Tag

arquiactividades

Browsing

En este mensaje quiero invitarlos a que nos recojamos en oración para inspirarnos y ahondar en lo que estamos viviendo, para soñar juntos, la sociedad y el Perú que hemos de vivir en tiempos de pandemia

En su tercer podcast desde que se decretó el aislamiento social obligatorio, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, se dirige a todos los peruanos y peruanas que vienen afrontando la pandemia del coronavirus: «la humanidad entera está viviendo una noche oscura de dolor, y lo primero que nos queda es la solidaridad, saber comprender y ayudarnos mutuamente en esta situación difícil» – comentó.

El Obispo de Lima también se refirió a los primeros fallecidos a causa del coronavirus: «nos unimos a todos los familiares y a todo el pueblo peruano, llorando juntos, sabiendo que a cualquiera de nosotros nos puede haber tocado, y unidos también a toda la humanidad doliente, a los miles y miles que están muriendo en el mundo» – expresó.

«Una primera actitud ante el dolor y la impresión de esta pandemia es el miedo, que puede transformarse en pánico – explicó Monseñor Castillo – pedimos a todos sabernos controlar mutuamente y ayudarnos a comprender las cosas con racionalidad. Hay que evitar todo tipo de desesperación que conduce luego a la acaparación, a buscar recetas que no son solución para las cosas o hacer cosas que no son convenientes».

El sentido de un silencio respetuoso, prudente y meditativo

El Primado del Perú reiteró que estos nuevos desafíos requieren también del silencio prudente y sabio, sin realizar ningún tipo de manifestación o aglomeración que represente un riesgo de contagio: «pido a todos los hermanos sacerdotes y en general a los que oran, a hacerlo con discreción y sin arriesgarnos».

Monseñor Castillo resaltó que, ante esta situación, «no podemos estar mudos y simplemente proteger nuestras antiguas costumbres, nuestra mentalidad cerrada y nuestro pequeño mundo al cual estamos acostumbrados, nosotros tenemos que hablar luego de un callar».

«Siempre cuando nos sucede una grave desgracia, es importante guardar un silencio respetuoso, ese silencio respetuoso, por ejemplo, lo están viviendo en este momento todos los hermanos que trabajan arduamente para que la epidemia no se extienda, todas las autoridades que realizan esfuerzos inmensos con limpidez y claridad, los enfermeros y enfermeras, personales de vigilancia, policías, el ejército, los alcaldes, el personal de limpieza, los choferes de las ambulancias, los comunicadores y la prensa. Todos están mostrando coraje, inteligencia y sensibilidad solidaria de amor al Perú y a la humanidad» – agregó el Pastor de Lima.

Este silencio respetuoso se hace para comprender juntos la hondura de lo que está ocurriendo, y ello nos ayuda a ponernos en sintonía para buscar, en silencio, soluciones adecuadas.

Aceptar la novedad para comprender los nuevos desafíos que vivimos

Refiriéndose al Evangelio de este IV Domingo de Cuaresma, que narra la sanación de un hombre ciego, el Arzobispo de Lima indicó que la actitud de los fariseos, preocupados más en el cumplimiento de la ley del sábado, nos exhorta a cambiar de mentalidad, especialmente de quienes piensan que «todo está medido y sacramentado», corriendo el peligro de «no comprender los nuevos desafíos, de no aceptar que estamos ante una novedad».

«Jesús va a cambiar esa mentalidad y va a decir que este enfermo, este ciego de nacimiento, es un desafío a actuar las obras de Dios, a dar Gloria a Dios. La mentalidad del templo en aquella época era la de decir: “bueno, aquí nadie cura porque es sábado”, por eso Jesús va a pasar en el Evangelio de Juan como un pecador, porque no atiende a la ley del sábado sino a la del ser humano, porque tiene sensibilidad por el dolor humano» – acotó.

Todo lo que sucede siempre es un desafío a nuestra consciencia para hacer algo, de tal manera que el que cree que todas las cosas las tiene claras, en realidad es como un ciego, no porque no quiere ver, sino porque cree que ve y en realidad no ve. Necesitamos de una Iglesia que salga de la ceguera, de un país que salga de la ceguera.

