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Las Parroquias de Lima siguen organizándose para ayudar a miles de familias en situación de vulnerabilidad, gracias a la organización de las comunidades de laicos que llegan a los barrios más recónditos donde las condiciones de vida son precarias. Hoy compartimos los testimonios de servicio de la Parroquia San Lucas, en Pueblo Libre; y la Parroquia La Sagrada Familia, en La Victoria.

Parroquia San Lucas: colaboración de comunidades para ayudar a más de mil familias

La Parroquia San Lucas, situada en Pueblo Libre, ha recurrido a la colaboración de sus feligreses para recaudar alimentos y víveres que beneficiaron a más de mil familias: «aquí en la comunidad hemos atendido unas áreas donde hay personas más vulnerables, así como en los lugares bastante golpeados de los conos de San Juan de Lurigancho, Naranjal, Collique, Chaclacayo y Tacna», cuenta el Párroco Carlos Rodríguez Mayorga.

Después de esta primera experiencia, el siguiente objetivo de la Parroquia es preparar 300 bolsas de víveres para llevar a familias de inmigrantes y otras zonas vecinas.

La presencia de la Iglesia no se expresa a través de una sola persona porque la Iglesia somos todos actuando, desde los sacerdotes jóvenes atendiendo a los enfermos, hasta las hermanas religiosas y comunidades de laicos que llevan los víveres, todo una gama amplia de acción que muestra la fe a través de las obras

«La Iglesia se manifiesta en estas acciones concretas de solidaridad, haciéndose cercana con aquellas personas más necesitadas para compartir lo que tenemos y darles una palabra de aliento – resalta Carlos Rodríguez – las obras son el fruto de una vida interior que no solamente se queda en actos de piedad, sino que designa actos concretos de poner por obra esa fe».

Parroquia La Sagrada Familia: solidaridad en los cerros San Cosme

Ubicada en el cerro San Cosme, la Parroquia La Sagrada Familia ha canalizado la ayuda de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima para brindar ayuda a más de 150 familias necesitadas: «aquí en el cerro San Cosme hay mucha necesidad, y todas las donaciones que nos llegan contienen víveres, vitaminas y son repartidas inmediatamente» – explica el Párroco Alex Loayza Espinoza.

La presencia de la Iglesia se hace grande y cercana cuando mira la realidad, llevando un mensaje de esperanza y ánimo en medio del dolor por la pérdida de un familiar o la falta de trabajo. A través de la ayuda que compartimos, nuestra fe se fortalece y nos motiva a seguir sirviendo

Para la entrega de víveres la Parroquia se comunica con un representante por familia, agrupando por día a 30 personas que se acercan a recoger las bolsas de víveres manteniendo el distanciamiento: «La Victoria es la zona más crítica de contagio y no queremos exponer a las familias que ayudamos, por ello, la repartición diaria se ejecuta con la organización de los laicos que participan en la Parroquia. Las comunidades se encargaron de implementar un espacio para la entrega de víveres, desinfectando todo el lugar con lejía y controlando el ingreso de las personas con mascarillas y alcohol gel» – añadió Alex Loayza.

Seguimos compartiendo más experiencias de servicio y solidaridad a través de la organización de los laicos de las Parroquias de Lima, esta vez ayudando a las familias más necesitadas de Manchay.

Parroquia Divino Niño: 1300 bolsas de víveres y 20 mil pollos para las familias de Manchay

En un trabajo coordinado con las parroquias del decanato 12 y su vicario, el Padre Rafael Reátegui, la Parroquia Divino Niño se organizó con sus laicos para llevar ayuda humanitaria a Manchay: «después de comunicarnos con el párroco César Valdicia de la Parroquia El Espíritu Santo, nos organizamos para compartir bolsas de alimentos y víveres de primera necesidad» – comenta el Párroco Jean Pierre Teullet Marquez.

La Iglesia fundada por Jesucristo tiene la misión de evangelizar a través del servicio, y las necesidades de hambre que tienen las personas también son una necesidad espiritual que debemos responder con obediencia, respetando la distancia y cumpliendo las normas sanitarias

«Las bolsas de alimentos alcanza para una familia de seis personas durante diez días, y ya se han repartido más de 1300 bolsas. Este gesto sirvió de inspiración para tocar el corazón de más personas, y fue así que recibimos una donación de 20 mil pollos y 3 toneladas de alimentos que se repartieron de forma organizada con el apoyo de la Policía», añade Jean Pierre Teullet.

