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En el marco del Día del Campesino, la Iglesia de Lima reafirma su compromiso de solidaridad con los sectores más golpeados por la pandemia, como es el caso de los productores de tubérculos y pequeños agricultores del interior de nuestro país, quienes buscan reinsertarse en el mercado y sobrevivir a las consecuencias de la crisis sanitaria.

Según la Convención Nacional del Agroperuano (Conveagro), la pandemia ha alcanzado pérdidas de más de 6 mil millones de soles entre los pequeños agricultores a nivel nacional. Mientras que en la sierra se ha encarecido el transporte para llevar los productos a las ciudades, en la selva se han perdido hectáreas de piña, camu camu, café o cacao, al no poder cosecharse.

En medio de esta compleja realidad, la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad humana – Cáritas Lima, viene ejecutando programas de transformación económica para apoyar a micropempresarios y emprendedores de diversos rubros, como el sector agrícola, así lo explica Cinthya Tello, primera mujer en asumir la Dirección General de Cáritas en el Arzobispado de Lima:

«Nosotros hemos visto cómo se ha deteriorado la situación de muchos emprendedores, y desde Cáritas Lima hemos querido apoyarlos ofreciendo una ventana de oportunidades mediante la compra solidaria de varias toneladas de productos agrícolas y la promoción de sus negocios mediante nuestras redes sociales. Todo lo que adquirimos es redirigido a las donaciones que distribuimos con la población más necesitada de nuestra jurisdicción», señaló Tello.

Productos agrícolas en las ‘ollas comunes’ de los cerros de Lima

Ollas comunes en los cerros del Rímac benefician a decenas de familias

La red solidaria de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana se canaliza con el apoyo de las Parroquias de la ciudad y la organización de las comunidades de laicos, quienes se encargan de recibir los donativos, armar las canastas de alimentos y distribuirlas a cada familia: «entregamos donativos a más de 50 instituciones, entre parroquias, congregaciones, hermandades, ONG’s, comedores populares, y hasta ‘ollas comunes’ que benefician a muchas asociaciones de familias de nuestra diócesis», comenta la Directora General de Cáritas Lima.

Precisamente la preparación de las denominadas ‘ollas comunes’ ha sido un recurso indispensable en la supervivencia de varias familias de los cerros de Lima: «con la compra de cultivos estamos contribuyendo a la alimentación de familias de asentamientos humanos de distritos como El Rímac, El Agustino, La Victoria, Chorrillos y otros sectores que la están pasando mal», – indica Cinthya Tello.

El rol de los laicos es fundamental en la Iglesia, tiene mucho para dar, y tenemos que asumir este rol que nos toca desde nuestras diferentes profesiones y capacidades, con mucho ánimo

«Nuestra Iglesia tiene un rostro solidario»

«En la Iglesia tenemos como principio la solidaridad – reitera Tello – tenemos que seguir activando las diferentes acciones de la Iglesia, ya sea mediante la ayuda humanitaria, la pastoral de escucha, la pastoral de salud, y los diversos programas de nuestra pastoral social, llevando un mensaje de aliento y esperanza».

Cinthya Tello, Directora General de Cáritas Lima; Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima; Padre Alberto Avalos, vicario de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana

Estoy convencida que siendo solidarios podemos llegar a todas aquellas personas que lo necesitan. Nuestra Iglesia tiene un rostro solidario, más ahora que los niveles de vulnerabilidad están presentes en todas las esferas de nuestra sociedad

«El Perú va a salir adelante si todos nos sumamos – dice Cinthya Tello como reflexión final – la Iglesia de Lima está levantándose con el esfuerzo de todos para reactivarnos, transformarnos y crecer en este nuevo espacio al que nos dirigimos después de la pandemia, un espacio de solidaridad, respeto mutuo y equilibrio».

A fines de mayo, productores de papa de la región altoandina de Junín lograron vender cinco toneladas de papa blanca yungay, a precio de chacra y sin intermediarios, a Cáritas Lima, gracias a la promoción y articulación comercial de Sierra y Selva Exportadora, organismo adscrito al Ministerio de Agricultura y Riego.

«A través de un signo sencillo, queremos recordar el clamor de todo nuestro pueblo por no haber podido enterrar dignamente a sus muertos debido a las circunstancias que tenemos y las medidas de seguridad. Hoy queremos agradecer a Dios por la vida de todos ellos, bendecirlos y entregarlos al Señor en forma digna, humana y cristianamente», fueron las palabras del Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, durante la Celebración Eucarística de la Solemnidad del Corpus Christi, realizada a puertas cerradas y con el conmovedor marco de más de 5 mil fotografías con los fallecidos por Covid-19 en el Perú.