«Dios siempre eligió a los que son ‘nada’ en el mundo para ayudarnos a ver de otra manera las cosas», recordó Monseñor Castillo citando el Libro de Samuel que se leerá este domingo: «Dios eligió a David como rey porque era el último, el que sobraba. La pregunta de Samuel para elegirlo como rey es: ¿Ya no te quedan más muchachos? ¿no te sobra uno por allí? – Dios elige al que no tiene apariencia ni presencia».

Comprender de otro modo la vida y la fe

Monseñor Carlos Castillo precisó que la pandemia del coronavirus nos obliga a «comprender de otro modo la vida y la fe. Según las últimas investigaciones, podemos decir que no volveremos a la normalidad anterior y, por eso, es importante que tengamos en cuenta que la vida no será igual».

Necesitamos cambiar nuestra mentalidad sobre cómo se debe vivir, no debemos comprender este problema como una anécdota pasajera y sin importancia. Es un desafío que nos abre el horizonte humano para pensar las cosas de otra manera, para inventar una forma distinta de vivir, y como bien ha dicho el Papa Francisco, nos corresponde a todos enfrentarla comunitariamente, en solidaridad y con responsabilidad creadora.

El Arzobispo de Lima dijo que nos encontramos en un camino de reeducación humana y espiritual de gran importancia: «ante nuevos desafíos, tenemos que pensar en nuevas maneras de reaccionar, hablamos de una conversión pastoral que pueda ayudarnos a salir de situaciones difíciles, y responder a ellas con una nueva manera de vivir y ser cristiano, creando nuevas costumbres».

Iglesia de testigos: repensar la manera de vivir personal y social

«Hoy día estamos llamados a reconocer que todos los esfuerzos que se hagan por actuar creativamente, necesitan ser alentados – insistió el Arzobispo de Lima – y cada uno de nosotros tiene que repensar su manera de vivir personal y socialmente, juntos tenemos que inventar una forma de vivir nueva».

Los gestos humanos y solidarios que los peruanos hemos tenido en este tiempo de cuarentena son también una nueva forma de Iglesia que está surgiendo: «debemos prestar atención a lo que está ocurriendo, una Iglesia de testigos, estos testigos nos llevan la delantera como verdaderos humanos, como verdaderos cristianos y católicos» – subrayó Monseñor Castillo.

Quisiera en esta reflexión pedirles a todos, como cristianos, como católicos de nuestra ciudad de Lima, que hagamos de este tiempo, un momento de preparación en nuestras casas, sabiendo ya que la normalidad anterior no va a volver. Tenemos que preocuparnos porque la nueva normalidad que creemos, que será diferente, elimine la indiferencia, la falta de solidaridad, la falta de cuidado y de delicadeza, elimine la actitud corrupta, las actitudes de escape para encubrir y tapar robos, maltratos, dominaciones, pedofilia y distintas cosas que se han hecho en la sociedad y en la Iglesia. No podemos regresar a la normalidad que está contaminada por esas cosas, y no regresaremos jamás, debemos crear una normalidad nueva, llena de preocupación, de servicio, de cuidado entre todos.

Por último, Monseñor Castillo recordó la importancia de comprender la vida como «interpelada por la situación y por los otros, sabiendo comprender los problemas profundos que nos plantea y convertirlos en desafíos, porque en medio de esos desafíos, está interpelándonos y llamándonos el Señor».

Ahora que no podemos ir al templo, que reunirnos puede llevar a contagios y puede desarrollar la epidemia, necesitamos una forma de ser cristiano en espíritu y en verdad como testigos, que nos permita vivir nuestra fe en la vida cotidiana profundamente, con el Espíritu Santo, guiados por Él, en forma más flexible y creativa, menos rígida, capaz de inspirarse en el Señor a través de los desafíos.

En estos días complicados para el país, pensamos, en primer lugar, en nuestras familias y seres queridos. En efecto, es normal, ya que deseamos protegerlos por el amor que les tenemos.

Sin embargo, ¿qué sucede con nuestros hermanos desprotegidos que viven en la calle y no tienen los medios para hacerle frente a esta difícil situación? Cáritas Lima, la Municipalidad de Lima, las Hijas de la Caridad – Hermanas Vicentinas y la Casa Hogar Santo Toribio de Mogrovejo responden a esta pregunta con dos palabras: UNIÓN y SOLIDARIDAD.