Parroquia Santa Rita de Casia: organización con instituciones locales

El párroco Ignacio Reinares Pablo recurrió a la experiencia de sus laicos para organizarse en la recepción y distribución de víveres. Para ello se designó a una responsable de la acción solidaria, Diana Caldas, Secretaria del Consejo de la Parroquia Santa Risa de Casia.

Diana nos cuenta que con el apoyo de unos 15 voluntarios lograron preparar unas 520 bolsas de víveres para las familias más necesitadas de la zona: «nos comunicamos con la Presidente de la Apafa del Colegio Santa Rosa de Collanac para que nos facilite un padrón de familias de la comunidad campesina. Para evitar cualquier tipo de aglomeración decidimos solicitar el apoyo de la Comisaría de la zona y la Municipalidad, quienes garantizaron el orden para la repartición».

Llevar esperanza a otras personas es una experiencia gratificante. Transmitimos el mensaje del Señor a los demás, no solamente en oración sino también en la obra.

Desayunos solidarios a personas en situación de calle

La Parroquia ubicada en el distrito de Miraflores también se unió para apoyar con desayunos a las personas que se encontraban varadas en la plaza Manco Capac , Av Iquitos y Paseo de la República: «llevamos hasta 2 mil raciones para las familias que se vieron obligadas a dormir en la calle» – indica Caldas.

La presencia de la Iglesia en los hospitales no sólo se ha manifestado a través de las visitas de Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, también hay un servicio de voluntariado de salud conformado por laicos y enfermeros que acompañan a los pacientes de Covid-19 para asistirlos y alentarlos a través de la oración. Compartimos los testimonios de tres voluntarios que se encuentran en la primera línea de acción contra la pandemia.

La preocupación de la Iglesia de Lima por seguir acompañando a quienes necesitan del consuelo de la Palabra y la fortaleza de la oración ha suscitado nuevas formas de seguir evangelizando a través del servicio de los laicos, quienes se organizan en sus comunidades para compartir ayuda humanitaria con las familias más pobres, y ahora, acuden a los hospitales para orar junto a los pacientes internados.

Este es el caso de la Dra. Martha Mogrovejo, quien respondió a la convocatoria del Arzobispado de Lima y se unió al grupo de servidores que asisten a los pacientes de Covid-19 gracias a la ayuda de un ‘kit espiritual’ (tablets, agua bendita, rosario, vademécum virtual y oraciones para casos especiales).

Dra. Martha Mogrovejo

«Definitivamente en estos tiempos de pandemia hay mucha necesidad por parte de los pacientes del auxilio espiritual, ya que ellos necesitan ser acompañados, asistidos, necesitan que oren por ellos – comenta Martha Mogrovejo – los familiares de los pacientes también son asistidos con las oraciones que se nos ha proporcionado, ya que dadas estas circunstancias, los sacerdotes no pueden acompañarlos».

Escucha el testimonio de la Dra. Martha Mogrovejo:

Pacientes de Covid-19: compartir la fe y esperanza en tiempos de pandemia

Patricia Cossío es una enfermera licenciada del Hospital Alberto Sabogal Sologuren que trabaja como especialista en centro quirúrgico. A pesar del arduo trabajo que realiza a diario, siempre tiene un momento para compartir la Palabra: «los ayudamos a afrontar eta terrible enfermedad compartiendo la fe y nuestra esperanza en la oración. He servido como instrumento del Señor para alcanzar las oraciones que nos entregó el Arzobispado a los diferentes servicios de UCI de mi hospital» – indicó.

«Mis compañeras y yo estamos acompañando con la oración a nuestros pacientes para que esta enfermedad sea más llevadera. También estamos rezando el Rosario por aquellos pacientes que fallecen, una experiencia realmente dolorosa que deja a nuestro personal abatido», detalló Cossío.

No hay palabras suficientes para describir lo que estamos pasando, pero nos sentimos fortalecidas con la presencia de Dios en estas herramientas que nos han otorgado y les agradecemos por ello

Escucha el testimonio de Patricia Cossío:

Pastoral de salud: evangelizar a través del servicio

Por último, tenemos el testimonio de Yesenia, una enfermera del Hospital Alberto Leonardo Barton Thompson, quien viene atendiendo «con mucha valentía y con mucho amor a los pacientes de Covid-19, y al mismo tiempo, evangelizar a ellos y a sus compañeros de trabajo».

