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La Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, ha dado conocer los frutos de la campaña solidaria en favor de las ollas comunes que congregó el esfuerzo de las parroquias de nuestra Arquidiócesis y la sociedad civil. Son más de 14 toneladas de víveres no perecibles y menestras que irán a parar a las poblaciones más vulnerables de nuestra ciudad.

En tiempos de hambruna y pobreza, la Iglesia de Lima convocó, en marzo de este año, a una cruzada por la solidaridad en favor de miles de familias que se alimentan a través de las ollas comunes. Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a vivir la Cuaresma y la Semana Santa «profundamente identificados con el amor y el servicio, la opción preferencial por los más desvalidos y necesitados»

Durante este tiempo, todas nuestras parroquias se convirtieron en centros de acopio para recibir las donaciones de alimentos que Cáritas Lima distribuirá a las ollas comunes. Al cierre de la campaña, se anunció que se lograron reunir 14.5 toneladas de víveres no perecibles y menestras, además de 14.465 soles de donaciones económicas.

La acción solidaria de nuestras parroquias, universidades, grupos católicos y personas naturales, ha hecho posible que las ollas comunes encuentren un alivio temporal a las hondas necesidades que padecen nuestro pueblo. Como se recuerda, la pobreza en el Perú ha escalado a un 29% en el último año, según últimas cifras del INEI.

Inspirados en lema de esta campaña: “Compartiendo, como Jesús, el pan y la vida, saciemos unidos el hambre de nuestro pueblo”, queremos expresar nuestro profundo agradecimiento a todas las comunidades parroquiales, religiosas, clero de Lima, agentes pastorales, jóvenes, laicos, comunidad universitaria, canal católico JN19 y sociedad civil.

Recuerda que durante el resto del año todavía puedes compartir tus donaciones de víveres y aportes económicos dirigiéndote a los almacenes de Cáritas Lima (Jr. Chancay 282 – Cercado de Lima) o visitando sus redes sociales.

En la Solemnidad de Pentecostés, el arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, recordó que el Señor ha querido inundar al ser humano del Espíritu de sabiduría y paciencia para vivir un cristianismo inteligente, capaz de reflexionar y preguntarse el sentido de las cosas. Por eso, todos somos portadores y testigos del Espíritu, no para recriminar al mundo, sino para recrearlo por medio del lenguaje del amor y la misma sencillez que tiene Dios con la humanidad.

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo

En su homilía, el arzobispo de Lima explicó que la Liturgia de hoy nos presenta dos momentos importantes que manifiestan cómo actúa el Espíritu del Señor en nosotros:

El primero es representado en el Evangelio de Juan (20,19-23) en un contexto de dificultad para los discípulos: estaban reunidos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Entonces, se aparece Jesús y les dice: «Paz a ustedes». Luego, sopló suavemente («nefésh») sobre ellos y les dio su Espíritu.

Antes de ese primer soplido, el Señor se ha colocado en medio del problema y el miedo. Este pequeño gesto marca «el inicio de la nueva historia de la presencia del Espíritu en la humanidad».

A partir de la suave brisa de Jesús empezó la recreación del mundo por medio de la ternura. Y también la historia del Dios que nos ama, nos acompaña, nos dice las cosas con sencillez, no nos grita, no nos agrede ni recrimina.

En segundo lugar, la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11) narra un segundo soplo («ruaj»), un viento impetuoso que ocurre días después del encuentro de Jesús con sus discípulos. «Para poder llegar a toda la humanidad, se produce el viento impetuoso que recrea el mundo a través de la Palabra de Dios».

Por tanto, la Fiesta del Espíritu nos recuerda la delicadeza que ha tenido Dios para inundar al ser humano del Espíritu de sabiduría, inteligencia y paciencia, todas cualidades que apuntan a la reflexión y a vivir un cristianismo inteligente que sabe profundizar las cosas.

El método del Espíritu es la suscitación y la inteligencia profunda que va haciendo un discernimiento.