Desde el día jueves 20 de marzo, estas instituciones trabajan para brindarles almuerzos y alimentos a cerca de 100 personas que más lo necesitan del distrito de Cercado de Lima, bajo los estrictos parámetros de higiene para evitar la propagación del coronavirus.

Hoy, viernes 21, continuamos con esta labor y seguiremos haciéndola porque no podemos ser indiferentes con aquellos que también son vulnerables.

Hemos recibido muchos gestos de agradecimiento y felicitaciones ante esta iniciativa. Sin embargo, somos nosotros los que estamos agradecidos porque la comunidad nos permite hacerlo y mostrar que estamos construyendo todos una Iglesia en salida.

“El Espíritu Santo ayuda a superar las cerrazones y las tensiones, y trabaja en los corazones para que logren la unidad en la verdad y en el bien, para que alcancen la unidad” (Papa Francisco, 2019).

Una gran cadena de solidaridad se ha formado en apoyo a las personas que más lo necesitan del Cercado de Lima, a través de la distribución de almuerzos y alimentos, de forma segura, en una alianza liderada por la Municipalidad Metropolitana de Lima, Cáritas Lima, las Hijas de la Caridad – Hermanas Vicentinas y la Casa Hogar Santo Toribio de Mogrovejo.

Recordemos que tras las medidas de aislamiento social, muchos hermanos en situación de calle y adultos mayores, que recibían apoyo de los diversos comedores del centro de la ciudad, se han visto afectados. En ese sentido, a través de la ayuda de Cáritas Lima y la Municipalidad Metropolitana de Lima, se ha proporcionado de alimentos de primera necesidad a las hermanas vicentinas, quienes solidariamente se encuentran preparando alrededor de 80 almuerzos.

Los almuerzos son distribuidos casa por casa por la Municipalidad Metropolitana de Lima, o entregados a las personas en situación de calle que se acercan a la casa de las mencionadas religiosas, bajo estándares adecuados para prevenir la infección del coronavirus.

Es importante mencionar que esta iniciativa está siendo seguida por diversas instituciones, a fin de solidarizarse con quienes más lo necesitan.

De manera especial, agradecemos a la Municipalidad Metropolitana de Lima por la iniciativa de habernos convocado y a las instituciones donantes, entre las que se encuentran la Casa Hogar Santo Toribio de Mogrovejo, la cual provee generosamente los insumos.

Se comunica a toda la feligresía católica de la Arquidiócesis de Lima lo siguiente:

  1. Ante el decreto del Estado de Emergencia Nacional (DS Nro. 044-2020-PCM) el Arzobispado de Lima llama a toda su feligresía a acatar y cumplir fielmente las disposiciones en todo nuestro territorio, con responsabilidad y sentido solidario.

  2. Pasamos al “aislamiento social”, la mejor manera de impedir la transmisión del virus CO-VID19. Esto supone nuestro recogimiento en casa por un tiempo limitado pero exigente a partir de hoy 16 de marzo. Hay prohibición de salir de casa, acatemos.

  3. Por este motivo se deben suspender temporalmente:

    -Todas las celebraciones litúrgicas y sacramentales públicas, y posponer para después de la emergencia toda celebración pedida previamente.
    -Todas las reuniones parroquiales (de grupos pastorales, comunidades, grupos de oración, cofradías, hermandades, y otros similares).
    -La atención en el Arzobispado y en todas las oficinas parroquiales.

  4. Debe incentivarse la oración desde la casa, así como las misas televisadas o por las vías virtuales. Oportunamente se comunicarán los horarios por nuestra página web y redes sociales. Debe tratarse de vivir la fe como iglesia doméstica.

  5. Insistimos en tomar todas las precauciones del “aislamiento social”  para evitar el contagio y transmisión del virus.

  6. Todos los templos y capillas permanecerán completamente cerrados.

  7. Se mantendrán los teléfonos de las parroquias listos para recibir llamadas de emergencia, en atención a los hermanos o hermanas enfermos; los sacerdotes estarán disponibles con las debidas protecciones (mascarillas adecuadas p.e).