«He podido comprobar que el Señor puede consolar a los que sufren solitariamente en el hospital a través de una sonrisa o un mensaje de aliento, orando o aferrándose al rosario», cuenta la enfermera.

Para Yesenia, la experiencia de compartir un momento de oración con los pacientes de Covid-19 ha suscitado una apertura para el personal de salud que convive con ella: «incluso el que no reza, el que no asista ni siquiera a misa, se ha abierto al Señor y hemos orado juntos» – precisó.

Antes de despedirse, Yesenia espontáneamente compartió una pequeña oración: «Gracias Señor por esta comunidad, por tu misericordia, bendice a todos los que pertenecen al voluntariado, bendice a todo el personal de salud, a los pacientes y a nuestro país. Amén».

Escucha el testimonio de enfermera Yesenia:

Esta mañana Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, recorrió los pasillos del Hospital Nacional Dos de Mayo y presidió la Celebración Eucarística para orar por todos los pacientes de Covid-19: «Dios valora el esfuerzo que están haciendo los médicos por procurar la vida, nuestro Dios no es indiferente al dolor»– resaltó durante su homilía.

Comentando el Evangelio de Juan (17,20-26), el Obispo recordó que la actitud de Jesús de orar y pedir por la unidad de sus discípulos es un gesto que debemos imitar en este tiempo de necesidad: «es momento de que pidamos por todos los que, en algún momento, se unirán a Él por medio de la evangelización».

La unidad no tendría sentido sin el amor, lo único que moviliza a la persona realmente es el amor que me impulsa a identificarme con el otro, con el que más sufre

«No se trata de ponernos de acuerdo para amarnos, sino al revés, primero amarnos para luego ponernos de acuerdo – explicó Guillermo Elías – por eso estoy aquí, para unificar la fuerza que nos viene de Dios, para unirnos como Iglesia a la fuerza vital de las religiosas, del capellán, de los médicos y las enfermeras, del aporte de los técnicos y todas las personas que luchan para salir de esta crisis sanitaria».

«Pidamos al Señor que atraiga su presencia para conocerlo, amarlo, y amando a los demás, podamos buscar caminos de unión que procuren la vida» – acotó.

Señor, capacítanos para construir la unidad que ayude a calmar, a consolar, a animar a tantos que realmente sufren. De este altar emanará para este hospital gracia abundante porque el poder de la Eucaristía es un poder infinito.

Las Parroquias de Lima se ‘levantan’ en medio de la pandemia para ayudar a las familias afectadas por la expansión del Covid-19. Compartimos más experiencias de evangelización a través del servicio, desde la preparación de ollas comunes en los cerros del Rímac, hasta la colaboración interreligiosa con grupos evangélicos para compartir el pan con los más necesitados.

Parroquia San Juan Bautista: ollas comunes en los cerros del Rímac

A pesar que el Padre Emerson Velaysosa lleva poco tiempo como párroco de la Parroquia San Juan Bautista, sube y baja los cerros del Rímac como un poblador más de la zona, distribuyendo de manera ordenada la ayuda humanitaria que muchas familias necesitan: «me siento muy identificado con la población pues vengo de un hogar pobre, en el norte de Chachapoyas, y sé lo que es pasar necesidad» – explica.

La primera medida adoptada durante el inicio del aislamiento social obligatorio fue un proyecto de ollas comunes para brindar almuerzo a las personas que más necesitan: «con la ayuda del Padre Tomás Garban y un seminarista, nos pusimos en contacto con personas voluntarias de los asentamientos humanos para que, con su apoyo, se realice la preparación de almuerzos en distintos lugares donde no hay carreteras ni escaleras de concreto» – comenta Emerson Velaysosa.

Para la distribución de almuerzos y víveres que llegan de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, el Padre Emerson comenta que cuentan con un padrón de los hogares más afectados: «a pesar de vivir en situación de pobreza, también hemos recibido las donaciones de varias familias y comunidades de la zona».