«El Papa Francisco, hace unos días en Verona, habló con los sacerdotes y les pidió que no torturen a la gente en la confesión por más pecados que tengan. Tenemos que transmitir que Dios, a pesar de todo, siempre nos perdona gratuitamente y nos llama desde el perdón a retomar el camino», manifestó el Prelado.

El Primado del Perú afirmó que necesitamos el aliento y la sabiduría de todos para enfrentar las situaciones gravísimas. «El Señor quiere la transformación del mundo por medio de la sabiduría. La Fiesta del Espíritu es para eso, para acoger el soplo cariñoso de Jesús y ser portadores del Espíritu, para hablar en el lenguaje del amor».

Y siguiendo la tradición que recibimos de Pentecostés, antes de la bendición final, el arzobispo de Lima sopló el cirio pascual sobre el Pueblo de Dios como signo de que el Espíritu se reparte en toda la Iglesia.

El Espíritu camina en la Iglesia y ustedes son ahora los portadores del Espíritu Santo, como lo fue Jesús y como lo fueron los discípulos que anunciaron el Evangelio: “Vayan a anunciarlo a todas las naciones”.

Desde tours nocturnos hasta conciertos. Mira las actividades que ha preparado la Catedral de Lima para el mes de mayo. La mayoría son con acceso gratuito.

En el marco de la celebración global del Mes Internacional de los Museos, la Catedral de Lima ha dispuesto una serie de actividades por todo el mes de mayo. Se trata de eventos culturales para resaltar la riqueza de nuestro patrimonio y compromiso con el arte y la música.

La mayoría de estas actividades son de acceso libre, pero con aforo limitado.

Tour nocturno en Catedral de Lima – 18 de mayo

Este 18 de mayo, de 6pm. a 10pm. en el día central de la celebración por el Mes Internacional de los Museos, la Catedral de Lima abrirá sus puertas de noche, con una tarifa plana de 15 soles para este recorrido nocturno e inolvidable.

Entrada gratuita al museo – 19 de mayo

Este domingo 19 de mayo, después de la Misa dominical con Monseñor Carlos Castillo, la entrada al Museo de la Catedral de Lima será gratuita (de 1pm. a 4pm.).

Recital por los 200 años de la Novena Sinfonía de Beethoven

En colaboración con la Fundación Roraima, la Catedral de Lima celebra el bicentenario de la Novena Sinfonía de Beethoven este domingo 19 de mayo desde las 4:00pm. Esta obra icónica, símbolo de libertad y fraternidad, cobra vida en el Perú a través de la Orquesta Roraima Phil, el Coro Filarmónico Roraima y elencos invitados. Con 200 músicos en escena, el público será testigo de una experiencia musical única que conmemora la trascendencia histórica de esta sinfonía. Ingreso libre.

XXXIX Festival Internacional de Flautistas – 23 de mayo

Finalmente, el jueves 23 de mayo, desde las 7:15 p.m., la Basílica Catedral de Lima acoge el prestigioso XXXIX Festival Internacional de Flautistas con un Concierto de Gala. Este evento, en honor a Santo Toribio de Mogrovejo y los 800 años de la Transmisión de las Llagas a San Francisco de Asís, reúne a solistas flautistas de renombre de todo el mundo, desde Alemania hasta Perú. Acompañados por la Orquesta.

Sinfónica Bernardo Alzedo, dirigida por el aclamado maestro Wilfredo Tarazona, promete ser una velada inolvidable de música y virtuosismo. Ingreso libre.

En el mes dedicado a la Virgen María, y siguiendo la programación de actividades del Plan Pastoral 2024, nuestro Clero de Lima participó de una peregrinación mariana con la participación de decenas de sacerdotes de las parroquias de nuestra Arquidiócesis.

El punto de encuentro fue en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, donde el peregrinaje inició con el rezo del Santo Rosario. Posteriormente, se inició el recorrido hacia la Parroquia Corazón de María, ubicado en Magdalena del Mar.

El peregrinaje mariano contó con la asistencia de nuestros obispos auxiliares: Monseñor Guillermo Elías y Monseñor Guillermo Cornejo. También estuvo presente el rector del Seminario Santo Toribio, Padre Guillermo Arce.

