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Compartimos los gestos complementarios que podemos realizar desde el hogar en este Viernes Santo. Al llegar el mediodía, los invitamos a participar del tradicional Sermón de las Siete Palabras que transmitirá el Canal del Estado y las redes sociales del Arzobispado.

Este día, la Iglesia venera a Jesús Crucificado, reflexiona sobre el sentido de su muerte y el sentido de tantas muertes de hoy y en la historia, también eleva su oración universal y tendremos con las familias este siguiente gesto significativo.

Luego de la adoración a la cruz, invitamos a que las familias se reúnan y coloquen un crucifijo en la mesa. En seguida, leeremos el texto del relato de la Pasión del Señor según el relato en Marcos (14, 1-15,47) y haremos un silencio meditativo.

Gestos complementarios:

Cada familia debe poner alrededor del crucifijo que tiene algunas fotos con crucificados de hoy (enfermos consecuencia de la Pandemia, situaciones sociales, personas de la calle, incluso gente de su propia familia).

Luego, agradecer a Jesús su sacrificio y rezar por las personas que están en las fotos y en esas situaciones.

También recordar algunos momentos que en familia nos hemos crucificado unos a otros en el interior de nuestra casa. Cuando no nos hablamos, discutimos sin razón, nos ofendemos con gestos o palabras duras o nos agredimos verbal o físicamente.

Uno de los integrantes de la familia colocará un clavo al lado de la cruz (este clavo representa todo aquello que nos mata, que nos crucifica, egoísmos, mentiras, actos no fraternos). Dejar el clavo hasta el día Domingo de Resurrección para el gesto de ese día.

Damos gracias a Dios por este día santo en familia en el que conmemoramos su muerte y la muerte entre nosotros cuando no somos hermanos fraternos, solidarios unos con otros, pero confiamos en que nuestra conversión producirá frutos de sanación y salvación.

La noche de la Cena del Señor, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, presidió la Celebración Eucarística desde una Catedral solitaria, silenciosa y sin fieles, pero acompañada espiritualmente por todas las familias peruanas que se unieron para realizar, desde sus casas, el gesto del lavado de los pies: «Estamos llamados a aceptar el desafío de salir a anunciar el Evangelio en estas situaciones difíciles con una actitud auténtica de servicio», comentó durante su homilía (leer homilía completa).

Cena del Señor – Homilía de Monseñor Carlos Castillo (descargar transcripción)

El Arzobispo de Lima explicó que durante la cena con los discípulos, además de instituir la Eucaristía, Jesús tiene un gesto que sorprende a todos: se levanta de la mesa, se ciñe con una toalla, echa agua en una jofaina y se pone a lavarle los pies a sus discípulos: «este gesto inaugura el sacerdocio de Jesús y el sacerdocio ministerial, del cual depende todo el camino de la Iglesia futura, para promover con los apóstoles y luego con sus sucesores, la orientación de la vida de la Iglesia», añadió.

El gesto del lavado de los pies es un llamado a compartir el pan del cielo, dijo Monseñor Carlos, un llamado a compartir la sangre y el cuerpo del Señor para alimentar la fe del pueblo en su vida concreta, en sus caminos distintos: «Este es el día en que se inaugura el servicio profético de la evangelización de aquel que va caminando por el mundo anunciando el Evangelio, y que necesita, no solamente pastorear, no solamente santificar, sino anunciar sirviendo humildemente la vida de los pueblos».

El prelado indicó que el Señor ha venido a lavarnos los pies para que podamos comprender que este misterio de la autohumillación de Jesús, es el fundamento de nuestra existencia cristiana: «al recibir toda la Iglesia los tres ministerios, los tres carismas que todo cristiano recibe (sacerdote, profeta y rey), los vivamos como dones de Dios para servir y caminar con la gente y ayudarla. No son realidades que hay que monopolizar, sino que hay que compartir y hay que salir», expresó.

La salida de Jesús para el huerto de Getsemaní, y luego, para la Cruz, que también saldrá hacia el Padre en la Gloria, será la salida del servidor que siempre nos acompaña con su Palabra y peregrina con nosotros en la historia.