Este domingo 14 de junio, la Basílica Catedral de Lima se convirtió en un mural de fotografías en homenaje a las víctimas del Covid-19. En sus más de 400 años de historia, por primera vez la Catedral acogió las más de 5 mil intenciones por fallecidos que llegaron en la última semana y ocuparon las bancas, paredes y paneles de la Basílica. Médicos, bomberos, policías, militares, periodistas, historiadores, padres, madres, ancianos, niños, personas de todas las edades y estratos sociales, reunidos para ser despedidos simbólicamente en un acto de dignidad y reconocimiento a sus vidas.

«Nos hemos reunido para recordar, y recordar significa volver a adentrar a alguien en nuestro corazón, y por eso hemos querido festejar esta Fiesta del Corpus Christi, porque Jesús dice – ‘hagan esto en recuerdo, en memoria mía’ – y el recuerdo es algo que nos transforma completamente», expresó Monseñor Castillo al inicio de la homilía.

«Como el Papa Francisco ha dicho esta mañana, Jesús quiso dejar la hostia, el pan y el vino como signos de su cuerpo y de su sangre para que saboreemos hondamente, porque la escritura es un recuerdo, pero se puede pasar de largo porque nos es difícil hacer memoria, la Palabra necesita algo tangible y tiene que meterse en el cuerpo de tal manera que sintamos el sabor profundo de lo ocurrido con Jesús que entregó su vida», añadió el Primado del Perú.

El sabor amargo y duro de estas muertes de nuestros hermanos aquí presentes se puede transformar en una alegría y una esperanza cuando saboreamos el sentido de la muerte de Jesús que fue para darnos vida a todos, una muerte por amor, injusta, pero una entrega generosa que introdujo el perdón en la historia, y así abrir las puertas de la esperanza a la gente, inclusive a los pecadores, inclusive a los que lo mataron

El Arzobispo de Lima señaló que, en esta celebración discreta del Corpus Christi, «queremos celebrar en esta sencillez eso que el Papa hoy día llamaba ‘la debilidad, la fragilidad y la sutileza de la hostia’, que es un pan simple, sencillo, pero que gracias a que lo saboreamos, sentimos la delicadeza de un Dios que nos trabaja por dentro y nos abre el corazón y las manos para ayudar».

Detrás del anonadamiento está la fuente inagotable del amor que nos resucita

Refiriéndose al Evangelio de Juan (6, 51-58), Monseñor Castillo explicó que, ante la afirmación de Jesús ‘Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida’, la pregunta de los judíos ‘¿Cómo puede darnos de comer su carne?’ expresa una preocupación solo material e individual, omitiendo la más importante, la espiritual: «cuando yo tengo hambre es un problema material, cuando el otro tiene hambre es un problema espiritual, un problema de actitud, de cómo salimos de nosotros mismos, ante el miedo, ante la desazón, ante el hundimiento, nos encerramos, respiramos por la herida, no entendemos, y cuando el Señor viene con su comida sutil, nos hace entonces entender y comprender nuestras heridas, tomando la debilidad para convertirla en una fortaleza amorosa» – indicó.

Jesús, que era de condición divina no retuvo para sí su categoría de Dios sino que se anonadó para tomar la condición de siervo, ése es un llamado para todos los poderosos de la tierra, a abrir sus corazones y compartir lo que tienen

«Ahora que estos hermanos nuestros nos acompañan aquí con sus fotos, ahora que sufrimos y nos sentimos nada, recordemos que detrás del anonadamiento, como el amor de la madre que se anonada para que el hijo nazca, está la fuente inagotable del amor que nos resucita, nos levanta y nos destina a una nueva sociedad y también a la Gloria de Dios, a participar del reencuentro con nuestros hermanos», precisó el Obispo de Lima.

Desterrar el individualismo y el enriquecimiento a costa de otros

El Arzobispo también recordó que como humanos tenemos un único destino: «ser hermanos los unos de los otros, desterrar el individualismo, que lo único que busca es enriquecerse, ganar la plata a costa de otros y destruir. Pedimos especialmente a los más poderosos de nuestro país que se dejen penetrar sutilmente por la Hostia y que realicen esa sutileza abriendo las manos y sirviendo a los hermanos».

Se viene un momento más duro todavía, sería terrible que en el próximo tiempo los muertos que vengan no sean por el Covid-19, sino porque nosotros no hemos abierto el puño. Es indispensable que aprendamos juntos ese camino y podamos reconstruir nuestros lazos humanos, colocar el corazón y el centro de nuestra vida en los pobres

Y haciendo memoria de la expresión del poema ‘El pan nuestro’ de César Vallejo – ‘Todos mis huesos son ajenos; yo tal vez los robé! Yo vine a darme lo que acaso estuvo asignado para otro; y pienso que, si no hubiera nacido, otro pobre tomara este café! Yo soy un mal ladrón… A dónde iré’ – Monseñor Castillo reflexionó: «nos debemos los unos a los otros, todo lo que tenemos es ajeno y prestado y tenemos que compartirlo. No podemos vivir en el egoísmo».