Durante su intervención, Monseñor Elías recordó que María participa con Jesús en el misterio salvífico en favor de todos los seres humanos: “María está unida a Cristo y a su Iglesia en los momentos clave desde la encarnación hasta la muerte y resurrección, siendo un valioso apoyo para nosotros, ocupando un puesto preeminente en el plan salvador. Interviene activamente en los misterios de su Hijo, a su lado, asociada habitualmente al plan de Dios”, manifestó.

Durante el peregrinaje se dedicaron espacios para la reflexión comunitaria. «Los invito, en este mes, a acercarnos a María con mayor profundidad, amarla, imitarla y ser fiel como lo es ella», ha expresado Guillermo Elías.

En el Día de Fátima, nuestro arzobispo de Lima llegó hasta las faldas del Cerro San Cristóbal, en el Rímac, para oficiar la Eucaristía junto a toda la comunidad de la Capilla Nuestra Señora de Fátima.

Frente a la imagen de María y rodeado de niños, Monseñor Carlos Castillo explicó brevemente la historia detrás de la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Fátima y recordó que Dios siempre fija su mirada en los más pobres y frágiles, como ocurrió con los tres niños pastores que vieron a la Virgen en Portugal.

Esta fiesta es muy importante porque la Madre de Dios hizo que los mismos niños anunciaran no solamente el rezo del Rosario, sino que inundaran al mundo a través de ese rezo.

En su homilía, el Prelado sostuvo que la Iglesia es «de carne y hueso», por lo que no podemos quedarnos «petrificados como las esculturas de yeso», sino que debemos dejarnos inspirar por el testimonio de vida de nuestros santos peruanos, que alguna vez fueron «de carne y hueso» y actuaron con misericordia ante los problemas humanos de su época.

Monseñor Castillo explicó que la vida es un don gratuito que debemos aprender a valorar para vivir un cristianismo inteligente que sepa traducir el Evangelio a las situaciones concretas. Y recordó que esa primera experiencia de gratuidad la hemos recibido desde el vientre materno, cuando la madre nos regaló todo su ser, su respiración, su aire, su canto y su sangre.

Sin embargo, en algún momento podemos olvidar el fundamento de nuestra existencia y nos inclinamos por el cálculo frívolo e indiferente, que es de todo lo contrario al amor gratuito que recibimos de Dios: «Nosotros hemos sido engendrados para nacer y, luego, para resucitar», agregó.

El arzobispo de Lima hizo un llamado a llenarnos de la maternidad y la fecundidad de María, Madre de la Iglesia, que vio en los tres pastores la sencillez que tienen los niños. Es a los más frágiles que debemos aprender a escuchar y atender porque en ellos descansa la esperanza de una nueva humanidad.

Monseñor Carlos Castillo explicó que el Señor no asciende para desentenderse de los problemas de la humanidad y de nuestra pobreza. Él nos acompaña y nos deja la misión de pregonar el Evangelio siguiendo los mismos signos de sencillez y esperanza que testimonió, signos que podemos rastrear desde la experiencia de amor maternal que hemos recibido.

Frente a la Virgen de la Evangelización, el Prelado ofreció la Eucaristía por todas nuestras madres que celebran su día: «Aprendamos de las actitudes tiernas, humanas y profundas que María enseñó a Jesús para hacer que toda la humanidad adquiera la capacidad de amar poco a poco», comentó en su homilía.

Leer transcripción de homilía

El aliento que recibimos de nuestras madres es la inspiración que hoy nos permite comprender el misterio de la Ascensión del Señor. El Evangelio de hoy (Marcos 6,15-20), da cuenta de tres signos importantes del Señor en su encuentro con los discípulos, y que Monseñor Castillo ha querido asociar con el testimonio de amor gratuito y fecundo que recibimos de mamá.

