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Homilía del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Carlos Castillo, en el marco del 199º Aniversario Patrio / Tradicional Misa y Te Deum.

Veamos la dura realidad y su luz.

Cada año, desde 1821, el Señor agudiza nuestra sensibilidad e inteligencia para percibir su luz en medio de nuestras tinieblas. En este año de tiniebla por la pandemia, entremos en ellas para ver esta luz.

Es tan dura la tragedia nacional y mundial que todo parece oscuridad. ¿Cómo no sentir confusión si nos invade el dolor ante cada enfermo y cada fallecida y fallecido? Junto a toda América Latina seguimos estando entre los países más afectados. ¿Cómo celebraremos nuestro Bicentenario si estará marcado por la pandemia? El contagio aumenta en calles, buses y mercados, a pesar de las medidas de cuidado. Con el poeta sentimos que “la resaca de todo lo sufrido se empoza en el alma” nacional [1]

Hemos sentido “las caídas hondas de los Cristos del alma” [2] aquí, en la Iglesia Catedral, recordados en sus miles de retratos multicolores. Amor y clamor silencioso y familiar han pasado por aquí. Sentimos aún que no es suficiente haberles entregado lo que Jesús nos dejó para enjugar nuestras lágrimas. Con el poeta clamamos: “tanto amor y no poder nada contra la muerte” [3]

Aún así, golpeados y zarandeados de dolor, venimos a orar y a escuchar la Palabra. Solo hurgando en el silencio solidario podremos recobrar la esperanza. Comencemos como Jesús derrotado en su Cruz, que expiró y esperó en el Padre y en nosotros. Guardemos un minuto de silencio…

Contemplemos la luz de Dios en las dos mujeres que se encuentran y se alegran.

En el Evangelio, vemos pequeñas luces y una gran Luz: dos mujeres parturientas se encuentran. Ambas fecundadas por la gracia del Dios de lo imposible. María, joven. Isabel, muy mayor, milagrosamente encinta. María se levanta y corre a atender a Isabel. Una generación ayuda a la otra. La unidad en el servicio lleva al desborde de alegría y canto. Comparten sus pequeñas alegrías, pero también la gran alegría por su Dios que “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes” (Lc. 1, 52)

A través de sus pequeños proyectos, se realiza y revela el gran proyecto del Reino de Dios en la historia de su pueblo. Se abre, así, el nuevo horizonte para toda la humanidad. Con el pequeño Juan Bautista termina una época de dominio de un sacerdocio infiel. Con Jesús, portador de la paz, comienza el tiempo del protagonismo del pueblo sencillo. María, la madre del rey, sirve a la mujer del pueblo. El Reino de Dios está llegando, y estas mujeres anuncian su presencia. Es así como María es nuestra Señora de la Paz.

Las luces en medio de sombras.

Inspirados por la Palabra, vayamos al encuentro de las luces que vemos aparecer.

1. Primero, la capacidad solidaria de cada uno y cada una ante la tragedia de cerca de 19,000 muertos. En tan pocos meses, nunca tuvimos tantos mártires de la Patria, en quienes se unió la iniciativa individual y el sentido del bien común. Mario Romero, “el ángel del oxígeno”, Santiago Manuín, el líder histórico Awuajún, y muchísimos otros y otras. La justeza de su entrega nos ha enaltecido.

2. Otras pequeñas luces surgen de esfuerzos de grupos ciudadanos de las más diferentes profesiones y oficios. Hoy, sobre todo, médicos y trabajadores de la salud, soldados y policías, trabajadores que sostienen los servicios urbanos, campesinos que envían los alimentos, el empresariado, asociaciones de la sociedad civil, iglesias y comunidades religiosas. En ellos vemos signos de un desprendimiento cada vez mayor y se avanza hacia una nueva manera de vivir y comprender nuestra realidad. Nos recuerdan los tiempos primeros de la República por la participación de las provincias y la ayuda mutua para lograr la libertad. Estas luces nos alientan.