Que en el Perú renazca toda nuestra patria desde el corazón de Jesús, para que así, compartiendo nuestra vida, podamos inspirar al mundo como tierra ensantada de una nueva forma de vivir que viene de nuestra religión cristiana, que no se impone sino que suscita esperanza, inspira y hace que todos podamos creer y salir adelante

En la Celebración Eucarística, Monseñor Carlos Castillo recorrió hasta en tres ocasiones toda la Basílica Catedral de Lima, pasando con incienso y agua bendita por todas las bancas, paredes y murales revestidas de fotografías: «a través de este signo sencillo, recordamos el clamor de todo nuestro pueblo por no haber podido enterrar dignamente a sus muertos, y queremos agradecer a Dios por la vida de todos ellos, bendecirlos y entregarlos al Señor en forma digna, humana y cristianamente».

Por último, durante la exposición al Santísimo, el Primado del Perú dio la bendición final a todo el país desde el exterior de la Catedral de Lima, mirando a la Plaza Mayor.

En el marco de la Solemnidad del Corpus Christi, la Basílica Catedral de Lima amaneció revestida con las más de 5 mil fotografías de difuntos por Covid-19 que recibió la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima durante la última semana. Bajo el lema “Con tu cuerpo, Oh Cristo, toca y resucita a nuestros muertos por la pandemia”, nos unimos en una sola voz para despedir simbólicamente a nuestros seres queridos, honrar su memoria y agradecer las huellas que dejaron en nuestras vidas. 

Nos preparamos para la Celebración Eucarística que será transmitida a las 11:00am. por TV Perú y las redes sociales del Arzobispado de Lima. A continuación compartimos las postales que nos deja la mañana de este domingo 14 de junio en la Catedral de Lima.

Este viernes 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, fecha que cobra gran importancia ahora que la pandemia ha obligado a muchos menores a realizar trabajos inadecuados para su edad, a fin de ayudar a sus familias en condiciones de extrema pobreza.

Según un reciente informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se estima que, debido al COVID-19, la tasa de trabajo infantil en nuestro país (alrededor de dos millones según INEI) podría incrementarse hasta en 3 puntos porcentuales.

En medio de esta realidad, la Iglesia de Lima reconoce el esfuerzo solidario de las Parroquias de nuestra Arquidiócesis y el trabajo en conjunto con las comunidades de laicos para acudir a las calles de la ciudad y ofrecer ayuda a cientos de niños trabajadores.

Parroquia Nuestra Señora del Camino: construir una sociedad más justa y fraterna

Antes de la cuarentena, la Parroquia tenía implementado hasta cuatro comedores para atender a más de 450 niños, niñas y adolescentes, sin embargo, producto de la pandemia se vieron obligados a cerrar sus instalaciones: «solíamos atender a cientos de menores para que almuercen antes de ir a estudiar, pero con la expansión del Covid-19 ya no podemos cocinar, en cambio, llevamos los víveres a sus casas para que sigan alimentándose», expresa el Párroco Néstor Juipa.

Las donaciones de víveres llegan gracias a la gestión de la Parroquia con otras instituciones, una acción solidaria que ayuda a todos los niños que en estos momentos no pueden continuar beneficiándose del proyecto PINIFE (Proyecto Integral Para Una Niñez Feliz), una iniciativa que ofrecía educación básica a muchos menores.

Como Iglesia respondemos al compromiso de Cristo con los más vulnerables, los más pobres, y queremos que ellos también tengan esta oportunidad para desarrollarse y crecer respondiendo al Evangelio

Por otro lado, Néstor Juipa también contó que la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, viene colaborando con los más de 30 niños que acudían a la Guardería Santa Mary y los 150 niños vulnerables de la cuna parroquial: «recibimos la entrega de materiales, cuadernos y libros para el desarrollo educativo de los niños. Cáritas Lima nos permite dar un apoyo fundamental para que los padres no salgan a trabajar con sus hijos, sino que ellos se queden en las cunas», resaltó.

Todo niño tiene derecho a vivir su etapa de niñez, a desarrollarse y crecer, a jugar y a ser protegido, para que cuando crezca pueda construir una sociedad más humana y fraterna.

Parroquia San Lázaro: transformar la realidad desde la comunidad solidaria

«El primer derecho de un niño es el derecho a la felicidad, a la alegría, al juego, eso es constitutivo de cada niño – señala el Padre Carlos Eli Valderrama Arones, Párroco de la Parroquia San Lázaro el segundo derecho es a la alimentación, la salud, la educación. Por culpa del trabajo infantil los niños se privan de la oportunidad de crecer sanamente».

En la Parroquia San Lázaro la solidaridad emerge en el corazón de sus laicos, quienes se han organizado para ayudar a los niños que viven en la quinta de San Jacinto, a la altura de la cuadra 5 del Jirón Trujillo, exactamente al frente de la histórica Iglesia: «los niños salen desde temprano a pedir limosna en la calle y sabe Dios si tomarán desayuno o almorzarán», narra el Padre Valderrama.