El primer signo es la atención del Señor a sus discípulos, que se preocupa de orientar y acompañar a sus discípulos antes de su ascensión: «Hay una huella permanente de Jesús a través de las cosas que dice y las actitudes que tiene, y que le vienen de María. Orientó su mirada para que Él siempre supiera que ser humano es ser siempre entrañable y desarrollar en forma humana aquello que el Padre tiene en forma divina un amor eterno por nosotros», expresó.

Este signo viene acompañado de unas palabras: “Quien se bautiza y crea, se salvará. Quien se resiste a creer, se condenará”. El arzobispo de Lima señaló que el Señor no ha venido a condenarnos, sino que cada quien se autoexcluye de esa invitación que nos da. «El Señor siempre nos ama, no nos quita su amor. Y eso es lo que pasa con la mamá: la condición humana de la maternidad nos llama de corazón a siempre acoger a todos. Así es el amor de Dios, así es el amor de una madre», agregó.

Cuando Jesús asciende, no se va como a las nubes, se va al futuro, está abriéndonos caminos para que todos vayamos donde Él va. Y eso pasa también con las mamás que, con su amor, siempre nos guían.

El Señor también dice: “echarán demonios en mi nombre”. Este signo nos recuerda a todos los «demonios» que las mamás «echaron» de nosotros: «La mamá tiene tal amor por nosotros que nos conoce y nos sabe decir las cosas. Y, por lo tanto, nos permite salir de nuestros enredos y entrampamientos», precisó.

Traducir el Evangelio a las situaciones concretas

El Señor adelanta a sus discípulos que “hablarán en lenguas”. El obispo de Lima explicó que uno de los problemas que tenemos en la Iglesia es que, a veces, «hablamos una lengua que los demás no conocen ni entienden». Por eso, tenemos que traducir el Evangelio a las situaciones concretas. Y añadió: «La Iglesia, hoy día, es universal y habla todos los idiomas del mundo. Pero hay otro lenguaje aquí que es muy importante: el lenguaje del corazón, que es el que tiene la mamá y, a veces, puede no decir las cosas con palabras, pero con una sola mirada, con el lenguaje de la ternura ya sabemos lo que nos quiere decir».

Finalmente, el Señor nos dice: “Cogerán serpientes en sus manos”. Monseñor Castillo recordó la especial advocación del Papa Francisco por la Virgen Desatadora de Nudos: «¡Cuántos nudos nos hacemos los humanos! Ese nudo en el que está el Perú es una de las cosas más terribles que nosotros, gracias a María, podemos aprender a desatar, porque el cristiano está para desatar nudos, para coger serpientes y sacarlas del enredo para que se pongan en su lugar y no ‘piquen’ y no den’ venenos’ a nadie», afirmó.

Este Evangelio nos está hablando directamente de Jesús e indirectamente de la mamá que lo formó, de María. Y estos signos que nos ha dejado el Señor para los discípulos tienen una actualización muy concreta en nuestras vidas.

«Ahora que nos late el corazón de incertidumbre, ahora que el mundo clama por humanidad, ahora que la pobreza se acrecienta y también la indiferencia; ahora, mamita, te volvemos a cantar…», con estas palabras, nuestro arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, dedica una nueva poesía a todas las madres en su día.

Madre de la Esperanza
(Poesía por el Día de la Madre)

Ahora que nos late el corazón de incertidumbre,
ahora que duermes y despiertas en tu lecho eterno,
ahora que rezas por nosotros desde allá,
ahora que el mundo clama por humanidad,
ahora que la pobreza se acrecienta, y también la indiferencia,
ahora, mamita ,te volvemos a cantar…

En el sentir de Jesús sentimos todavía tu maternidad.
Tus “gallinas” y “pollitos” que Jesús dulcemente miró,
al ver nuestra vida dura su intención nos contó:
reunirnos como hijos para fortalecer la hermandad.
¡Cuán maternal lo formaste!, ¡cuán cariñoso lo criaste!
Sin pizca de vergüenza por esta comparación.