Carlos Castillo recordó que ser cristiano es dejarnos amar por el Señor, dejarnos lavar por el Señor, para tener la capacidad de lavarnos los unos a los otros para que podamos ser anunciadores del Evangelio: «por eso, se dice en una antigua expresión, que los evangelios se escribieron no con las manos, sino “con los pies”, porque fueron los cristianos caminando por el mundo que se dispersaron para llevar la Buena Noticia de que Dios es amor y solo amor».

Dirigir la Iglesia desde el servicio y no desde la posesión.

El Arzobispo de Lima remarcó el gesto de Jesús de lavar los pies de Pedro, para que no crea que dirigir la Iglesia es poseerla, si no es estar poseído por el amor de Dios: «el Espíritu de Dios es el que nos guía, el servicio es el que nos va conduciendo. Y por eso, nuestro ministerio siempre se renueva, porque como Dios siempre hace nuevas las cosas, en su compañía, nos permite siempre encontrar nuevas respuestas a los distintos problemas», acotó.

Estamos llamados a aceptar el desafío de salir a anunciar el Evangelio en estas situaciones difíciles con una actitud auténtica de servicio.

El Primado del Perú dijo que todos nuestros hermanos que ayudan y sirven humildemente en esta Pandemia son los «nuevos Cristos» que están surgiendo en el mundo: «ellos son de Dios, son de Cristo, porque viven y mueren como Jesús arriesgando la vida», enfatizó.

El acto infinito de amor del Señor por sus discípulos, sabiendo que le había llegado la hora, debe llevarnos a hacer ese signo diario que recuerde nuestra capacidad de amar y de servir, de ayudarnos a caminar, de prepararnos todos y organizarnos, desde nuestras familias, para poder marcar nuestras vidas con los gestos de Jesús.

Antes de culminar, Monseñor Castillo invitó a que todas las familias puedan imitar el gesto del lavado de pies desde sus casas: «Les pido que nos dispongamos con esos pequeños lavatorios de casa y con los niños, los papás, los hermanos, los jóvenes, los mayores, los abuelitos, nos dispongamos a lavarnos mutuamente los pies. Y nosotros todos aquí presentes, los vamos a acompañar a ustedes poniéndonos en la posición de quien lava los pies, de rodillas, para humildemente acompañarlos».

Hace más de un año, jóvenes enfermeros y médicos voluntarios, ofrecen su tiempo gratuita y generosamente para acompañar a los enfermos de nuestra ciudad. Y desde el Arzobispado de Lima queremos enviar un fraterno saludo y agradecer a todos nuestros héroes anónimos que dan testimonio de Jesús Resucitado con sus vidas.

La Unidad de Control de Emergencias de la Arquidiócesis de Lima (UCE) cumple su primer año de atenciones médicas gratuitas ininterrumpidas en las instalaciones de la Parroquia Santa Rosa de Lima, desde el inicio de la Pandemia Covid-19.

En ese sentido, conversamos con Eduardo Albarracín Ugarte, Director de UCE, quien nos comenta que a la fecha ya han realizado más de 9000 atenciones  y un promedio de 30 pacientes a diario.

“Muchos pacientes vienen de diferentes distritos de Lima, en su mayoría adultos mayores con enfermedades mórbidas que se han agravado, ya que muchos de ellos no han recibido atención en los hospitales desde hace un año a causa del Covid-19. De esta forma, nosotros los recibimos, les brindamos la atención gratuitamente y los ayudamos a mejorar progresivamente”, señaló Eduardo Albarracín.

No podemos llamarnos cristianos si el sufrimiento de mi hermano no nos estruja el corazón.

Actualmente, UCE cuenta con 35 voluntarios que, comprometidos con su servicio, vienen atendiendo de lunes a sábado de 9:00 a. m. a 3:00 p. m. e incluso en algunas ocasiones los domingos.

De otro lado, Eduardo señala que él y su equipo están agradecidos con Dios por bendecirlos en su servicio y no haberse contagiado ninguno de ellos de Covid-19, lo cual, reafirma su compromiso de ayudar a más hermanos, especialmente, en estos momentos de Pandemia.

No podemos llamarnos cristianos si el sufrimiento de mi hermano no nos estruja el corazón. Es la frase que a diario nos repetimos y nos sirve de motor para servir con amor y paciencia a los hermanos que más nos necesitan.