Gracias a los donativos semanales que reciben de Cáritas Lima, la comunidad de San Lázaro puede llegar a muchos hogares y familias que pasan necesidad, incluyendo grupos de niños y niñas que viven en la quinta de San Jacinto: «Si queremos abordar el tema seriamente tenemos que defender los derechos fundamentales del niño, pero también ver la realidad y cómo podemos intervenir para transformarla» – precisa el Párroco.

La Iglesia es la institución que más cerca está en el día a día de nuestro pueblo, nosotros no tenemos horario porque los pobres no son nuestro trabajo, son nuestra misión, son nuestro quehacer diario. La Iglesia en salida se acerca a ese mundo de los disminuidos y descartados como lo son los niños que sufren la explotación

Pero el desafío de atender las necesidades de muchos niños que sufren el maltrato del trabajo infantil no puede resolverse en solitario: «se requiere un trabajo articulado interinstitucional, la Iglesia sentada en la misma mesa de trabajo con otras instituciones gubernamentales – reitera el Padre Carlos – tenemos que ponernos en las manos de Dios, preguntarle a Él ¿Señor cuál es nuestra misión ¿Qué desafíos tenemos que afrontar en esta actualidad? Dejar de ser egoístas y pensar más en el prójimo, aproximarnos a la realidad pobre de la gente».

Esta pandemia nos está enseñando que nosotros vivimos juntos en comunidad, que si el otro se cuida me cuida a mí y viceversa. Tal vez los templos están cerrados, pero la Iglesia se ha difuminado, está más viva que nunca.

Hoy más que nunca, como Iglesia de Lima, nos unimos al llamado del Papa Francisco y hacemos eco de sus recientes palabras sobre el trabajo infantil: «en muchos casos se trata de formas de esclavitud y reclusión que provocan sufrimiento físico y psicológico. Todos somos responsables de esto».

Escribe: Padre Juan Bytton, SJ.

“La escucha es un encuentro de libertad, que requiere humildad, paciencia, disponibilidad para comprender, empeño para elaborar las respuestas de un modo nuevo. La escucha transforma el corazón de quienes la viven, sobre todo cuando nos ponemos en una actitud interior de sintonía y mansedumbre con el Espíritu. No es pues solo una recopilación de informaciones, ni una estrategia para alcanzar un objetivo, sino la forma con la que Dios se relaciona con su pueblo. En efecto, Dios ve la miseria de su pueblo y escucha su lamento, se deja conmover en lo más íntimo y baja a liberarlo (cf. Ex 3,7-8). La Iglesia, pues, mediante la escucha, entra en el movimiento de Dios que, en el Hijo, sale al encuentro de cada uno de los hombres” (El valor de la escucha. Documento final del Sínodo sobre los jóvenes. Octubre, 2018)

Con estas palabras inspiradoras quisiera reflexionar brevemente sobre la importancia que tiene la escucha en el ser y quehacer de la Iglesia, más aún en estos tiempos donde la pandemia de la Covid-19 nos está haciendo redescubrir el profundo llamado de Dios a renovarnos desde la escucha de su Palabra, de los hermanos y hermanas, desde la historia y la vida.  

Escuchar la Palabra. Las Sagradas Escrituras son la escuela de todo oyente. La historia de la salvación allí narrada es la historia de un pueblo que busca seguir la voz de su Dios. Abraham escuchó (Gn 12, 1), Samuel escuchó (1 Sam 3), María escuchó (Lc 1, 29), los discípulos escucharon (Mt 4, 20; Jn 1, 40; par.). El mismo Jesús escuchando el sufrimiento de la gente (Mc 10, 49; par) transformó todo su entorno en esperanza, porque sanaba y perdonaba, prometiendo una vida plena (Jn 10, 10). Es Dios mismo quien nos enseña a escuchar el clamor del pueblo (Éx 3, 7-8). En esta realidad, estamos invitados a hacer sacramento la escucha de la Palabra, aprender de la sabiduría del Evangelio de manera creativa, alegre y generosa en el ámbito personal, familiar, eclesial y social.

Escuchar al Otro. En todo tiempo y en todo lugar, Dios se hace cercano al ser humano (CIC 3) La gracia actúa de manera tal que nada es ajeno al amor de Dios, porque lo esencial está presente en todo lo creado. Al escuchar al hermano/a, algo de Dios escuchamos. Al responder a las necesidades de los demás, algo de Dios transmitimos. La voz de Dios se hace Palabra en Jesús, Maestro de la escucha atenta y fraterna. Esa actitud lo acompañó a lo largo de su vida, en la cruz y en la Resurrección. Jesús nos enseña a escucharlo en la cruz y en las cruces de tantas personas que esta situación de enfermedad e incertidumbre está causando. Escuchamos la cruz para seguirla y ser llevados a la Resurrección. Este es un compromiso de fe, para que la vida de los que sufren se abra también a la esperanza de la salud, la justicia y la paz. En esta sola humanidad que somos todos, “si sufre un miembro, todos los demás sufren con él” (1 Cr 12, 26). Por eso, estamos invitados a hacer de la escucha un sacramento de vida que nos conduce al Dios de la vida. Acompañar al que sufre para transformar las realidades que hacen sufrir.