Tus sabios consejos a Jesús, nos inspiran hasta hoy:
“No se cose remiendo nuevo en tela vieja”,
“No se echa vino nuevo en pellejos viejos”,
“Miren los lirios del campo y las aves del cielo”

¿Serías tú aquella mujer que puso levadura
en tres medidas de harina hasta que todo fermentó?
¿Quién enseño esto a Jesús sino tú, mamacita de la luz?
Y Él nos trasmitió tu imagen amorosa, entrañable,
derivada del Padre Dios.

Pero… aún los humanos nos seguimos resistiendo
Y, todavía Jesús, por nosotros sigue llorando.
Aún a profetas seguimos matando,
y, todavía Jesús, nos sigue convocando.
Tu maternidad, Madre, todavía nos sigue latiendo.

Mamá,
aquí estamos, en desolación, zarandeados por mafias y ladrones,
economías criminales e informales, y tristes pillos copadores.
Caos y corrupción nos siguen acechando.
Como hijos en el Hijo, a tu Hijo seguimos con devoción,
y avanzamos poco a poco
en testimonio de su muerte y Resurrección.
Fatigosa y difícil misión, pero seguro camino de salvación.

Lo sabemos, Madre, continúas amando a todos
a pesar de sus títulos falsos,
de su maquillada decencia,
de sus tráficos y golpes a tus hijos,
de sus tratas y muertes a tus hijas

Y ese amor,
que estremece, interpela y llama,
con oído “sordo” se escucha,
con ceguera pecuniaria que obnubila,
con poder que embelesa,
con ínfulas de autoridad que manda,
leyes injustas, negocios turbios
y arreglos bajo la mesa.

Golpean la fe de tu pueblo,
organizan conciliábulos secretos.
Siendo, incluso, religiosos, en grupos maquinan,
“dueños” de la verdad se declaran,
y en inhumanidad se cierran.
Madre, tú eres la esperanza de que no se pierdan.

Te ayudaremos en esta tarea,
rastrearemos tu presencia escondida,
misteriosa, tu aparente “ausencia”.
Ya no haremos sacrificios ni holocaustos,
ni nos ceñiremos a listas de fácil piedad.
En cambio, dejaremos que el Padre nos abra el oído
a su Palabra y al clamor, al grito de los excluidos.
Acogeremos su inspiración para afinar nuestras miradas,
atisbando los signos que envía
a la vida chica y grande de nuestra querida nación.

Y como tú, fiel al Padre, que por Gabriel te habló,
nos dispondremos a su voluntad
con la alegría que te dio;
hurgaremos en hacer lo oportuno y justo,
como cuando tu meditabas “esas cosas en tu corazón”,
Y actuabas sin miedo, decidida y con reflexión.
Aprenderemos a hacer lo adecuado
en la paz y en el amor.

Apuntaremos a hermanarnos
en justicia y en derecho, insistiendo con tesón,
llamando a la puerta cerrada
una y otra vez, como nos dijo Jesús,
con la Palabra y la acción, que acompaña a cada uno
aun siendo pecador.
Aprenderemos a salir del horror.

Madre, tú disuelves la dureza y humanizas desde el don,
nos recreas misioneros inspirados por tu amor

Mami, sentimos aun tu latido,
sentimos también tu hermosura ,
tu canto que ordena los ruidos
e inspira nuestra esperanza,
que a nuestras vidas encanta
y a todos levanta en esta vida tan dura.

Madre,
engendrados prenatales en ti,
desde el vientre, nos diste tu fluidez sin parar,
nueve meses gratuitos respiraste para nuestro bien,
nos regalaste el aire fecundo, y el Espíritu para intuir.
Y de ti salimos a nacer y vivir en el mundo,
nos arropaste y alegre, acogiste nuestro ser
para marchar no al morir, sino al renacer.

Así, nos ayudaste con tu sexto sentido,
salvándonos del miedo devastador,
del obtuso, frío, mezquino y puro cálculo;
y pudimos olernos las cosas, razonar mucho mejor.
Nos diste esa fineza de la palpitación.

Hoy te pedimos, Madre,
concentrarnos en lo sustancial con tu cariño y coraje,
con la fuerza inagotable de tu visión,
para no producir, sino pa’ generar.

