el voluntariado, esta práctica los acerca a mundos distintos, desafiantes, muchas veces desconocido; nos toca motivarlos para servir en algo muy concreto como esta acción voluntaria”, precisa la hermana Reynita.

“Conocer la realidad más a fondo, una mirada más contemplativa e inclusiva a estos grupos humanos para decirle a nuestra Iglesia que hay otros grupos que se deben de mirar, atender, escuchar y que nos deben interpelar. Contemplar y ver que realidades tenemos. Punto de partida para construir un plan pastoral en perspectiva sinodal e incluir estos rostros de la gente que no miramos. La juventud supone riesgos, toca asumir ese desafío y reconocer la confianza que ponen en nosotros. Mejorar lo que se ha hecho, una respuesta a ese gesto y eso incluye a la gente que no es atendida, eso hace que la Iglesia siga viva; identificar y reconocer a esos grupos que hacen que la iglesia sea una novedad, desde todos y todas. Así respondemos a la confianza”. Esta es la esperanza de Juan José Dioses, encargado de las comunicaciones del arzobispado.

La pandemia, con todas sus secuelas mortales, ha sido una oportunidad para que la Iglesia pueda y esté cerca de los que más sufren. Con miras a la Asamblea Eclesial, mucha gente del arzobispado vive este proceso de escucha con alegría y reconociendo el carácter movilizador de este proceso en la ciudad. Se disponen a observar con mayor agudeza lo que sucede para conocer las necesidades más apremiantes y responder a ello. La gente demanda una Iglesia cercana, honesta, misericordiosa, que ponga en el centro al ser humano, como hizo el Buen Samaritano. La escucha es una oportunidad de cercanía, un espacio de amistad, animarse en libertad, estar donde se gestan los nuevos relatos de humanidad, el corazón de nuestra Iglesia está ahí. Escuchar es muy valorado. Se vienen más escuchas para el camino. Lo vivido nos servirá para lo que viene, ahora con el apoyo de las nuevas tecnologías.

“Lo vivido -según monseñor Guillermo Cornejo- es algo profético, lo asumimos con humildad y sencillez, así como se aceptan los encargos difíciles. Seguramente hay cosas que no vamos a ver, pero abrimos el camino. Ahora hay experiencias de empoderamiento, por ejemplo, en las mujeres de las ollas, en los seminaristas, en los jóvenes… se han puesto en evidencia los rostros de los olvidados. Así, la arquidiócesis de Lima ha ganado con miras a la Asamblea Eclesial por más participación. Definitivamente, este es el tiempo de los laicos, por ello es importante buscar todo aquello que nos une”.

El tiempo de escucha ha sido, en el lenguaje eclesial, un kairós, es decir, un tiempo propicio para agudizar la capacidad de cercanía a los dramas humanos de la arquidiócesis. El tiempo ha demostrado que estamos ante novedades que no tuvimos antes, somos el país con mayor registro de toda América Latina y el Caribe, usamos y valoramos el soporte tecnológico y las plataformas, y contamos con los jóvenes, que son un tremendo apoyo en el uso responsable de estas herramientas tecnológicas.

Estaremos a la espera de las conclusiones de la Asamblea para seguir avanzando; mientras tanto, se prepara un plan pastoral arquidiocesano más cercano, fruto de haber puesto el oído afinado para escuchar mejor a todas las voces. Como dice el evangelio de Mateo: “Ahí donde está tu tesoro, ahí está tu corazón” (6, 21).

Bajo el título “La catedral se acerca a la amazonía”, del 16 de noviembre hasta el 16 de diciembre estará disponible la exposición temporal sobre la vida y los pasos del siervo de Dios, Padre Luigi Bolla, en el Museo Palacio Arzobispal de Lima.

Con ocasión de la apertura del proceso de beatificación y canonización del sacerdote salesiano, el Museo Palacio Arzobispal de Lima ha dispuesto un espacio para exhibir algunas reliquias y colección de piezas personales del Padre Luis Bolla (Yánkuam’ Jintia) .

El evento inaugural contó con la participación del Rector Mayor de los salesianos, Ángel Fernandez Artime. En conexión virtual con Roma, el Padre Fernandez saludó y agradeció este gesto simbólico que nos acerca aún más a la vida misionera del Padre Bolla y su testimonio por los pueblos Shuar y Achuar.

Por su parte, el Arzobispo de Lima envío un fraterno saludo y recordó que la labor de la Iglesia es acercarse a las realidades más novedosas e interesantes, especialmente aquellas realidades humanas que vienen de los márgenes y muchas veces desconocemos:

“La vida del Padre Bolla ha sido un ejemplo de acercamiento, de conversión y de comprensión de la vida de nuestros hermanos shuar y achuar. Él dedicó su vida a conocer su lengua, y poco a poco, dentro de esa comprensión, anunciarles el Evangelio”, expresó Monseñor Carlos Castillo.

El Arzobispo Castillo aseguró que la experiencia de poder ver estas muestras del camino evangelizador del Padre Bolla, su mochila, sus botas, sus oraciones, sus vestidos y sus traducciones, nos acercan al colorido precioso de la cultura Ashurar: «Vamos a poder nosotros también identificarnos y sentirnos en comunión con nuestros hermanos de la Amazonía».

El prelado felicitó el trabajo misionero que la comunidad salesiana ha realizado por décadas, especialmente a la comisión responsable que promueve su beatificación y canonización: «Gracias a ustedes podemos ser una Iglesia más misionera al servicio de los que más lejos están. Muchas gracias padres salesianos», añadió.

Finalmente, el Dr. Carlos Castillo Sánchez, Gerente General de la Catedral de Lima, declaró inaugurada la exposición temporal sobre la vida del Padre Luis Bolla, abierta al público en general hasta el 16 de diciembre en el siguiente horario: De lunes a sábado de 9am. a 5pm. Y todos los domingos de 1pm. a 5pm.

Durante la exposición temporal podremos apreciar artículos invaluables que acompañaron al Padre Bolla durante su vida misionera como la Corona de plumas (Tawásap), usada por el Siervo de Dios en las celebraciones litúrgicas con los Achuar.

También podemos ver la estola tejida con algodón grueso que empleaba durante la administración de los sacramentos, o la famosa Cesta (Chankín) impermeable a la humedad que el sacerdote salesiano empleaba como sagrario.

Una de las reliquias más importantes en exhibición son las mochilas y botas que acompañaron el camino del Padre Bolla en los pueblos Shuar y Achuar; así como la traducción del Nuevo Testamento al Achuar, cartas manuscritas y cuadernos de ejercicios espirituales.

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