Escuchar la vida y la historia. ¿Dónde esta Dios en estos momentos? Seguramente esta pregunta ha llegado a nuestra mente y corazón muchísimas veces. Y es el mismo Dios quien nos invita a descubrirlo en las complejidades de la vida, empezando por la misma persona que hoy se cuestiona. Toda pregunta nos dinamiza, nos hace salir de nuestros propios esquemas y seguridades, para abrirnos a la libertad del que ama, la misma que hecha sus raíces en el deseo profundo de Dios: “que no se pierda ninguno de estos pequeños” (Mt 18, 14) ¿Al lado de quién está Dios? Está con el que sufre, porque el mismo sufrió. Y está con quien da la vida a diario por el bien de todos, porque dar la vida por los demás es la mayor demostración de fe (cf. Jn 15, 13).

Estar atentos a la realidad nos hace abrir los ojos y los oídos a la voz del Espíritu, quien es el que nos conduce en los momentos de prueba (cf. Mt 4, 1). ¿Dónde está tu hermano? (Gen 4, 9) es la voz de Dios hecha pregunta. Que nuestra respuesta sea esa capacidad profunda y confiada de renovación pastoral desde la escucha, para vivir la caridad como mística, la solidaridad como esencia de la evangelización y el amor al prójimo como el cumplimiento pleno de la ley divina (cf. Rm 13, 8).

Dios habla también a través de su creación como nos enseña la hermosa tradición viva de la Iglesia y el magisterio reciente del Papa Francisco. Que la angustia por la ausencia de lo que estábamos acostumbrados, no apague la esperanza de lo novedoso que nos trae el Espíritu: Una Iglesia que somos todos, donde Dios se hace presente de manera auténtica y real en cada uno de nosotros porque somos “hechura de Dios” (San Agustín). La misión de escuchar y consolar no es una misión exclusiva de unos pocos, Dios sigue obrando en todos y “no puede no estar” como señala una de las hermanas voluntarias al contestar una llamada.

La Pastoral de Escucha, a través del centro de llamadas (01) 2037700 – Opción 2, es una respuesta a la voz de la Asamblea Sinodal Arquidiocesana de enero último y se fue concretando a partir de las consecuencias que la pandemia de la Covid-19 está dejando en nuestro país. La Pastoral de Escucha reúne a un generoso grupo de voluntarios/as entre laicos/as, sacerdotes y religiosos/as y generando un espacio de cercanía y aliento para tantas personas que buscan en el otro, el encuentro fraterno con el Dios de la vida y de la historia capaz de “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5).

Compartimos nuevos testimonios de las Parroquias de Lima que, a través de la ayuda recibida por la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, vienen ejecutando acciones de solidaridad mediante la organización de sus laicos, ya sea para distribuir víveres a familias necesitadas, aperturar un comedor popular con las medidas de seguridad adecuadas, o implementar la pastoral de escucha a través de las llamadas telefónicas.

Parroquia San Vicente de Paúl reabre comedor para compartir desayunos con personas en situación de calle

Los donativos entregados por la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, ha permitido que la Parroquia San Vicente de Paúl , ubicada en el distrito de Surquillo, pueda compartir la ayuda humanitaria con las familias que tenían empadronadas desde hace años y atendían en el comedor de la Parroquia antes de la cuarentena.

«En la Parroquia nos hemos organizado con nuestros agentes pastorales para elaborar bolsas en el comedor y distribuirlas a las casas para evitar las aglomeraciones – comenta el Párroco Rafael Buendía Lurita – también hemos complementado los donativos de Cáritas Lima para que las entregas de canastas no sean muy frecuentes y los alimentos puedan alcanzar para más de una semana».

El Padre Buendía también anunció que desde la semana pasada se abrió el comedor de la Parroquia para repartir desayunos a las personas más vulnerables y situación de calle: «hay un grupo de voluntariado que se encarga de la preparación del desayuno en la Parroquia, y cuando terminan de prepararlo, los agentes pastorales se organizan para recogerlos, llevarlos al comedor y distribuir los desayunos a los hogares y con las personas que viven en la calle» – explicó.

Parroquia Santa Beatriz: donaciones de víveres y reactivación de la Pastoral de escucha

En el distrito de Lince, la comunidad de la Parroquia Santa Beatriz ha recurrido a las redes sociales para organizarse en la recolección de víveres y beneficiar a más de 100 familias: «se hizo llegar los víveres a las personas que tenemos registradas en nuestro padrón, así como miembros de otros grupos parroquiales que no la están pasando bien, y gente que ha venido a tocar la puerta pidiendo ayuda» cuenta el Padre Martín Herrera, vicario parroquial.