3. La luz aumenta cuando el ideal de la Nación vuelve por oleadas. Es decir, en el deseo de sentirnos un solo pueblo, en medio de la adversidad, aprendemos a apreciar y a no despreciar. Y aunque todavía la cizaña de la indiferencia hace lento el proceso, ya aparece una real esperanza de Patria. Aún hemos de aprender a superar la estrechez con la anchura, el monopolio con la sana competencia, la mezquindad y la corrupción con la ganancia adecuada y justa, el dominio de la naturaleza con su cuidado, la salud como negocio con la salud como servicio, la herencia de costumbres coloniales discriminadoras, con el trato respetuoso y dignificador. En esto, la violencia contra la mujer exige, sin duda, nuestra atención prioritaria y urgente. Ya es tiempo también de superar la antigua exclusión de la Amazonía, con el respeto agradecido a su naturaleza y a sus comunidades originarias. Como Iglesia universal, con el Papa Francisco, nos hemos comprometido con la vida de la Amazonía, que es la de nuestra América Latina y la vida de toda la humanidad. 

4. Así, ante nuestros ojos están pandemia y sistema en crisis, no episódica sino mundial, larga y grave. Sus costos se han precipitado dolorosamente en el Perú. Es tiempo de reconocer el riesgo en que está nuestra existencia como Nación, como República, como Democracia. Un desafío tan grande nos convoca a la unidad.

La Nación republicana: libertad y bien común.

Hermanos y hermanas, si el don divino de la gran Luz emerge del servicio solidario, esa Luz es Jesús, solidario hasta la muerte con la humanidad. Donde hay solidaridad allí está Jesús. En el pasado encontramos algunos signos. Es muy significativo que una mujer historiadora de la calidad de Carmen McEvoy, llame a avanzar “en una nueva definición de la democracia que el republicanismo vincula con un ideal participativo y no meramente representativo para erradicar así la idea de ciudadanos consumidores indiferentes al supremo valor… del bien común” [4].

La Nación republicana y la Iglesia.

En los inicios de la República, algunos creyentes insignes propusieron ya un proyecto de Nación republicana realmente inclusivo. Así, el Arzobispo de Lima, Francisco Xavier de Luna Pizarro, consideró, nos dice McEvoy, que “constituir una “república” era una “sublime empresa”, pero implicaba el empeño  “forzoso” de “acordar opiniones” allí donde reinaba el egoísmo. Por ello, Luna Pizarro propuso sacrificar el bien individual “en aras del verdadero bien nacional” renunciando al “desastroso principio del interés personal” [5]. La participación popular organizada y directa era la garantía para la realización de la República. Hoy es hora de retomar estas intuiciones fundadoras.

Iglesia de los pobres y proyecto nacional.

Hoy, como Iglesia en sintonía pastoral con el Papa Francisco, urge aportar desde nuestra fe, a no dejar al creyente en la pasividad, sino a que se ponga de pie y sea sujeto personal y social generador de procesos duraderos de solidaridad. Debemos ayudar a crecer en conciencia, capacidades humanas y sociales, para que se escuche la voz de todos. Ante todo, para enfrentar la pandemia, priorizando la atención y la reforma de la salud y la educación. Pero, también, para que los aportes de las bases sociales menos atendidas, lleguen a los planes nacionales y se orienten hacia reformas viables pero sustantivas. 

Para responder como Iglesia de Lima a este decisivo momento, ya estamos en un proceso de conversión personal y comunitario y de reforma interna. La Asamblea Sinodal, el Plan Pastoral Arquidiocesano, la Pastoral de emergencia, con Cáritas Lima y el Plan de parroquias “misioneras y solidarias”, son nuestros primeros pasos. Con la ayuda espiritual y material vamos caminando a ser parroquias generativas, cuyo centro es la conversión pastoral, que se renueva para evangelizar, educa espiritual y éticamente a nuestro pueblo, promueve nuevos vínculos sociales y la conciencia ciudadana hoy tan urgente.

Proponemos unirnos también a los esfuerzos en curso de un proyecto nacional a largo plazo, para encontrar juntos metas para una sociedad que necesita un rumbo mucho mejor. Quisiéramos hacerlo con los aportes de las bases de todos los sectores y actores sociales. Para ello, quiero convocar mediante nuestra Vicaría de la Pastoral Social y Dignidad Humana, a un proceso de diálogo en todos nuestros barrios y vecindarios mirando al Bicentenario, como lo hicieron los vecinos hace 200 años.