Mamá,
ayuda a nuestra capacidad de crear,
de inventar alguna solución
misericordiosa y justa, pacífica, pero firme,
contundente y sin traición.

Mami, hoy, por tu aliento
sumergidos en el útero maternal de nuestro Dios,
ahora nos envuelve, como a ti envolvió su calor,
con nuestros vivos y difuntos,
y caminando hacia la Resurrección.

Mamita, María, por tu “sí”,
ahora, agradecidos,
nos sabemos rodeados por Él.
Y como tú, respiramos y olemos su amor.
Él, que a su pueblo no olvida y a ti no abandonó;
Él, que nunca abandona;
porque a Jesús nos los diste y el Padre lo dio,
y Jesús se dio y su Espíritu nos entregó.
Él, que siempre está con nosotros
de generación en generación.

Feliz Día, Mamá.

Al acercarse el Día de la Madre, compartimos algunas de las reflexiones del Papa Francisco sobre el don de la maternidad:

Madre: dedicación y fuerza moral

Una sociedad sin madres sería una sociedad deshumana, porque las madres siempre saben testimoniar incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación, la fuerza moral. (Amoris Laetita, p.174)

Madre: antídoto contra el egoísmo

Las madres son el antídoto más fuerte a la difusión del individualismo egoísta. Individuo quiere decir que no puede ser dividido. Las madres, en cambio, se dividen a partir del momento en el que acogen a un hijo para darlo al mundo y criarlo.  (Audiencia general, 7 de enero de 2015).

Madre: calor sencillo y profundo

Las madres transmiten a menudo también el sentido más profundo de la práctica religiosa: en las primeras oraciones, en los primeros gestos de devoción que aprende un niño[…] Sin las madres, no sólo no habría nuevos fieles, sino que la fe perdería buena parte de su calor sencillo y profundo.  (Amoris Laetita, p.174).

Madre: elección de vida

Ser madre no significa sólo traer al mundo un hijo, sino es también una elección de vida. La elección de vida de una madre es la elección de dar vida. Y esto es grande, esto es bello. (7 de enero del 2015).

Madre: ampara con ternura y compasión

La madre, que ampara al niño con su ternura y su compasión, le ayuda a despertar la confianza, a experimentar que el mundo es un lugar bueno que lo recibe, y esto permite desarrollar una autoestima que favorece la capacidad de intimidad y la empatía. (Amoris Laetita, p.175).

Madre: fundamento de toda familia

Un mundo que mira al futuro sin mirada materna es miope. Podrá aumentar los beneficios, pero ya no sabrá ver a los hombres como hijos. Tendrá ganancias, pero no serán para todos. Viviremos en la misma casa, pero no como hermanos. La familia humana se fundamenta en las madres. Un mundo en el que la ternura materna ha sido relegada a un mero sentimiento podrá ser rico de cosas, pero no rico de futuro.(1 de enero del 2019).

Madre: misericordía, sabiduría y mansedumbre

Necesitamos aprender de las madres que el heroísmo está en darse, la fortaleza en ser misericordiosos, la sabiduría en la mansedumbre. (1 de enero del 2019).

Bajo el lema: «Aquí estoy, envíame», la Comisión de Acólitos de la Vicaría de la Juventud organizó el primer Encuentro Vicarial de Acólitos en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo. Hasta aquí llegaron alrededor de cien jóvenes de las vicarías territoriales I, II y III para reflexionar sobre el sentido del acolitado.

En un ambiente de alegría, reflexión y entusiasmo, se vivió el primero de una serie de encuentros con las comunidades de acólitos de nuestra Arquidiócesis. La jornada inaugural contó con la participación del arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo; así como la del Vicario episcopal de la Juventud, el Padre Rodolfo Silva.

«Estamos alegres porque vamos siendo una comunidad juvenil a partir de la experiencia que hacemos de servir a la Iglesia a través del servicio al Altar», expresó Monseñor Castillo durante sus palabras iniciales.