La distribución de víveres es posible gracias a la colaboración de grupos voluntarios, quienes se encargan de la preparación de las bolsas y mantienen el orden para impedir la congestión de personas: «la Municipalidad de Lince también nos apoyó con la repartición y la organización de las entregas de canastas en la Parroquia» – añadió Martín Herrera.

Pastoral de escucha y acompañamiento espiritual

«Siguiendo la iniciativa del Arzobispado de Lima, abrimos la línea telefónica para aquellas personas que necesitan un acompañamiento espiritual» – mensaje compartido por las redes sociales de la Parroquia Santa Beatriz

Debido al confinamiento, el Párroco Luis Miguel Gamboa Sanchez ha reforzado la Pastoral de escucha en su comunidad, poniendo a disposición el teléfono de la Parroquia para atender las necesidades de las personas, escucharlas, y compartir una palabra de aliento en caso de una pérdida por Covid-19.

Como Iglesia estamos tratando de ayudar a las personas en estos momentos de dificultad, orientando nuestro servicio sacerdotal y laical en el pueblo

«Tratamos de darle palabras de aliento para que sepan que Dios los acompaña, que da un amor gratuito desinteresado y está siempre con ellos, en los momentos buenos y en los momentos no tan buenos que estamos viviendo en estos momentos», agregó el Padre Martín Herrera.

«Con tu cuerpo, Oh Cristo, toca y resucita a nuestros muertos por la pandemia», bajo este lema, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, se dirige a todos los párrocos, rectores de Iglesias, capellanes, presidentes de hermandades y movimientos eclesiales, sacerdotes de la Arquidiócesis, y fieles en general, invitándolos a participar de la celebración del Corpus Christi en las casas, pero unidos en la fe: «Haz de tu hogar un altar para Jesús eucaristía, el Pan vivo que se parte y comparte», indicó.

A continuación compartimos el mensaje de nuestro Pastor dirigido a toda la Iglesia de Lima:

Con tu cuerpo, Oh Cristo, toca y resucita a nuestros muertos por la pandemia

A los señores Párrocos, Superiores y Superioras Mayores, rectores de Iglesias, capellanes y sacerdotes de la Arquidiócesis, Presidentes de Hermandades y Movimientos Eclesiales y fieles en general.

Queridos hermanos y hermanas:

Como Arquidiócesis de Lima queremos celebrar intensamente, en las casas, pero unidos en la fe, este próximo domingo 14 de junio la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor, suprema manifestación sacramental de la comunión de la Iglesia (Sacramentum Caritatis 15).

Unidos a toda la humanidad en nuestra Patria, sufrimos aun los estragos de la pandemia del Corona Virus. No podemos olvidar el cuerpo ensangrentado de Jesús en nuestros muertos, muchos de ellos, compartiendo sus vidas, como Jesús, hasta incluso la muerte. Muchos también enterrados lejos de su familia, y sin el duelo que corresponde a su dignidad. La emergencia nos lo ha impuesto, pero hemos de honrar su memoria, mucho más si el “Cuerpo de Cristo” se nos dio para compartirlo como alimento de esperanza.

Llamados a no contagiar y a priorizar la salud común, aun confinados en nuestros hogares, afianzamos con humildad y sencillez nuestra fe en Jesucristo Sacramentado. Él es el “Cuerpo que toca y resucita a nuestros muertos por la pandemia”, y como la primera Iglesia nos preparamos desde casa para salir a anunciar a Quien es “la resurrección y la vida”.

Evitando cualquier aglomeración, dedicaremos toda la semana antes del domingo 14, a prepararnos, escuchando las reflexiones espirituales y bíblicas de nuestros párrocos, ofrecidas a ciertas horas en el Facebook parroquial. Tendremos los días centrales, el jueves 11 de junio, la misa virtual parroquial y el domingo 14 de junio la misa virtual desde la Catedral, todo desde la web del Arzobispado, por medio de redes y TV.

Les proponemos, además:

Del lunes 8 al miércoles 10 de junio, en todas las parroquias sería conveniente organizar para los fieles en estos días señalados, las reflexiones espirituales y bíblicas, en torno al sentido de la Eucaristía en la vida de la Iglesia y del mundo de hoy. Cada parroquia escogerá el horario, las actividades y los temas que crea conveniente exponer.

Cada familia o grupo familiar, desde el lunes 8 de junio: 1) es bueno que conozca la programación parroquial. 2)podría arreglar en un lugar de la casa un pequeño altar en honor a Jesús Eucaristía. 3)puede seguir con atención las reflexiones espirituales y bíblicas, así como la Santa Misa, organizada por su parroquia.