Eduardo Albarracín admitió que, todos los meses, la comunidad está en constante tensión para contar con los recursos y materiales necesarios para las atenciones: “Llega el fin de mes y el estrés vuelve, buscamos por todos lados y dejamos en las manos de Dios que provea los materiales y de pronto, llegan las donaciones en materiales o en dinero de hermanos, familias y empresas privadas que nos apoyan para poder realizar nuestro trabajo mes a mes gratuitamente y así, ya hemos cumplido un año”, indicó.

Es por eso que UCE solicita el apoyo de donaciones de materiales tales como: mandilones descartables, guantes de nitrilo, mascarilla kn95, 1 laptop, instrumental para curaciones, medicamentos para diabetes e hipertensión y 2 glucómetros. Los bienhechores interesados en ayudarlos pueden contactarse escribiendo al whatsapp: 984783603.

Compartimos los gestos complementarios que podemos realizar desde el hogar en este Jueves Santo. Recuerda que todas las Parroquias de nuestra Arquidiócesis de Lima celebrarán misas que se compartirán desde sus redes sociales en distintos horarios. Por su parte, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, presidirá la Celebración de la Cena del Señor, que se transmitirá a las 18:00 horas por el Canal del Estado.

Antes de participar de la misa de Jueves Santo, invitamos a reunirse en familia y responder las siguientes preguntas: ¿Qué nos ayuda a vivir en familia?
¿Cómo y por qué compartimos las alegrías y las tristezas? ¿Qué nos implica comer juntos?

Gesto del lavado de pies en familia.

Durante la celebración Eucarística del Jueves Santo, el sacerdote o el obispo suelen lavar los pies conmemorando el gesto de Jesús a sus discípulos, invitándolos a que fuéramos signos de servicio uno al otro. En esta noche queremos proponerles a las familias un hermoso y profundo gesto de servicio mutuo, realizar el gesto de Jesús en el seno de nuestras propias familias.

Te invitamos a mostrar humildad con tu familia y realizar el lavado de pies donde los esposos lo realizan mutuamente, luego los padres a sus hijos y concluimos con el lavado de pies de los hijos a sus padres.

Cada familia culminará este momento con unos minutos de oración por su amor mutuo y se darán un abrazo de paz entre ellos.

La Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Lima, nos invita a realizar el recorrido tradicional de la Visita a las Siete Iglesias, en forma virtual y desde casa. Para ello, nuestros jóvenes han preparado un momento de encuentro y oración que podemos seguir desde las 21:00 horas a través de la página de Facebook del Arzobispado de Lima y la Página de Facebook de la Pastoral Juvenil.

El Espíritu creativo y entusiasta de los jóvenes ha hecho posible que podamos vivir una Semana Santa diferente, aislados socialmente pero unidos en la fe, el amor y la solidaridad.

En ese sentido, la Pastoral Juvenil hace extensiva la invitación a todas las familias a sintonizar las redes sociales para «recorrer» siete iglesias representativas de nuestra ciudad, para vivir el camino del peregrinaje desde la fe y la oración.

De esta manera, el Jueves Santo, a las 21:00 horas, sintonicemos las redes sociales del Arzobispado de Lima y la Pastoral Juvenil. Previamente, a las 18:00 horas, Monseñor Carlos Castillo presidirá la Cena del Señor a través del Canal del Estado.

Como se recuerda, en el último tiempo de Cuaresma, de confinamiento y de Pandemia, nuestros jóvenes unieron sus voces para decir: «No Tenemos Miedo», un himno con eco en toda América Latina que expresa nuestra esperanza en la resurrección de nuestro mundo.

Un año después del inicio de la Pandemia, la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana, Cáritas Lima, agradece el esfuerzo humanitario de nuestras parroquias solidarias y misioneras para apoyar a las ollas comunes y comedores populares de las zonas más afectadas por la crisis sanitaria.

«Desde hace un año, empezamos la lucha contra el Covid-19. Y no ha sido fácil», destaca el mensaje de Cáritas Lima. A pesar que el riesgo al contagio nos mantiene en distanciamiento, el compromiso de la Iglesia y nuestras comunidades parroquiales sigue vigente y nos vuelve «más cercanos».