Ante situaciones dramáticas del pasado, también nuestra Iglesia de Lima cambió. La Iglesia misionera de Toribio de Mogrovejo en busca de los 600,000 peruanos que quedaron del colapso de la conquista [6], y Francisco Javier de Luna Pizarro, cuyo testimonio personal de compromiso por la unidad, la libertad y el bien común de la República naciente, lo llevó también en la Iglesia como Arzobispo de Lima a “la energía, el dinamismo y actividad …comparable con la que había desarrollado en su actividad parlamentaria o más” [7], nos invitan hoy a una presencia significativa y profética en nuestra sociedad.

La pandemia nos ataca, pero también la frivolidad y el individualismo de décadas. El sujeto humano pobre, suele estar debilitado sin norte común, ni organización, ni esperanza. Por ello, el Papa Francisco valora los movimientos sociales y la participación activa, organizada y consciente de las bases de la sociedad. Nos lo dijo claramente en su visita al Perú: “no se dejen robar la esperanza” [8]

Quizás, la gran luz para estos días, como entre 1821 y 1824, llega del clamor popular de los sencillos. Pero no está organizado. Requiere ser valorado y fortalecido, y no usado para fines particulares. Igualmente, el reto difícil de las próximas elecciones obliga a la cooperación honesta de todo participante, y es preciso renunciar a sacar ventajas desleales. Los electores no solo hemos de informarnos bien, sino cooperar creativamente para impedir ser manipulados. La fe alienta el amor a los hermanos lejanos y cercanos, y redefine el bien individual, integrándolo con el bien común. Dios no nos creó para salvarnos solos, sino hermanándonos como hijos e hijas del mismo Padre.

Así mismo, llamo también a los fieles católicos y a las comunidades religiosas a colaborar, acompañando la búsqueda de reforma en el Perú, mediante la renovación de nuestro modo de ser Iglesia. Laicos y laicas, en sus parroquias y comunidades, ayudémonos a superar todo clericalismo y elitismo indiferente, todo autoritarismo y abusos contra los menores y la mujer, toda espiritualidad individualista, vacía, ausente de amor fecundo y solidario, y todo culto al dios dinero.

Así, siendo Iglesia, misionera y solidaria, podremos ayudar a la resurrección de nuestra Patria, a la libertad que proclama nuestro himno, y al servicio de la Patria Grande que no solo hemos de soñar y esperar, sino también ser y realizar. Pidamos al Dios de la Vida y de la historia, y a María, nuestra Señora de la Paz, servidora de los que más sufren, que nos den la fuerza y sabiduría para seguir a esa gran Luz que iluminará nuestro futuro.  


[1] Vallejo, C. Los Heraldos Negros. En: Poesía completa, Visor Libros, Madrid, 2017, p. 157.  

[2] Id.p. 157.

[3] Vallejo, C. Masa, En: Poesía completa, Visor Libros, Madrid, 2017, p. 587.

[4] Mc Evoy, C. En pos de la República, Ensayos de historia política e intelectual, IEP, Lima, 2019, p. 36.

[5] Id.p.78-79.

[6] Cfr. Cook, Noble D. La catástrofe demográfica andina, Perú 1520-1620, FE-PUCP, Lima, 2010, pp.169-200; 311-320, FE-PUCP, Lima 2010; Toribio de Mogrovejo llegó a Lima el 24 de mayo de 1581, y sus años de arzobispo fueron empleados en grandes viajes al interior, cfr. Benito, JA. (Ed). Libro de las  visitas de santo Toribio Mogrovejo (1593-1605), FE-PUCP, 2006; Castillo, C. (ed) Actas del Congreso Académico internacional, Toribio de Mogrovejo, Misionero, Santo y Pastor, DARI-PUCP, Lima 2007.

[7] Villanueva, C. Francisco Javier de Luna Pizarro, Parlamentario y primer presidente del Congreso peruano, FEC-IRA-PUCP, Lima, 2016, p.191. Véase también, p. 174-175, “Ideas de Luna Pizarro en la misa del Espíritu Santo en 1932”

[8] Francisco. Homilía en la Santa Misa en Huanchaco (Trujillo). 20 de enero del 2018.