El jueves 11, proponemos tener la Misa y Adoración Eucarística Parroquial. Las parroquias celebrarán, siempre con los medios virtuales a su alcance, la Misa del Corpus Christi y la Adoración Eucarística y bendición.

Viernes 12 y sábado 13, las parroquias pueden continuar con las reflexiones.

Domingo 14, tendremos en la Catedral de Lima a las 11am la Solemne Eucaristía. Invitamos a toda la feligresía de la Arquidiócesis a unirse espiritualmente a través de los medios virtuales con la página web del Arzobispado, para manifestar de esta manera nuestra comunión eclesial. Celebraremos los tres Obispos, y algunos vicarios. Cada parroquia podrá celebrar la misa dominical en otros horarios.

El Padre por María nos dio a Jesús, y Jesús nos dio el Espíritu que generó la Iglesia ungiéndonos, pero antes de morir quiso dejarnos el alimento de su cuerpo, para que, compartiéndolo, resucitemos, y anunciemos que la última esperanza es la resurrección. Por ello renovemos esta esperanza en medio del dolor: “Con tu cuerpo Oh Cristo, toca y resucita nuestros muertos en la pandemia”.

Con mi bendición pastoral, abrazo de corazón a todos y a todas.

+ Monseñor Carlos Castillo
Arzobispo de Lima y Primado del Perú

Durante estas semanas hemos compartidos los testimonios de solidaridad y generosidad de varias Parroquias de Lima, que a través de la organización de sus laicos y laicas llegaron hasta las zonas más recónditas de nuestra ciudad para brindar ayuda y esperanza.

Precisamente, bajo el lema de nuestra canción de campaña «Todos Juntos», muchos jóvenes se animaron a compartir sus videos cantando y orando por el fin de la pandemia por el Covid-19.

¿Quieres participar en el próximo videoclip?

Invitamos a todas las Parroquias a participar enviando sus videos cantando el tema oficial ‘Todos Juntos’ de nuestra campaña de ayuda humanitaria y acompañamiento espiritual. Para para participar solo tienes que descargar la canción en el siguiente enlace: https://bit.ly/2MwZWGR y enviar su video al correo prensa@arzobispadodelima.org

Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, recorrió las instalaciones de la Villa Panamericana de Lima, donde presidió la Celebración Eucarística ofrecida por todos los pacientes de de Covid-19 que cumplen su aislamiento allí: «ábranse al amor y a la misericordia de Jesús, Jesús nunca te juzgará, Jesús te abrirá el camino de vida siempre y no te ama por lo que hagas, te ama por lo que eres», expresó.

“La diócesis de Lurín y la Arquidiócesis de Lima, estamos unidos para recordarles que no están solos, sólo en el Señor está la fuente real de nuestra vida, Él es el Mesías de verdad, el que tanto esperaba tu corazón, Él es el Señor, nadie va al Padre si no por Jesús” comentó durante su homilía.

Aceptar y reconocer a Jesús como fuente de vida

Meditando sobre el Evangelio de hoy (San Marcos 12, 35-37), el Obispo hizo énfasis en la importancia de las palabras pronunciadas por el Señor y explicó que “Jesús es Mesías y Jesús es Señor, es hombre y Dios, y por lo tanto, no hay nada en tu vida y en tu corazón que Jesús no haya experimentado”.

“Nosotros usamos habitualmente estas palabras para reconocer y alabar a Jesús, le llamamos Mesías, pero también le llamamos Señor ¿Qué significado tienen estas dos palabras? Tiene mucho que ver con nuestra propia vida, si le llamas Mesías implicará aceptar a Jesús como centro y norte de tu vida, y se le llamas tu Señor has reconocido la fuente de tu vida en Él, y por lo tanto, estaríamos necesariamente dispuestos a hacer la voluntad del Padre que nos lo ha enviado a Él” acotó en otro momento.

Llamados a abrirnos al misterio del amor de Dios

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Continuando con su prédica, el Obispo Auxiliar hizo énfasis en la importancia de seguir a Jesús antes que a otros ídolos de “pie de barro” que encontramos en la actualidad en todos los sectores de la sociedad.

“Ojalá los jóvenes se replantearan el sentido del Mesianismo de Jesús, hoy que hay tantos patrones de vida, grandes ídolos que luego se caen a la primera, ídolos de pie de barro, ídolos en el mundo de la política, en el mundo de la música, en el mundo del cine, ídolos que al poco tiempo se derrumban, pero el que permanece más de 2000 años es Jesucristo, nadie va al Padre si no por Él”, añadió.

“Por eso hermanas y hermanos, estamos aquí para recordarles eso, ábranse al amor y a la misericordia de Jesús, Jesús nunca te juzgará, Jesús te abrirá el camino de vida siempre y no te ama por lo que hagas, te ama por lo que eres, pero para seguir a Cristo tienes que ser valiente, seguir a Jesús es seguir la vida, es seguir sus pasos”, finalizó.