En ese sentido, Alejandra Mozo, Coordinadora de Comunicaciones de Cáritas Lima, nos comenta que durante el año 2020, se ha brindado apoyo a miles de familias a través de la colaboración a más de 100 ollas comunes y 53 comedores populares: «Sabemos que actualmente existe mucha necesidad en nuestra población. Perú ha sido uno de los países más impactados por la crisis sanitaria, y esto nos ha afectado a todos, especialmente a los que ya vivían en una situación de precariedad, vulnerabilidad y exclusión. Ante esta coyuntura, Cáritas Lima respondió brindando atención a quienes lo necesitan», expresó.

Más de 40 toneladas de alimentos en lo que va del año.

Mozo reveló que, en este 2021, se han distribuido más de 40 toneladas de alimentos a más de 10 mil personas en situación de pobreza y pobreza extrema: «Esta labor incansable no hubiese sido posible sin el trabajo conjunto con nuestras iglesias locales, párrocos y el importante apoyo del Arzobispado de Lima, así como de nuestros voluntarios, madres de las ollas comunes y donantes a los que agradecemos por su empatía y amor al prójimo», añadió.

Cáritas Lima adelantó que continuarán trabajando para lograr llegar a las 125 parroquias de nuestra Arquidiócesis: «buscamos el involucramiento de todos aquellos que puedan apoyar la lucha contra esta Pandemia y contra el hambre, para que hoy no falte un solo plato en la mesa», informó Alejandra Mozo.

Cómo colaborar con Cáritas Lima.

En estos momentos se requieren kits de alimentos de primera necesidad para apoyar a las ollas comunes. También son necesarios productos de higiene, protección personal y balones de oxígeno.

A continuación compartimos los números de cuentas bancarias para donaciones económicas.

Durante la Misa Crismal celebrada el último martes 30 de marzo en la Catedral de Lima, y a propósito de la difícil situación coyuntural y política que vive nuestro país, Monseñor Carlos Castillo recordó el llamado de los obispos de los Estados Unidos a la responsabilidad política (leer documento completo):

«58. La Iglesia está involucrada en el proceso político, pero no es partidaria de ningún partido. La Iglesia no puede abogar por un candidato o partido político sobre los demás. Nuestra causa es la defensa de la vida y dignidad humana, y la protección de los débiles y vulnerables.

59. La Iglesia participa en el proceso político, pero no debería ser utilizada por él. Damos la bienvenida al diálogo con líderes políticos y candidatos; buscamos encontrar y persuadir a quienes ejercen cargos públicos. Los eventos político-sociales y las oportunidades de fotografiarse no pueden sustituir a un diálogo serio».

Sobre el tema, el Arzobispo de Lima citó también las palabras del Cardenal Pietro Parolín, Secretario de Estado de la Santa Sede:

“Creo que al usar los símbolos religiosos para manifestaciones de parte como son los partidos se corre el riesgo de abusar de estos símbolos. Por nuestra parte no podemos permanecer indiferentes ante esta realidad” (5/19)

“Creo que la política partidaria divide, en cambio Dios es de todos. Invocar a Dios en favor de sí mismos es siempre muy peligroso. (5/19)»

Al respecto, Carlos Castillo, Primado del Perú, invocó a que, pensando en el bien común de nuestro país, se compartan estas orientaciones en las comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis.

Finalmente, el prelado hizo un llamado importante: «no mezclemos las cosas y garanticemos la limpieza y claridad del Evangelio enseñado con la profundidad con que nos ha dicho Jesús, para formar las conciencias, y de ahí, cada uno decida en libertad».

En la homilía de la Misa Crismal, el Arzobispo recordó que los sacerdotes y obispos «no hemos sido ungidos para ser un grupo separado, sino para ser una nación santa. El gran proyecto de Dios es que todo el pueblo sea un Pueblo de Reyes, un Pueblo Sacerdotal y un Pueblo Profético, y para ello, se necesitan servidores. Nosotros somos consagrados para que podamos constituir a nuestro pueblo», añadió.

En este Miércoles Santo, Monseñor Guillermo Elías, nos invita a reflexionar sobre el tema: «¿Qué produce en nuestra familia una fe ausente que no transciende entre nosotros? Un Dios que en medio de esta Pandemia pareciera ausente».