Alrededor de 180 directivos de las instituciones educativas estatales y colegios de acción conjunta correspondientes a la jurisdicción de la ODEC Lima, participaron de una capacitación virtual: «Proyectos Educativos Institucionales: Diseño y Evaluación», a cargo del Magister Wilfredo Gonzales Flores.

La videoconferencia, cuya organización estuvo liderada por Clotilde Osorio de la Peña, Directora de ODEC Lima, representa un primer acercamiento en el fortalecimiento y la comunicación con los directores de los colegios, así como el nuevo periodo de transformación digital que demanda la educación en estas circunstancias especiales.

Durante la capacitación virtual se abordaron tres preguntas fundamentales: ¿Por qué tendríamos que trabajar con proyectos de aprendizaje institucionales? ¿Cómo es un auténtico proyecto de aprendizaje ABP de escuela o institucional? Y ¿Cómo diseñar y como evaluar proyectos de aprendizaje ABP de escuela o institucional?

Pensamiento crítico y resolución de problemas: los nuevos desafíos de la educación.

Wilfredo Gonzales explicó que, entre los desafíos que nos deja la pandemia, es indispensable utilizar mecanismos que fortalezcan las enseñanzas de las competencias del siglo XXI: «estas competencias nos llaman a utilizar la tecnología, y al mismo tiempo, dan un nuevo rol para los docentes y para los estudiantes. Estas competencias deben responder a un pensamiento crítico y resolución de problemas, a la colaboración, carácter, comunicación, creatividad e imaginación y ciudadanía global», indicó.

Según Gonzáles, para un auténtico proyecto de aprendizaje ABP de escuela o institucional, se debe presentar características de independencia, complexidad, significatividad, y viabilidad.

También señaló que, para diseñar y evaluar este tipo de proyectos, el docente «debe desarrollar una práctica, teniendo en cuenta diseño y planificación, la cultura, considerar el andamio de aprendizaje del estudiante, y evaluar el aprendizaje del estudiante y coach».

En el distrito de San Miguel, la Parroquia Jesús Redentor se ha organizado con las comunidades de laicos para armar bolsas de víveres y distribuirlas en las quintas del barrio. Para ello, la Parroquia ha contactado con los coordinadores de cada quinta, quien dispone de un padrón con las familias más afectadas por la pandemia: “de este modo designamos la cantidad de ayuda, y así, la repartición es más rápida y ordenada”, explicó el Párroco Manuel Ernesto Zegarra Basurco.

Hasta la fecha, la Parroquia Jesús Redentor ha entregado víveres a más de 300 familias: “las donaciones que nos llegaron de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana nos permitieron complementar las bolsas de víveres que compartimos”, añadió el Padre Manuel.

Pastoral de la calle y almuerzos solidarios.

Manuel Zegarra comentó que la Parroquia ha designado un espacio para el trabajo de la ‘Pastoral de la calle’, proyecto organizado por una comunidad que reparte almuerzos diarios a personas en situación de calle.

No podemos quedarnos con los brazos cruzados, tenemos que hacer un signo. Como iglesia y comunidad, tenemos que hacernos presentes, a través de la solidaridad y la sensibilidad de todos.

Por otro lado, la Parroquia mantiene reuniones virtuales con sus comunidades de forma periódica: “es una manera de seguir evangelizando, de continuar la devoción y aplicarla en ayuda solidaria. Este es un signo muy positivo y esperanzador en este tiempo difícil”, destacó el Párroco Manuel Zegarra.

Todos los jueves un nuevo episodio de “Avisos Parroquiales”.

“Avisos Parroquiales” es un microprograma de la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima. Cada jueves se estrenará un nuevo episodio, a través de nuestro canal de Youtube y página de Facebook.

Si deseas contarnos las acciones de solidaridad de tu Parroquia, puedes escribirnos vía email a: prensa@arzobispadodelima.org

¡Nos vemos hasta la próxima semana!