  8. Para Semana Santa daremos directivas especiales en su momento. En previsión de ella y de antemano, debe evitarse claramente toda  aglomeración, por lo que suspenderemos este año procesiones, peregrinaciones, visitas a iglesias, vía crucis y celebraciones masivas, tocamientos y besos de imágenes.

Agradeciendo a todos su fiel acatamiento a estas normas por el bien de todos, oremos junto al Santo Padre Francisco:

Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. 

Confiamos en ti , salud de los enfermos, que junto a la Cruz te asociaste al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús,

 que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y se ha cargado con nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al alegría de la Resurrección. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las oraciones que te dirigimos quienes estamos en la prueba, mas bien  líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

16 de marzo de 2020

Desde Italia, Monseñor Giuseppe Giudice, obispo de Nocera Inferiore-Sarno, comparte esta preciosa oración que podemos leer desde casa en compañía de nuestras familias:

Oración: Yo me quedo en casa, Señor

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y caigo en la cuenta de que, también esto,
me lo enseñaste tú viviendo, obediente al Padre,
durante treinta años en la casa de Nazaret esperando la gran misión.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y en la carpintería de José, tu custodio y el mío,
aprendo a trabajar, a obedecer,
para lijar las asperezas de mi vida
y preparar una obra de arte para ti.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y sé que no estoy solo
porque María, como cada madre,
está ahí detrás haciendo las tareas de casa
y preparando la comida para nosotros, todos familia de Dios.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y responsablemente lo hago por mi bien,
por la salud de mi ciudad, de mis seres queridos,
y por el bien de mi hermano, el que tú has puesto a mi lado
pidiéndome que vele por él en el jardín de la vida.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y, en el silencio de Nazaret, trato de orar, de leer,
de estudiar, de meditar, y ser útil con pequeños trabajos
para hacer más bella y acogedora nuestra casa.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y por la mañana te doy gracias por el nuevo día que me concedes,
tratando de no estropearlo, de acogerlo con asombro
como un regalo y una sorpresa de Pascua.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y a mediodía recibiré de nuevo
el saludo del Ángel, me haré siervo por amor,
en comunión contigo que te hiciste carne para habitar en medio de nosotros;
y, cansado por el viaje, te encontraré sediento junto al pozo de Jacob,
y ávido de amor sobre la Cruz.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y si al atardecer me atenaza un poco de melancolía,
te invocaré como los discípulos de Emaús:
Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y en la noche, en comunión orante con tantos enfermos y personas solas,
esperaré la aurora para volver a cantar tu misericordia
y decir a todos que, en las tempestades, tú eres mi refugio.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y no me siento solo y abandonado,
porque tú me dijiste: Yo estoy con vosotros todos los días.
Sí, y sobre todo en estos días de desamparo, Señor,
en los que, si mi presencia no será necesaria,
alcanzaré a todos con las únicas alas de la plegaria.
Amén.

Giuseppe, Obispo (Nocera Inferiore – Sarno, Italia)

La Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima comunica que, en concordancia con lo dispuesto por el Gobierno Central, y al haberse declarado el Estado de Emergencia Nacional por el avance de casos de Coronavirus, la campaña de vacunación contra la neumonía a sacerdotes, religiosos y religiosas mayores de 60 años prevista entre el lunes 16 y viernes 20 de marzo queda suspendida hasta nuevo aviso.

Esta suspensión ha sido definida por el Ministerio de Salud a fin de evitar las aglomeraciones. Por ello, el MINSA ha determinado un Plan de acción para enfrentar la emergencia sanitaria acudiendo a la casa de todos los adultos mayores que deseen vacunarse contra la neumonía. En los próximos días se brindará un mayor alcance sobre esta nueva disposición.

Al tratarse de una situación extraordinaria, hacemos extensivo el pedido de nuestras autoridades gubernamentales para permanecer en casa y acatar todas las medidas establecidas para la protección de nuestro pueblo.

En estos momentos de dificultad e incierto, hoy más que nunca recordamos las palabras de nuestro Pastor, Monseñor Carlos Castillo: «tenemos que ir según los signos de los tiempos, recreando nuestra Iglesia, haciéndola renacer en esta situación nueva, porque quizás el Señor nos está permitiendo sentir y vivir lo que la primera Iglesia vivió: empezar la vida de la Iglesia por las casas».

Dios y la Virgen María los proteja.