El Prelado explicó que el servicio del acolitado va más allá de ayudar en la Misa y ordenar el Altar, también se trata de «preparar a la comunidad a una participación real», ya sea acogiendo a la gente, acompañándolos, ensayando los cantos y contribuyendo todos a «transmitir la belleza del Evangelio».

Quien es llamado por el Señor tiene que ser un conocedor profundo del Evangelio y un lector permanente del Evangelio para traducirla a nuestro lenguaje y en las circunstancias.

Dirigiéndose a los jóvenes acólitos, el arzobispo de Lima señaló que nuestra religión no puede «estar ausente de cercanía a los sentimientos y a la vida de la gente». Promover una religión separada de la realidad, por lo tanto, significa ignorar los signos de amor gratuito de Jesús, que se ha encarnado en nuestra historia y en nuestra humanidad.

«En la Iglesia hay ese problema de que algunos se sienten «privilegiados» y nos olvidamos de que todos somos hermanos. Por eso, me alegra mucho ver que también nos acompañan acólitas, porque el rol de la mujer en el mundo cada día es más importante. ¡Y más en la Iglesia!», manifestó el Monseñor.

Acólitos sinodales: caminar juntos en el servicio

El arzobispo Castillo afirmó que el espíritu sinodal de la Iglesia también está presente en el servicio que se realiza desde el acolitado. «Ustedes nacen en el periodo de los «acólitos sinodales», es decir, como grupos van a empezar a caminar juntos para preparar las celebraciones comunitarias, considerando todas las dimensiones fundamentales que tienen los jóvenes», expresó.

En todos tiene que haber una comprensión de que los signos que hacemos en la Liturgia son signos del Señor que se actualizan en la vida de la gente.

Monseñor también recordó el valor que tiene la vestidura blanca que llevan los acólitos: «Es la más honorable de las vestiduras. Los sacerdotes la llevamos puesta en el fondo porque nos recuerda la sencillez en la que hemos sido bautizados. A veces, nos preocupamos en tener los trajes más elegantes y malgastamos los recursos en ello, pero tenemos que ver más allá y recordar que somos laicos y laicas, hijos de Dios revestidos del Espíritu Santo para amar. Y el vestido blanco que llevamos no es para separarnos, sino para unirnos más a todos», precisó.

Durante el primer encuentro vicarial de acólitos se organizaron momentos de integración y dinámicas. También se preparó una breve charla a cargo del Padre Roy Cutire, asesor de la Comisión de Acólitos.

También se dedicó un espacio a la reflexión comunitaria a la luz de la Palabra de Dios, en donde se respondieron las siguientes preguntas:

¿Me siento elegido por Dios para servirle con alegría?
¿Cuáles son los frutos de mi acolitado?
¿Qué esperas de la Comisión de Acólitos de la Vicaría de la Juventud?

Posteriormente, los grupos compartieron sus conclusiones en un plenario.

Al inicio de la Eucaristía, los acólitos llevaron en procesión la imagen de Santo Toribio de Mogrovejo, patrón de nuestra Arquidiócesis de Lima y del episcopado latinoamericano.

En el VI domingo de Pascua, Monseñor Carlos Castillo recordó que el Señor nos ama gratuitamente y nos llama «sus amigos» porque quiere compartir con nosotros la alegría del anuncio del Evangelio. «Que cada uno de nosotros, en su ser personal y todos como comunidad, despertemos a un signo de Iglesia que sea testimonio alegre de la íntima amistad con Dios», manifestó en su homilía.

Junto a la imagen del Señor del Costado, el arzobispo de Lima pidió superar aquellas costumbres de las religiones ancestrales que nos impiden ver que en Dios no hay temor, solo amor. También exhortó a dejar «las actitudes clericales» que generan miedo en la gente y no permiten continuar el camino de la Iglesia sinodal.

Leer transcripción de homilía

En su comentario del Evangelio de hoy ( Jn 15, 9-17 ), Monseñor Castillo sostuvo que el Señor ha venido a este mundo para revelarnos que Dios es amor y sólo amor, y que en Él no hay odio, temor ni venganza porque es nuestro Padre. “Como el Padre me amó, así los he amado yo. Permanezcan en mi amor”, dice Jesús a sus discípulos.