La Iglesia siempre estará presente en el corazón del pueblo, en sus realidades y necesidades. Nuestra prioridad es la evangelización, pero también es importante llenar los estómagos de la gente para que puedan escuchar la Palabra de Dios

Acción social organizada con grupos evangélicos

Para el Padre Emerson, la pandemia nos interpela a ver más allá de nosotros mismos y unirnos en un mismo espíritu solidario. Es por eso que se ha organizado con los dirigentes del grupo ‘Hermanos Evangélicos de la Iglesia Pentecostal’ para «trabajar de manera integral y en equipo, sin hacer discriminación a ningún tipo de creencia y compartir la ayuda humanitaria».

El resultado de todo este esfuerzo es significativo: a la fecha se han distribuido más de 40 toneladas de comida y 19 toneladas de pollos, se han implementado nueve ‘ollas comunes’ repartidas en diferentes sectores: «el cocinero de la parroquia se encarga de la preparación de almuerzos y cenas – cuenta el Padre Emerson – para un mayor control en la repartición, la Parroquia coordina con grupos voluntarios que llegan incluso hasta las casas de enfermos con Covid-19, aplicando siempre las medidas de distanciamiento social».

Parroquia Nuestra Señora del Monte Carmelo: jóvenes laicos reparten almuerzos solidarios

La Parroquia Nuestra Señora del Monte Carmelo, en coordinación con el decano, Padre César Mesinas, viene trabajando de manera organizada para aunar esfuerzos y distribuir los víveres que llegan de Cáritas – Lima a las familias afectadas en el distrito de Surco.

Para el armado de canastas y bolsas de víveres, la Parroquia hizo una convocatoria a los jóvenes interesados en apoyar libremente, antes de la distribución se colocan los buzos impermeables, guantes y mascarillas para evitar el contagio.

Inspirados en las palabras de Teresa de Calcuta – ‘El que no vive para servir, no sirve para vivir’ – los laicos se han organizado para implementar un centro de entrega de almuerzos en la Capilla Santísima Trinidad, ubicada en los límites de Surco y San Juan de Miraflores. Previamente los voluntarios desinfectan el lugar, preparan el ambiente y al mediodía están llegando los almuerzos para las personas en extrema pobreza.

Pastoral de escucha y Pastoral de salud

Y replicando las acciones de acompañamiento espiritual y asistencia humana que viene ejecutando el Arzobispado de Lima, la Parroquia Nuestra Señora del Monte Carmelo también ha fortalecido su Pastoral de escucha y Pastoral de salud. Para ello cuentan con un padrón de pacientes con Covid-19 a quienes llaman semanalmente, y en algunos casos excepcionales, visitan para dar los sacramentos.

Este 27 de mayo celebramos el Día de las lenguas originarias del Perú, fecha especial que promueve el reconocimiento por las 47 lenguas originarias y fomenta el respeto por los idiomas ancestrales del Perú.

Como Pueblo de Dios somos responsables de mantener vivas nuestras raíces, preservando la identidad cultural del Perú y su rostro plural, especialmente en esta situación extraordinaria a causa de la expansión del Covid-19 que pone en riesgo la vida de sus principales actores, aquellos que, en palabras del Papa Francisco durante su visita a Puerto Maldonado en 2018, representan “una opción sincera por la defensa de la vida, la defensa de la tierra, y la defensa de las culturas”.

En esta oportunidad, la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima comparte una serie de oraciones en lengua quechua, aymara y awajún, que puedes aprender desde casa:

Oración en Aymara por enfermos de Covid-19 

PANDEMIA taypiña ,ayisiña, es el título de una oración por los enfermos del Covid-19 en nuestro país, y en la voz del Padre Pedro Sihuayro de la Prelatura de Juli:

Oración en quechua por los enfermos del coronavirus

A continuación la versión en en quechua, orando por todos los enfermos del Covid-19, en la voz de Monseñor Octavio Casaverde, Vicario General de nuestra Arquidiócesis de Lima:

Yayaku: oración del Padre Nuestro en lengua quechua

‘Yayaku’ es la oración del Padre Nuestro en lengua quechua, una de las 47 lenguas originarias del Perú y que se extiende por la zona occidental de América del Sur a través de siete países.

Muchaykusqayki María – Oración del Ave María en lengua quechua

De igual manera, compartimos la oración del ‘Ave María’ traducida en lengua quechua: ‘Muchaykusqayki María’.