Queridos hermanos y hermanas,

Como Arzobispo de Lima, como Pastor de esta Iglesia, me dirijo a todos los feligreses de la Iglesia Católica, para meditar lo que hemos hecho en esta jornada de hoy.

Quiero decirles que este III Domingo de Cuaresma lo hemos vivido con bastante disciplina y capacidad de comprensión de la situación, sin embargo, necesariamente estamos llamados a enfrentar ahora una situación mucho más grave, y, por lo tanto, llamo a todos los católicos, a todos los creyentes y a todos los ciudadanos a que unidos en esta causa, procuremos hacer este esfuerzo de cuarentena con suma seriedad, unidos sin fallar en la tarea de mantener la distancia adecuada.

La unión no es solamente estar juntos, la unión es también estar en situaciones de distancia, pero unidos en una misma causa, la causa de la vida, nuestro Dios es el Dios de la vida, y todos los que creen en la vida, inclusive no siendo creyentes, saben que esa es una causa universal que requiere el cuidado de todas las vidas de nuestra población.

Hoy estoy muy agradecido porque hemos contribuido al cuidado de la prevención de la enfermedad, y después de consultar en las distintas parroquias, hemos visto que la gran parte de la feligresía católica se ha acogido a la dispensa del precepto dominical que se decretó por la emergencia, y quienes han ido, lo hicieron en condiciones adecuadas, de tal manera que no se ha superado el número de personas permitidas porque ha habido una actitud de oración muy profunda desde las casas que nos enaltece como Iglesia porque aprendemos a vivir de nueva manera nuestra fe cristiana en circunstancias complejas y difíciles.

Quiero felicitar también la actitud creativa de los párrocos que, siendo fieles a la mantención de la fe y del fortalecimiento de la fe en el pueblo, han sabido cuidar la salud física de nuestro pueblo, tratando de organizarse de la mejor manera. Algunos, por ejemplo, han organizado adecuadamente a la gente para que no llenaran demasiado los templos, se ha respetado el saludo de la paz sin tocarse, lo mismo que la comunión en la mano. En algunos casos se han cerrado los templos cuando el peligro era inminente procediendo siempre con cuidado. Mi agradecimiento a los fieles y a los párrocos por esta seriedad y responsabilidad con la que hemos llevado adelante la aplicación del decreto de emergencia que emitimos el viernes 13.

Quisiera reflexionar en el Evangelio de hoy que nos recuerda que los verdaderos adoradores, adorarán en espíritu y en verdad, no en el templo ni en la montaña, en el monte o en Jerusalén, no en esta parroquia o en la otra, sino que en espíritu y en verdad.

Con esta preciosa imagen del agua viva, del agua como un torrente que llena de fuerza e inunda para fecundar el mundo, se nos está diciendo que, si nosotros adoramos al Señor como lo hemos hecho en esta jornada dominical a través de las redes sociales o la televisión, y permanecemos en una unión espiritual, estamos fortaleciendo la Adoración del Señor a través de la vida, y esto es sumamente importante para nuestra Iglesia que en la última Asamblea Sinodal pedía saber vivir nuestra fe en nuevas situaciones para escuchar y estar cercanos a las necesidades de la gente.

Pues bien, hoy hay una necesidad y nuestra Iglesia está siendo cercana, evidentemente con la distancia social que esto requiere, pero con esa cercanía a los problemas que nos hace ser vigentes y que nuestra fe sea relevante, tenga sentido y posibilidades de ser entendida por la población, porque es una fe que acompaña a su pueblo como Dios que no abandona jamás.

Por eso, en nuevas situaciones, tenemos que ir según los signos de los tiempos, recreando nuestra Iglesia, haciéndola renacer en esta situación nueva, porque quizás el Señor nos está permitiendo sentir y vivir lo que la primera Iglesia vivió: empezar la vida de la Iglesia por las casas.

En efecto, la palabra ‘Ecclesia’ significa ‘reunión en asamblea’, pero a la primera Iglesia se le llamaba ‘Ecclesia tou Zeu’ (asamblea de Dios) o también ‘Oikos tou Zeu’ (hogar de Dios), es decir, ‘asamblea de la casa’, y por eso decimos que el Señor se hizo carne y habitó entre nosotros, porque hizo su casa entre nosotros.