Ubicada en el distrito de Chorrillos, la Parroquia San Pedro viene acompañando a cientos de familias gracias al apoyo, la planificación, y la ejecución de acciones solidarias, por parte de los líderes de las comunidades parroquiales que conforman el Consejo Pastoral.

«Estamos apoyando a nuestro comedor parroquial ‘El Buen Pastor’, a través de actividades que difundimos por redes sociales, y llaman al espíritu solidario de las personas. Gracias a ello, hemos recibido donaciones de mil pollos de una granja, y hemos repartido 500 bolsas de víveres», contó el Párroco Raúl León Caycho OFM. a la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima.

Rául León explicó que las donaciones recibidas de Cáritas Lima, han sido un recurso indispensable para ayudar a los comedores populares del barrio: «la entrega de alimentos que nos facilita Cáritas, ha permitido apoyar a 150 personas que acuden a los comedores populares de nuestra zona. Hasta la fecha hemos ayudado a tres comedores de nuestra jurisdicción: Santa Rita, Alto Perú, y el Comedor de Pronovi», añadió.

Consejo Pastoral: un grupo dinamizador para la solidaridad.

El Padre León Caycho indicó que, para las acciones sociales de ayuda y repartición de víveres, recurrieron a los líderes de los grupos parroquiales que conforman el Consejo Parroquial: «acá trabajamos con un grupo dinamizador de la pastoral. No es un grupo social ni tampoco es una agencia, sino que integramos la opinión de todas las cabezas de los grupos que tenemos», precisó.

«Las personas beneficiarias de las bolsas de víveres, son personas que vienen a nuestra casa pidiendo ayuda. También contamos con una lista de empadronamiento para llevar canastas a los hogares más necesitados. A pesar de la cuarentena, el comedor parroquial nunca ha cerrado, siempre hemos entregado 100 almuerzos diarios, pero con la pandemia, ahora repartimos 250 almuerzos diarios», comentó el Padre Raúl.

La Iglesia presente en las necesidades humanas.

Finalmente, el Párroco de la Parroquia San Pedro recuerda que todo culto por la vida cristiana, debe inspirarse desde la caridad y el amor al prójimo: «El Evangelio mismo lo dice: ‘Cada cosa que estoy haciendo por uno de estos pequeños me lo hicieron a mi’ (Mateo 25:40), ‘Una fe sin obra es una fe muerta’ (Santiago 2, 14-19)», reflexionó.

Es importante que nuestro culto, nuestra vida cristiana, este refrendada siempre por la caridad, por dar de comer al pobre, vestir al desnudo, dar hospedaje aquel que no tiene. Lo poco que tenemos, tenemos que compartirlo.

La web del Arzobispado de Lima ha incorporado un lector de texto con voz, una función para escuchar todos nuestros contenidos digitales. Se trata de una iniciativa que beneficiará, principalmente, a nuestros hermanos invidentes.

En el siguiente video, te explicamos cómo activar la función de lectura por voz en cualquiera de nuestros artículos.

Las Parroquias de Lima siguen organizándose para ayudar a familias en situación de vulnerabilidad. En este nuevo episodio del microprograma: «Avisos Parroquiales», compartimos más gestos de solidaridad en la Arquidiócesis de Lima.

Parroquia San Lucas: comunidades ayudan a más de mil familias.

La Parroquia San Lucas, situada en Pueblo Libre, ha recurrido a la colaboración de sus feligreses para recaudar alimentos y víveres que beneficiaron a más de mil familias.

“La Iglesia se manifiesta en estas acciones concretas de solidaridad, haciéndose cercana con aquellas personas más necesitadas, para compartir lo que tenemos y darles una palabra de aliento», cuenta el Párroco Carlos Rodríguez Mayorga.

La Iglesia somos todos actuando, desde los sacerdotes jóvenes atendiendo a los enfermos, hasta las hermanas religiosas, comunidades de laicos que llevan los víveres, todo una gama amplia de acción que muestra la fe a través de las obras.

Parroquia La Sagrada Familia: solidaridad en los cerros San Cosme.