«Todo el camino de Jesús en los evangelios es una preciosa muestra de lo que tenemos que seguir para ser hijos y hermanos. Sin embargo, a veces, en nuestro norte de comprensión nos sentimos tentados a creernos superiores a los demás», advirtió el Prelado. Para evitarlo, tenemos que superar las ambiciones, los intereses personales y los complejos que nos alejan del sentido de hermandad al que nos convoca el Señor.

Vivir un cristianismo de alegría, no de tristezas

“Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor”, nos recuerda hoy Jesús. Y esto va más allá del cumplimiento de una orden o mandato, se trata de dejarnos inspirar por el Señor para amar como Él nos ha amado, gratuitamente. Y en el amor no puede haber temor ni tristeza, sino la alegría plena de sentirnos amados por Dios.

Todo nuestro pueblo tiene esa sensación de que la misa no puede ser tan triste y estar calladitos. Si la misa no es una fiesta, no expresa la alegría que el Señor quiere para nosotros y dejamos de ser Iglesia.

El arzobispo de Lima agregó que, muchas veces, tenemos un cristianismo “de tristezas”. A veces, «pensamos que tenemos que flagelarnos mucho, golpearnos y tocarnos el pecho, en vez de apreciar todas las gracias que Dios nos ha dado, especialmente, la gracia de ser hijos y de ser hermanos para vivir en esa alegría permanente».

Nos quedan resquicios de las religiones ancestrales que se han infiltrado en la historia de la Iglesia y en la fe. Debemos dejar las actitudes clericales que generan miedo y desesperación en la gente. Tenemos que ayudarnos mutuamente a corregir eso para ser un pueblo de hermanos que se estiman.

Vivir la amistad íntima con Dios

Junto al mandamiento del amor, el Señor nos lleva a dar otro paso importante: «a la amistad íntima con Dios», pues, a la vez de ser hijos, «somos sus amigos», refirió el arzobispo.

“Ya no los llamo siervos, ya no los llamo esclavos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor. A ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre”, dice el Señor. Por lo tanto, la Iglesia también tiene que ser la «Iglesia de los ‘patas’ del alma del Señor» – acotó el obispo de Lima – «y esta dimensión de amigos es fundamental para existir, porque el Señor la opone a la idea de servidumbre y a esa actitud de miedo a ser castigados por Dios».

Jesús tiene esa gran capacidad de siempre valorar y reconocer a sus discípulos. A veces, los resondra un poco, pero es para alentarlos. Y siempre lo hace con delicadeza.

Monseñor Carlos señaló que, cuando celebramos al Señor en la Liturgia, todos nos unimos con respeto y con igualdad porque «todos somos iguales en la realidad de hermanos y de hijos». El problema ocurre cuando prevalecen las jerarquías y nos sentimos «dioses» al pensar que nunca podemos equivocarnos y somos perfectos. «¡No es así! Somos hijos, somos hermanos. El único Dios es nuestro Padre, que envió a su Hijo para mostrarnos su rostro amoroso», recalcó.

El Papa ha recogido esa antigua tradición de llamarle a la Iglesia: Iglesia sinodal, porque sinodal significa caminamos juntos el camino hacia Dios porque todos somos iguales. 

Jóvenes de la Catequesis de Confirmación de la Parroquia «El Sagrario»

La Eucaristía de este VI domingo de Pascua contó con la participación de la comunidad del Señor del Costado, de la región de Cajamarca, en el marco de sus 350 años e inicio del año jubilar. También se hizo presente la comunidad parroquial de La Inmaculada (Chiclayo) y la Asociación de Ex Alumnos Bentinianos, con motivo del 73° Aniversario de la creación del colegio.

En la Misa participaron los acólitos de la Parroquia San Juan de la Cruz y el Coro de la Parroquia Señor De la divina Misericordia, de Surco.

Central telefónica
(511)2037700