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En el marco del Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima comparte un informe especial con los testimonios de solidaridad y acción social que se desarrollan en distintos puntos de nuestra ciudad para proteger a decenas de menores que sufren el drama de la violencia y el abuso.

Parroquia San Lázaro reparte desayunos a niños en situación de calle

Este jueves 4 de junio se celebra el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, una fecha conmemorada por la Asamblea General de las Naciones Unidas que nos recuerda una penosa realidad agudizada ahora que la pandemia por el Covid-19 mantiene a muchos menores conviviendo con sus agresores.

Sólo en el Perú se han registrado más de 12 mil casos de agresión a menores en el primer cuatrimestre del año, según cifras oficiales del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, mientras que la línea 100, habilitada para situaciones de violencia intrafamiliar en todo el país, ha registrado más de 2500 llamadas de denuncias de niños, niñas y adolescentes desde el inicio de la cuarentena.

La Iglesia de Lima está presente en medio de esta compleja situación con una serie de iniciativas y campañas solidarias que buscan atender las necesidades más apremiantes de muchos menores en situación de calle y pobreza. Aquí algunos testimonios:

Parroquia San Lázaro: desayunos solidarios para niños maltratados

El Rímac, uno de los distritos más afectados por la expansión del Covid-19 en el Perú, concentra diversos problemas y necesidades que requieren atención inmediata, así lo manifestó Carlos Eli Valderrama Arones, Párroco de San Lázaro: «hemos observado que hay unos 50 niños hacinados en un viejo hotel que salen a las calles a pedir limosna y limpiar parabrisas, algunos de ellos salen a comprar desesperadamente botellas de plástico para intoxicarse con terokal por las noches. Sus familias lo saben y no hacen nada, ésa es una situación de violencia y pobreza extrema».

Entrega de alimentos a la Parroquia San Lázaro – Rímac

«Sabe Dios si tomarán desayuno o almorzarán algo decente – narra el Padre Valderrama – es por eso que, con la ayuda de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, nos hemos centralizado en brindarle, por lo menos, durante esta pandemia, alimentos nutritivos para el desayuno».

Hemos venido a continuar con el amor que Dios nos tiene y su sensibilidad de vivir entre los pobres, respetando la historia de la Parroquia San Lázaro, que en sus 457 años se ha caracterizado por albergar siempre a los pobres

Hogar Gladys: centro de atención para niñas y adolescentes maltratadas

En el distrito de El Agustino se encuentra el Hogar Gladys, institución que por más de 16 años ha brindado asistencia humanitaria a niñas víctimas de violencia física y sexual: “nos ocupamos de acoger niñas y jóvenes madres maltratadas, muchas de ellas con sus bebés. Gracias al Señor, aquí se les provee de todo, no les falta nada”, expresa Lourdes Febres, directora del hogar.

“La violencia familiar existe, y la pandemia ha provocado que los casos aumenten – cuenta con tristeza Lourdes Febres – nos preocupamos que las jóvenes también reciban una formación complementaria que pueda servir en el desarrollo de sus vidas, pero principalmente, para romper el ciclo de violencia en el que muchas viven».

Madre adolescente del ‘Hogar Gladys’

La distribución de víveres de Cáritas Lima ha permitido que el Hogar Gladys pueda continuar atendiendo más casos de menores que sufren de violencia, respetando los protocolos de higiene y distanciamiento para evitar los focos de contagio.

Hogar Reina de la Paz: madres adolescentes reciben un mensaje de esperanza

Bajo el lema ‘Una persona vale más que un mundo’, las hermanas de la congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor conviven con unas 20 madres adolescentes víctimas de violencia: «algunas llegan con sus bebés, otras se encuentran en periodo de gestación», señala Soledad Ríos, directora del lugar.

Aquí tratamos de sembrar paz en medio del pasado doloroso de muchas adolescentes, acompañando psicológica y espiritualmente a nuestras jóvenes para afrontar el desafío de ser madres a temprana edad

«Trabajamos en el campo de la violencia familiar con el apoyo de especialistas en psicología y asistencia social. Lamentablemente, en los últimos años la violencia física y sexual contra las adolescentes ha incrementado, y pese a ello, la pandemia también ha despertado nuestro espíritu solidario para compartir lo poco o mucho que tengamos», afirma la hermana Soledad.

Entrega de víveres para el Hogar Reina de la Paz

Los gestos solidarios que hemos presentado son una oportunidad para dejarnos interpelar por las necesidades más hondas de nuestro pueblo, haciendo visible todas aquellas realidades que requieren de nuestra organización y acción solidaria. En este tiempo de pandemia, todos podemos unirnos al ‘Plan para resucitar’ convocado por el Papa Francisco, para aportar desde nuestras comunidades y barrios, lo mejor de nuestra humanidad, dispuestos a servir generosamente con gratuidad, acompañando y escuchando a quienes alguna vez fueron silenciados.

Central telefónica
(511)2037700