Oración al Señor de los Milagros en lengua awajún

Finalmente, compartimos esta bella oración al Señor de los Milagros recitada en awajún, idioma nativo de una de las comunidades indígenas de nuestra Amazonía:

El último domingo concluyó el ciclo de videos del Santo Rosario en tiempos de pandemia, una iniciativa que unió a los movimientos religiosos, congregaciones, cofradías, hermandades y familias de nuestra Arquidiócesis para orar por el fin de la pandemia en el mundo.

A través de un video, Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, hizo llegar su agradecimiento a todas las familias, movimientos, congregaciones y hermandades que día a día han participado en la campaña de oración convocada por el Arzobispado de Lima, a través de la Comisión de Hermandades y Movimientos que preside el Padre Rafael Reátegui Cabrera.

“Ustedes han sido partícipes de esa potente oración a la Santísima Virgen que hemos organizado para orar por los enfermos, para orar por los médicos, para orar por todo el personal de salud, pero también para orar por los que están en la primera línea, esos que están dando la vida de formas diversas” comentó el Obispo.

Monseñor Elías recordó que, a pesar de las secuelas dolorosas que nos está dejando la pandemia en todo el mundo, siempre hay espacio para agradecer: “ahora me he querido detener para decir: gracias familia, gracias movimiento, todos fueron convocados y todos siempre tendrán un lugar en el corazón de sus pastores”.

‘Santo Rosario en tiempos de pandemia’ superó las 72 mil reproducciones

Convocados por el llamado del Papa Francisco a rezar el Santo Rosario durante el mes de mayo, el Arzobispado de Lima compartió el ciclo del ‘Santo Rosario en tiempos de pandemia’ durante 24 noches, con una audiencia que superó las 72 mil reproducciones (un promedio de tres mil reproducciones por día).

Cada noche, las familias y movimientos ofrecieron sus intenciones por todos los afectados por el Covid-19: personal de salud, enfermeros, comunidades nativas, policías, ejército, inmigrantes, maestros, voluntarios, comunicadores, y personas afectadas por la crisis sanitaria.

«En nombre de nuestro Arzobispo, Monseñor Carlos Castillo, les digo gracias. Que el Señor los bendiga a todos, por el ministerio que se me confió, los bendigo en nombre del Padre, del Hijo, Amén», expresó Monseñor Guillermo Elías.

Desde charlas virtuales de acompañamiento psicológico hasta la implementación de un comedor popular dentro de la parroquia. Las comunidades de laicos de las Parroquias de la Arquidiócesis de Lima vienen trabajando arduamente y de forma organizada para repartir ayuda en las zonas más afectadas por la expansión del Covid-19 en nuestra ciudad. Hoy compartimos los testimonios de la Parroquia San Juan Macías y la Parroquia San Roque.

Parroquia San Juan Macías: jóvenes catequistas organizan comedor popular dentro de la parroquia

La comunidad parroquial de San Juan Macías, en el distrito de San Luis, cuenta con el soporte y servicio de sus jóvenes catequistas para instalar el ‘Comedor popular San Juan Macías’ dentro de la parroquia: «ellos son los encargados de la preparación de los almuerzos y de llevar la comida a las zonas más necesitadas», comentó el párroco Gildo Raúl Flores.

La distribución de los almuerzos se divide por sectores de manera organizada y con el apoyo de la policía que garantiza el cumplimiento de los protocolos de higiene casa-por-casa: «las donaciones que se reparten llegan de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima. Los beneficiarios de las bolsas de víveres son personas que no recibieron los almuerzos, y el trabajo en conjunto con la policía nos brinda mayor seguridad para evitar las aglomeraciones», añade el Padre Flores.

En el silencio hemos venido trabajando, apoyando, pero la gente se ha dado cuenta y cada vez vienen más. A veces, Dios es tan grande que ha permitido llegar a 300, 500 personas, no sé cómo pero lo hemos logrado.

La Parroquia cuenta con más de tres años de experiencia en servicio comunitario gracias a la gestión de los padres dominicos y padres diocesanos, además de contar con un padrón de personas donde se incluyen a familias de bajos recursos y extranjeros: «a través de los ministros de la Eucaristía, de la Pastoral de salud, siempre la base de datos se va actualizando – expresa Gildo Flores – porque en la vida parroquial seguimos la espiritualidad de San Juan Macías».