Esta experiencia que hemos vivido hoy nos hace ver la enorme importancia de hacer renacer nuestra Iglesia desde nuestra vida familiar, ayudándonos unos a otros a no perturbar el proceso social, sino a contribuir desde nuestros hogares para salir adelante, porque la verdadera fe cristiana sabe adaptarse a los signos de los tiempos.

Este domingo ha sido una especie de ensayo para sentir que como cristianos es posible organizarnos eficazmente para el bien común, y desde nuestra misma manera de adorar el Señor, desde la vida concreta y en situaciones concretas, no estamos como en el templo de Jerusalén apegados a las normas y a las reglas, sino al Espíritu del Señor que nos hace distintos y nuevos cada vez.

Por eso, ante la posible decisión de una cuarentena, es posible que tengamos que tomar algunas medidas más exigentes y duras. Las tomamos con dolor, porque creo que la comunidad cristiana se regocija estando junta, cantando en el templo, haciendo posible que todos tengamos la casa del pueblo de Dios viva y alegre, pero ante los límites que vivimos, necesitamos tener un tiempo de recogimiento para retomar, pasada la pandemia, nuestra vida comunitaria.

A dos semanas de celebrarse la Semana Santa, es posible que tengamos que poner restricciones, de hecho, el Alcalde del Rímac adelantó que se limitarán las peregrinaciones al Cerro San Cristóbal, mientras que las autoridades civiles están tomando nuevas medidas preventivas. Aunque nos gusta festejar en grande y vivir intensamente las cosas, que es lo más peruano y cristiano que tenemos, no podemos seguir corriendo riesgos y ocasionar daños en nuestra sociedad, en vez de ello, debemos tener creatividad y tomar esta especie de retiro con hondura, en silencio y oración.

En ese sentido, quisiera pedir su disposición para las medidas que debamos tomar, y prepararnos para una eventual cuarentena más fuerte en esta cuaresma. De ser ese así, aceptémoslo con esperanza, priorizando la vida de todos y redefiniendo nuestras formas de celebrar la fe en espacios pequeños, para que todos unidos, en un solo espíritu, recemos simultáneamente.

Llamamos a las Iglesias cristianas amigas a unir esfuerzos en este camino, para que sus celebraciones puedan ser hechas con discreción, sin propagar la desobediencia a la autoridad civil y técnica. A las comunidades religiosas no cristianas, las invito a que contribuyamos todos, en una dimensión ecuménica, a luchar y cerrar el paso al coronavirus. Y pido también a todos los medios de difusión que nos ayuden con las misas y las celebraciones espirituales de todas las agrupaciones religiosas.

Todos tenemos que profundizar en ese Dios escondido que se revela en medio de las situaciones difíciles, para salir airosos con el agua viva y nueva de la corriente que inunda de vida nuevamente todo.

Quiero agradecer al Señor porque, en medio de esta adversidad, nos está dando creatividad, como dice el Salmo 4: “En el aprieto me diste anchura” – y el Señor está haciendo renacer la Iglesia con anchura, con un corazón grande para acoger a todos en medio del dolor y el sufrimiento.

Mil gracias a todos. Como Pastor los bendigo con todo cariño y espero que desde el hecho de mi cuarentena, podamos siempre estar unidos y seguirlos para estar al corriente de cada cosa que pasa.

Dios bendiga al Perú, Dios nos permita salir de este aciago momento, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Comunicado del Arzobispado de Lima

«Cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, bien plantados, para que los vea la gente. Les aseguro que con eso ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mt, 6, 5-6).

Queridos hermanos y hermanas,
Sacerdotes, religiosos y religiosas, pueblo fiel, y todos ciudadanos y ciudadanas de nuestra ciudad capital,

La emergencia declarada para nuestro país por las autoridades civiles ante la peligrosa expansión mundial del coronavirus nos llama a tomarnos en serio esta cruda realidad y contribuir a darle remedio desde nuestras propias condiciones.