Por otra parte, la Parroquia La Sagrada Familia, ubicada en el cerro San Cosme, ha canalizado las donaciones de Cáritas Lima, para apoyar a más de 150 familias necesitadas:

“La Victoria es la zona más crítica de contagio, y por ello, la repartición se ejecuta con la organización de los laicos de la Parroquia. Las comunidades se encargan de implementar un espacio para la entrega de víveres, desinfectando todo el lugar con lejía, y controlando el ingreso de las personas con mascarillas y alcohol gel”, dijo el Párroco Alex Loayza Espinoza.

La presencia de la Iglesia se hace grande y cercana cuando se mira la realidad, llevando un mensaje de esperanza en medio del dolor. A través de la ayuda que compartimos, nuestra fe se fortalece y nos motiva a seguir sirviendo.

Todos los jueves un nuevo episodio de “Avisos Parroquiales”.

“Avisos Parroquiales” es un microprograma de la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima. Cada jueves se estrenará un nuevo episodio, a través de nuestro canal de Youtube y página de Facebook.

Si deseas contarnos las acciones de solidaridad de tu Parroquia, puedes escribirnos vía email a: prensa@arzobispadodelima.org

¡Nos vemos hasta la próxima semana!

Hace 36 años, un 15 de julio de 1984, Carlos Castillo Mattasoglio fue ordenado sacerdote por el Cardenal Juan Landázuri Ricketts O.F.M. Enviamos un fraterno saludo a nuestro Arzobispo de Lima y nos unimos en oración, para pedir por la misión episcopal que el Santo Padre le encomendó hace más de un año.

El camino sacerdotal de Monseñor Carlos Castillo

La vida sacerdotal de Monseñor Castillo estuvo marcada por el encuentro y la cercanía con varias Parroquias de Lima. Comenzó como vicario parroquial de “San Francisco de Asís”, en Tablada de Lurín de 1987 a 1990; posteriormente, fue nombrado vicario parroquial de “La Encarnación”, de 1990 a 1991.

Nuestro Arzobispo también se desempeñó como asesor de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, de 1987 a 1998; ha sido responsable de la Pastoral Universitaria de Lima, y colaborador en la Parroquia de “San Juan Apóstol”, de 1991 a 1999, después pasó a ser Vicario parroquial hasta 2001.

Ordenación sacerdotal de Monseñor Carlos Castillo. 15 de julio de 1984

Carlos Castillo fue vicario para la Pastoral Juvenil de Lima, organizador de la Vicaría para la Juventud, y responsable de la pastoral vocacional, entre los años 1996 y 1999.

En el año 2000 fue Asesor nacional de Pastoral para la Juventud, donde organizó el Encuentro Nacional de Juventud por el jubileo. Durante siete años fue el Párroco de la Virgen Medianera (2002 a 2009), y en 2010 fue nombrado Párroco de ‘San Lázaro’ hasta 2015. Por último, fue colaborador de la parroquia “San Francisco Solano” hasta 2018.

Además de su intensa vida parroquial, Monseñor Castillo es profesor de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Perú, desde el año 1987 hasta la actualidad.

Recientemente, el Padre Luis Sarmiento se despidió de la Parroquia Santuario Nuestra Señora de Guadalupe, en el distrito de La Victoria, para asumir una nueva misión, esta vez como rector del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo.

«Yo no fui escogido de una casta, simplemente fui escogido por Dios de una realidad concreta, el Señor me llama, me ordena sacerdote para trabajar en esa realidad concreta, y todos los que pasamos por el Seminario fuimos llamados para ser pastores en medio del pueblo. No se puede entender el sacerdocio de otra manera», cuenta el Padre Sarmiento a la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima.

Con más de 20 años de sacerdocio, Luis Sarmiento nos explica que el Seminario no es ajeno a su vida: «son siete años formándome, cuatro años después con la formación en el propedéutico, y ahora estoy como en mi tercera temporada. Conozco el Seminario, conozco su historia porque he caminado aquí. He aprendido en el Seminario que las capacidades que no tengas, el Señor te las pone de una u otra manera», añadió.

Formar pastores que caminen con la gente.

Para el Padre Sarmiento, la cercanía con la gente es fundamental en la formación de un sacerdote: «como dice el Papa Francisco, tenemos que formar pastores que huelan a oveja, que puedan tomar conciencia de lo que significa caminar con los demás».