En este tercer día de reflexión, Monseñor Elías recuerda todo el dolor que viene generando la Pandemia en el mundo: «Muchas familias se han preguntado ¿Dónde está Dios? ¿Por qué Dios ha permitido la muerte de mi familia? Qué importante será que en este Miércoles Santo, las familias también se pregunten y reflexionen en comunidad sobre este tipo de preguntas. ¿Es que acaso a Dios le somos indiferentes? ¿O está en los médicos, en las enfermeras, en la religiosa que promueve la vida?».

«Los invito a reflexionar en este día, si la fe que profesan como familias cristianas y católicas es algo que da sentido a la vida. Porque la fe no es solamente una devoción o un cuadrito en el seno de una familia, es una experiencia que da sentido a la vida, a la muerte, a la enfermedad, a la tristeza, a la angustia», añadió el Obispo.

Cumpliendo todos los protocolos, y en compañía de un grupo reducido de sacerdotes y los obispos auxiliares, Monseñor Carlos Castillo presidió la Misa Crismal desde la Basílica Catedral de Lima: «estamos unidos en este ministerio que hemos recibido gracias a la unción en el Espíritu, y este Espíritu es la fuente inagotable de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que vivimos, de lo que esperamos», expresó el prelado al inicio de su homilía. (leer homilía completa)

Descargar Homilía de Monseñor Carlos Castillo (Transcripción)

«No hemos sido ungidos para ser un grupo separado, sino para ser una nación Santa. El gran proyecto de Dios es que todo el pueblo sea un Pueblo de Reyes, un Pueblo Sacerdotal y un Pueblo Profético, y para ello, se necesitan servidores. Nosotros somos consagrados para que podamos constituir a nuestro pueblo», indicó el Arzobispo de Lima.

Monseñor Castillo explicó que, a pesar de ser injustamente apresado y sentenciado, el Señor «no se desquita de los enemigos con una venganza destructiva, sino con la construcción de algo nuevo que los envuelve y los sigue llamando a la conversión. Y, por eso, nuestro sacerdocio, en primer lugar, es espiritual, porque es la comunicación de su amor inefable, irreversible, generoso, generador, generativo y constructor de nuevas formas de vivir, todas llenas de ese amor gratuito del cual brota la justicia».

El Obispo de Lima agradeció el esfuerzo de todos los sacerdotes que, en esta situación de Pandemia, han dado todo lo posible para que la gente sienta que el Señor no los abandona: «lo veo en las obras de servicio y de compartir que han realizado en toda la Arquidiócesis. No solo ha estado presente la ayuda material, sino también la ayuda espiritual del consejo, de los propios sacramentos, inventando nuevas formas para compartirlos, y así, poco a poco, aprender a sostenernos en una situación que podría prolongarse mucho más».

Somos sacerdotes para todas las circunstancias complejas de la vida.

Carlos Castillo señaló que el sacerdocio es un llamado a actuar en todas las circunstancias complejas y extremas de la vida: «La Iglesia siempre leyó los signos de los tiempos y los leyó en forma profunda, no superficial. Y la época que vivimos requiere, de todos nosotros, una mayor visión, una mayor comprensión de las cosas para lo cual nos formamos, a través de la reflexión y la meditación que hacemos. No estamos destinados solamente al pequeño mundo que tenemos. Hemos de sacrificar el propio mundo para abrirnos a las necesidades reales de la gente», reflexionó el Primado del Perú.

En estos meses, hemos aprendido que la constancia de los problemas que están ocurriendo con la enfermedad, se unen al calentamiento global, a la producción de accidentes geográficos gravísimos, a la confusión en la dirección de las sociedades, y también, a la crisis de la Iglesia y del sacerdocio.

Monseñor Carlos pidió una mirada más amplia y un corazón más ancho para salir de «nuestros munditos pequeños y egoístas», creyendo que las soluciones «están a la puerta de lo que más me gusta o de lo que yo creo que es la doctrina». Y añadió: «Los sacerdotes no actuamos por nuestra opinión, sino por cumplir las escrituras como Jesús, cumplir la voluntad de Dios. Y para eso, hay que hacer un arduo trabajo de profundización».

Recordando las palabras del Santo Padre: ‘Sin un futuro solidario de hermanos, no es posible un mundo nuevo’, el Arzobispo reiteró que es necesario intentar salir a construir nuestras parroquias misioneras y solidarias: «si perdemos de vista eso, que es lo fundamental, nos distraemos y renunciamos a nuestro sacerdocio. Una religión que no tiene como fundamento y enseñanza el amor, está condenada a perecer», puntualizó.