Como Iglesia Católica que solemos celebrar masivamente nuestra fe en Jesucristo, especialmente en tiempo de cuaresma hasta la Semana Santa, estamos llamados a realizar algunas modificaciones debido a la aglomeración de personas que pudiera expandir gravemente el virus entre nuestro pueblo.  No daríamos testimonio de fe en el Dios de la vida que resucitó a Jesús de entre los muertos, si por falta de precaución nos descuidáramos de esta grave situación. La indiferencia religiosa ante los arduos problemas humanos puede llevar, como lo explica el Evangelio de Juan, a una religión de muerte que por mantenerse en sus reglas sin ningún cambio condujo a ser factor de muerte para la pecadora, para el ciego, para el paralitico, para Lázaro y soliviantarse contra Jesús hasta matarlo por haber dado vida a Lázaro.

Con estos pocos y elementales cambios quisiéramos comenzar un renacer de nuestra fe, para que nuestra celebración de esta Pascua mas bien suscite vida, cuidando la vida de los demás. Si no cambiamos, ayudaremos a la mayor expansión del virus, y a la enfermedad y muerte de muchos hermanos. Si bien nuestra fe es comunitaria y se expresa en el amor cercano y amigable, hoy se requiere que, por un tiempo, el virus que se trasmite persona a persona, requiera de una cierta distancia y limpieza para que le impidamos el paso.

Siguiendo al Papa Francisco como “Pastores” que “debemos acompañar a nuestro pueblo en esta crisis”, sabiendo que “Las medidas drásticas no siempre son buenas, … rezamos: “que el Espíritu Santo …nos de la capacidad pastoral y el discernimiento para que proporcionemos medidas que no dejen solo al santo y fiel pueblo de Dios”. (de la homilía en santa Marta 13/3/2020)

Así, en la coordinación de la dirección del Arzobispado de Lima, inspirados en estos criterios de Papa Francisco, aprobamos:

1. Dispensar a todos los fieles de cumplir el precepto de la misa dominical, llamándolos a orar en familia y seguir la celebración de las misas que se trasmitirán por televisión, radio, y sistemas de comunicación y redes de internet. El arzobispado está en coordinación con todos los canales y medios para que desde el próximo domingo III de Cuaresma haya varios horarios televisivos.

2. Recomendar vivamente a las personas más vulnerables, especialmente de la tercera edad, a las que ya están enfermas o con síntomas, y en riesgo del contraer gravemente el coronavirus, a estar en casa y no asistir físicamente a la misa. Retómese para ello el beneficio de la “comunión espiritual”. Pudiendo comulgar dentro de la semana en misa de número menor de asistentes.

3. Poner durante la semana varios horarios de misa para facilitar que grupos mas pequeños de personas puedan asistir y comulgar con tranquilidad y sin riegos.

4. Evitar las misas de aglomeración masiva, organizando a la comunidad para que no haya peligro. En ese sentido, organizar un modo de control de la entrada que prevea la proporción adecuada de personas que además de no sobrepasar el limite de los 300 reglamentarios, mida la proporción con el tamaño del templo con personas que cuenten los asistentes, de modo que quepan con la distancia adecuada para evitar el contagio. Quizás se puede abrir más horarios con memos gente los domingos.

5. La liturgia admite la supresión del rito de saludo de la paz, que sería recomendable, de lo contrario debe hacerse solo una venia, no darse la mano y no abrazos ni besos.

6. Para el rito de la comunión lo mejor para impedir el contagio es recibir la comunión en la mano. Esta también requiere un acto previo de limpieza de manos con alcohol, tanto de los ministros que dan la comunión, como de los feligreses que la reciben. Indicamos que todos debe llevar a la misa un pequeño recipiente de alcohol con un pañuelo pequeño.

7. Para la colecta, se dejará para después de la comunión o se recibirá en la salida por personas encargadas. Debe evitarse hacerlo antes para que las manos estén lo menos contaminadas.

8. Es previsible que se agregue a este, otros comunicados referidos a nuevos problemas que surjan, sobre todo referidos a la Semana Santa. Hemos de normar sobre todo lo referente a la gran concurrencia que podría ponernos en grave peligro. Aquí debemos ser muy responsables y exigentes con nosotros mismos.

9. Las confesiones deben hacerse en lugares espaciosos o al aire libre, el confesionario es demasiado cercano. Un caso de un sacerdote se ha producido por dicha cercanía y está contagiado con el coronavirus. Evitemos este peligro.