Parroquia San Roque: acción organizada con las comunidades de laicos y el Municipio

La Parroquia ubicada en Santiago de Surco viene trabajando conjuntamente con la comunidad de laicos que mantiene un registro de las zonas menos favorecidas: «las señoras de la comunidad ‘Legión de María’, por ejemplo, nos apoyan haciendo un mapeo de las zonas para reportar aquellas zonas y familias que tienen dificultades para llevar las donaciones. Hasta la fecha tenemos un padrón de 60 familias donde se reparten víveres donados por la comunidad y las entregas que reparte Cáritas Lima», señala el Padre Ruben Enrique Risco.

El modo de organización también es importante en la Parroquia San Roque: «un representante de cada familia empadronada recogen sus canastas de víveres en intervalos de cinco minutos para evitar cruces o aglomeraciones – aclara Ruben Risco – también hacemos entregas a aquellos que no pueden venir por motivos de edad o salud».

Ayuda social a nivel interparroquial y acompañamiento psicológico

La organización ejecutada por el párroco y los laicos ha hecho posible que el trabajo solidario llegue a más zonas: «la Parroquia trabaja en coordinación con la Municipalidad de Surco y la Parroquia Nuestra Señora del Monte Carmelo para compartir almuerzos de lunes a viernes con más de 250 personas», indica el Padre Ruben.

Es necesario no solo alimentar el espíritu, sino ayudar, como el buen samaritano, a las personas que están enfermas

De igual manera, la Parroquia San Roque ofrece charlas virtuales vía zoom para todas las personas interesadas en recibir asistencia psicológica: «pensando en las palabras de aliento del Arzobispo de lima y en el bienestar de la comunidad, hemos iniciado un ciclo de charlas denominados ‘Palabras que sana’ a cargo de la psicóloga Alicia Salcedo Cárdenas, todos los jueves a las 8pm.».

La Pastoral de escucha, a través de la Central Telefónica de acompañamiento espiritual, viene brindando una atención desinteresada para atender diversas preocupaciones y realidades en la vida de nuestro pueblo. La Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima comparte algunos testimonios de las experiencias y aprendizajes que viene dejando el servicio de acompañamiento espiritual en tiempos de pandemia.

(Recuerda que puedes contactarte a la Central de Telefónica de acompañamiento espiritual marcando el (01) 203-7700 Opción 2 de lunes a sábado entre 9 a 1pm. / 2 a 6pm.)

Una misión de acogida fraterna mediante la escucha

La hermana Marilyn Romero, de la comunidad Hermanas Agustinas, miembro de la Orden de San Agustín, pertenece al grupo de voluntarios que diariamente atienden las llamadas a la Central Telefonica: «nuestro servicio es algo muy sencillo – comenta con gran humildad – estamos atentos para contestar la llamada de una persona de forma anónima, sin preguntarle mayores datos sobre su vida o identidad. Sin embargo, desde que recibo la llamada, en tan solo unos minutos se inicia una conversación de mucha confianza y, desde ese mismo momento, se inicia una misión de acogida fraterna con aquel que ha llamado».

«Las llamadas que recibimos son muy diversas – expresa Marilyn Romero – hay personas que llaman para pedir consejo respecto a situaciones que viven, otros para compartir algo más personal, algunos se encuentran en situación de soledad, para pedir que, en medio de sus dificultades, podamos ofrecerles la paz del Señor. Acompañamos cada llamada con un corto momento de oración que, aunque es vía telefónica, se convierte en un momento especial».

No es fácil vivir en medio de la pandemia, pero lo que siempre sostiene nuestra vida es la presencia de Jesús, y su luz es la única que mantiene viva nuestra esperanza, por eso dejarnos acompañar por otros en estos momentos se convierte en una gran ayuda humana y espiritual

Acompañamiento espiritual ante el miedo y la angustia por la pandemia

Hermana Marilyn Romero, miembro de la Orden de San Agustín

Los estragos por la expansión del Covid-19 no sólo se reflejan por los casos de contagios y fallecidos, o por la pérdida laboral y económica; los índices de depresión también han aumentado. Por ejemplo, según la OMS, solo en Italia y España, un 39% de los niños en cuarentena sufre de inquietud e irritabilidad, mientras que un 31% de sentimientos de soledad. Las cifras en Estados Unidos, en tanto, muestran que casi la mitad de la población (45%) ha sufrido angustia durante la pandemia de coronavirus.