Nuestra condición de sacerdotes no es un elitismo clerical, es un servicio que requiere, de nosotros, estar atentos a la voluntad de Dios en su Palabra para hacer el ejercicio permanente de discernir. Estamos en buen camino para reformar nuestra Iglesia, para superar algunas costumbres que, quizás, en otras condiciones, pudieron haber funcionado para iluminar la historia, pero que ahora son totalmente deficientes. 

«Nuestra gente está ávida de sentido, ávida de Palabra y necesita sacerdotes no distraídos, pensando en cosas infantiles que no valen la pena – prosiguió el Obispo – tenemos que ayudarnos y acompañarnos en este proceso de madurez de nuestro sacerdocio».

Estar asistidos por el Espíritu Santo, nos permite la posibilidad de encontrarnos claramente ante nuestra debilidad, y agradecer a Dios, porque en medio de esa debilidad, Él nos recoge, nos alienta y nos ayuda a sanar las heridas.

Monseñor Castillo precisó que los obispos y los sacerdotes deben saber gobernar con amor, traduciendo cada signo en algo significativo, para que el rito no se convierta en una mera repetición, sino que sea «palpitación profunda de la vida del Espíritu. No somos repartidores de sacramentos, sino compartidores del amor de Dios. Hoy se nos exige eso, porque necesitamos responder al clamor general  de nuestro pueblo, darle aliento, vida y esperanza».

«Le pedimos a Dios, que sepamos seguir nuestro camino de pastores con humildad, porque no se trata aquí de poderes ni de privilegios, ni de ensañamientos, ni de desprecio. Se trata de ser fiel al Señor, y para eso, no podemos confiar en nuestras fuerzas, sino en su misericordia», acotó.

Garanticemos la limpieza y claridad del Evangelio.

A propósito de la difícil situación coyuntural que vive nuestro país, Monseñor Carlos Castillo evocó el llamado de los obispos de los Estados Unidos a la responsabilidad política (leer documento completo):

«58. La Iglesia está involucrada en el proceso político, pero no es partidaria de ningún partido. La Iglesia no puede abogar por un candidato o partido político sobre los demás. Nuestra causa es la defensa de la vida y dignidad humanas, y la protección de los débiles y vulnerables.

59. La Iglesia participa en el proceso político, pero no debería ser utilizada por él. Damos la bienvenida al diálogo con líderes políticos y candidatos; buscamos encontrar y persuadir a quienes ejercen cargos públicos. Los eventos político-sociales y las oportunidades de fotografiarse no pueden sustituir a un diálogo serio».

Sobre el tema, el Arzobispo de Lima citó también las palabras del Cardenal Pietro Parolín, Secretario de Estado de la Santa Sede:

“Creo que al usar los símbolos religiosos para manifestaciones de parte como son los partidos se corre el riesgo de abusar de estos símbolos. Por nuestra parte no podemos permanecer indiferentes ante esta realidad” (5/19)

“Creo que la política partidaria divide, en cambio Dios es de todos. Invocar a Dios en favor de sí mismos es siempre muy peligroso. (5/19)»

Carlos Castillo invocó a que los decanos, vicarios y obispos compartan estas orientaciones en las comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis. Finalmente, hizo un llamado importante: «no mezclemos las cosas y garanticemos la limpieza y claridad del Evangelio enseñado con la profundidad con que nos ha dicho Jesús, para formar las consciencias y de ahí cada uno decida en libertad».

En este Martes Santo, Monseñor Guillermo Elías, nos invita a reflexionar sobre el tema: «El dolor de que los hijos y padres no estén juntos, políticas sociales, culturales y económicas que provocan esta situación».

Queridas familias, que los hijos y los padres logren ser, a imagen de la Sagrada Familia, ese núcleo en el que vivamos nuestra niñez, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad.

El Obispo Auxiliar de Lima, invocó a nuestras comunidades parroquiales a profundizar el tema de este Martes Santo: «Hoy, reflexionaremos el dolor de esos hijos sin padres, y de esos padres que no logran integrar a sus hijos. Que podamos seguir en familia reflexionando y creciendo en esta Semana Santa tan especial en medio de esta Pandemia, en la que hay tanto dolor, pero también tanta iluminación entre nosotros».

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