El Evangelio nos permite ver la actitud de Jesús de estar con la gente, de curar, de sanar, incluso lo critican, pero Él no está buscando cómo fortalecer su imagen pública, vive el tiempo formando, ayudando y acompañando.

Un tiempo para abrirnos a la generosidad.

Por otro lado, Luis Sarmiento indicó que la pandemia no sólo ha demostrado nuestra fragilidad, también «ha puesto al descubierto lo que nos toca hacer, entonces, creo que este camino ha sido un tiempo para descubrir cómo somos, para abrirnos a la generosidad, para vivir esa libertad de ser hijos de Dios, y sobre todo, en esa sencillez que necesitamos vivir los curas».

Los hombres y mujeres de nuestra patria necesitan una Iglesia que los acoja, los acepte y los reciba. La Iglesia abre las puertas para eso, porque Cristo lo hizo, y el Evangelio nos enseña que Dios está en la cotidianidad, es en la cotidianidad donde habla y cura, y nos hemos olvidado de eso.

El Padre Sarmiento recordó que la acción de Dios «no se limita a un espacio pequeño, se abre, tiene que ser así, y eso vamos aprendiendo; el mismo mundo, la vida y ahora la pandemia, nos ha enseñado eso».

«¿Qué es lo que esperan del nuevo rector? Simplemente recen por él, para que pueda hacer las cosas bien, para que trate de hacer la voluntad de Dios en todo momento», precisó.

El Arzobispado de Lima ofrece su Central Telefónica para la atención al público en general. Si deseas contactar con nuestras oficinas, puedes comunicarte al (01) 203-7700. Aquí todos los detalles:

Horarios de atención de la Central Telefónica

Además de la atención de Cáritas Lima (Opción 1), y la Pastoral de escucha (Opción 2), el Arzobispado de Lima habilitó la atención por llamadas telefónicas en todas sus oficinas.

Para comunicarte con cualquiera de nuestras áreas, o solicitar información, puedes llamar al número: (01) 203-7700.

Atención al público: de lunes a viernes
Horarios: de 8:30am. a 1:00pm. / 2:00pm. a 5:00pm.

Luis Sarmiento presidió su primera Eucaristía como rector del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo. Acompañado de los jóvenes seminaristas, el Padre Sarmiento expresó su inmensa alegría por esta nueva misión encomendada.

Durante su homilía, el Padre Sarmiento explicó que, a pesar de nuestras actitudes individualistas y egoístas, Dios no aparece desafiante o nos recrimina, por el contrario, «Él quiere llegar a tu corazón para que comprendas el amor del Padre, un amor que no es movido por las etiquetas o calificativos que ponemos a la gente, Dios no se fija si somos de una tendencia, si tú eres ‘rojo’, ‘verde’, o un híbrido de siete colores, Dios nos ama tal cual somos».

«Hoy, el Señor nos hace mirar de cerca cómo nos hemos acostumbrado a vivir, porque eso es lo que pasaba con el pueblo de Israel, se acostumbró a vivir infiel, a pensar que podemos vivir con etiquetas, señalándonos unos a otros, a creernos que somos ‘más santos’ que los otros, a creer que el otro es más miserable que yo, pero a Dios no le importa qué tan miserable soy, porque me ha llamado simplemente para descubrirme más amado por Él», añadió.

El Señor ha venido a quitarnos las etiquetas que otros nos ponen, el Señor ha venido a hablarnos al corazón, a transparentar su amor para decirnos: ‘tú eres importante, yo te amo a ti’,

Y dirigiéndose a los jóvenes seminaristas agregó: «la formación es un camino en el que debes dejar amarte por Dios, porque la vida cristiana lo es, porque no vamos viendo a un Dios que va señalando tus equivocaciones, sino un Dios que te va poniendo los caminos, que se acerca y toca tu vida».

El Señor nos quiere para más, nos quiere ver mejores seres humanos, dejándonos amar por Él y dando testimonio a los otros.

«Dios seguirá haciendo más cosas contigo si permites que toque tu vida, que llegue a tu corazón y te siga hablando, porque Él cree en ti, y ese es el punto de partida en nuestro camino pastoral», sentenció.

Central telefónica
(511)2037700