Nuestro país no es ajeno a esta realidad, la hermana Marilyn compartió con nosotros el caso de un joven que llamó porque se sentía solo «a pesar de tener amigos y redes sociales. Después de una respiración profunda solo me dijo: tengo miedo» – detalla.

«Él compartió conmigo el miedo que estaba sintiendo ante esta situación, el miedo de perder a sus padres o a la gente que quiere y no ve desde hace tiempo, el miedo de saberse frágil y desconcertado ante esta situación y ante la presencia de Dios en su vida. Él no era un chico de oración ni de parroquia pero ‘por casualidad’ encontró la publicación de un teléfono de escucha en una red social», señala.

«Era un joven que antes se avergonzaba de verse rezando, sin embargo, ahora se reconocía necesitado de volver a Dios, y de forma muy sincera pedía ayuda para reencontrar el camino de regreso y aprender o recordar cómo hacerlo. Fue una conversación muy bonita porque este chico estaba buscando respuestas y mientras hablaba, él mismo iba dejando el nerviosismo por una nueva pero verdadera alegría», indicó.

Recuerda que puedes contactarte a la Central de Telefónica de acompañamiento espiritual marcando el (01) 203-7700 Opción 2 de lunes a sábado entre 9 a 1pm. / 2 a 6pm.

Esta mañana, Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la Celebración Eucarística en el Hospital Hipólito Unanue y recorrió sus pasillos para orar por todos los pacientes de Covid-19 y por el personal de salud: «la Iglesia de Lima quiere decirles que no están solos, que nunca lo han estado. Que el Señor vaya sanando, liberando, confirmando el don de la vida, y que su Palabra nos ayude a ser mejores» – dijo durante su homilía.

Monseñor Elías explicó que la presencia de la Iglesia en los hospitales se expresa a través de las acciones de acompañamiento de sus capellanes, en el caso del Hospital Hipólito Unanue, mediante el padre Ever Herrera Tapia, capellán desde hace más de 10 años.

El Señor está presente en medio de nuestro sufrimiento

Comentando el Evangelio de Juan (Jn 16, 20-23a), Guillermo Elías recordó que Cristo se entregó por nosotros para enseñar a sus discípulos y al mundo que, «aunque sientan una profunda angustia en su ausencia, el Señor está presente en medio de nuestro sufrimiento, en medio de nuestra historia y realidad». Para ello Jesús recurre a la figura de la maternidad para explicar que, al momento del alumbramiento produce, en un inicio, dolor, miedo y angustia, pero el fruto de ese parto y el encuentro con el niño en sus brazos «hará que la madre olvide ese inmenso dolor que pudo haber experimentado. El dolor no se olvidará, pero se disipará» – acotó.

Cuánto valoramos la vida ahora que la enfermedad aparece, cuánto valoramos a una persona cuando ya no está con nosotros, todo esto es parte de un proceso de aprendizaje

«Nos estamos dando cuenta del valor profundo de la vida, de lo que un país no invirtió en salud, por ejemplo – prosiguió – si hubiéramos previsto esta situación, nuestros hospitales estarían equipados de una manera mejor».

Entender con hondura el valor de la vida, la familia y la salud

La pandemia también enseña que nuestras condiciones de vida necesitan un cambio y que el mundo no volverá a ser el mismo: «ante esto podemos entrar en desesperación, en frustración, entristecernos o angustiarnos, y en medio de ello, también podemos intentar ver más allá para recordar que Dios no nos abandonará nunca” – resaltó el Obispo Auxiliar de Lima.

Quizá esto nos ayude a entender la hondura del valor de la vida, del valor de la familia, del valor de la salud, del valor de la fe. Por eso necesitamos reconocer y fortalecer nuestra confianza en Dios, recordar que la Iglesia es cercana y fraterna

«Pidamos al Señor que aumente la esperanza porque, así como esta mujer sufre antes de dar a luz, Dios nos dará la fuerza necesaria para que luego podamos celebrar la vida, alegrarnos en la vida», expresó.

Central telefónica
(511)2037700