10. Evítese el uso del agua bendita en los recipientes fijos porque pueden contaminarse. Igualmente evítense reuniones masivas de grupos. Y si existen se tomen todas las medidas de precaución.

Continuemos nuestra Cuaresma más recogidos y en casa, como dice el evangelio de Mateo, no en las esquinas de las plazas, ni en las aglomeraciones. Este año las circunstancias nos invitan a contemplar al Señor en lo secreto, en lo escondido, y El que ve en lo escondido nos recompensará. Unidos al Santo Padre Francisco que llega hoy a inicio del séptimo año de su Pontificado, oremos:

Padre bueno, ven una vez más en ayuda de tus hijos, danos la sabiduría de tu Hijo y la disciplina necesaria para que tu pueblo reviva por la resurrección de Jesús, alienta al Papa Francisco para que anunciemos con él la Buena Noticia en tiempos de cuarentena de la humanidad, ayúdanos a velar por los enfermos y más abandonados.

Dios bendiga a nuestra ciudad de Lima y a nuestro Perú.

+Carlos Castillo Mattasoglio,
Arzobispo de Lima,
Primado del Perú.

+Ricardo Rodríguez Álvarez
Obispo Auxiliar de Lima,
encargado “in Totum”

+RP. Octavio Casaverde
Vicario General

La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) resolvió otorgar la licencia institucional por un período de seis años a la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima (FTPCL), tras constatar que cumple con las Condiciones Básicas de Calidad (CBC) establecidas en la Ley Universitaria.

La FTPCL es una casa de estudios de carácter asociativa eclesial con 469 años de historia, orientada a la impartición y reflexión de las ciencias eclesiales mediante la formación del clero. Actualmente, alberga a población estudiantil de 409 estudiantes y posee una oferta educativa compuesta por 8 programas vigentes (tres de pregrado, tres maestrías, un doctorado y una segunda especialidad).

La Facultad, que se encuentra ubicada en el distrito de Pueblo Libre, en Lima, cuenta con un local conducente a grado académico, con un taller, aulas y ambientes para docentes. Asimismo, ofrece los servicios educacionales complementarios de salud, social, psicopedagógico, deporte y cultura, para lo que dispone de espacios, personal, mobiliario, equipamiento, actividades y presupuesto.

En lo referente a su plana docente, posee un 37% de docentes a tiempo completo. El 80% de ellos cuenta con posgrado y el 35% obtuvo su grado en el extranjero. Asimismo, posee una normativa que regula los procesos de selección, evaluación y capacitación de docentes.

La FTPCL desistió del 77.8% de la oferta presentada (28 programas). Esta decisión se debió a la necesidad de orientarse hacia los programas que son propiamente los campos de su competencia en el servicio de la sociedad a través de la Iglesia.

El proceso de licenciamiento de la FTPCL ante la SUNEDU motivó mejoras, entre las que destacan las siguientes:

  • Durante el procedimiento, la Facultad invirtió 767 mil 464 soles en la implementación, acondicionamiento y equipamiento e infraestructura.
  • La FTPCL logró, progresivamente, fortalecer sus políticas, normas y procedimientos para el fomento y realización de la investigación.
  • La Facultad reestructuró la investigación reasignando fondos y los marcos normativos de la investigación. En la actualidad, tiene ocho líneas de investigación, tres pertenecientes al programa académico de teología que se implementaron en el 2019 y cinco pertenecientes al programa académico de educación, que se implementarán hacia el 2020.
  • Desde el 2017, la ejecución del presupuesto de investigación se mantuvo por encima del 90%. Además, cuenta con seis proyectos desarrollándose de los cuales dos ya se encuentran concluidos. Finalmente, la Facultad está implementando un piloto de semillero de investigación.
  • La casa de estudios cuenta con espacios, personal, mobiliario, equipamiento, así, también, con un plan de actividades y presupuesto suficiente para la prestación de los servicios, a la comunidad universitaria, de salud, social, psicopedagógico, deportes y cultura.
  • La Facultad cuenta con un Plan de Gestión de la Calidad alineado a su Plan Estratégico Institucional (PEI) 2019-2021, en concordancia con la Ley Universitaria. A través de estas herramientas de gestión define sus objetivos estratégicos a seguir y las acciones para su cumplimiento.
  • La casa de estudios implementó una Plataforma Virtual de la Bolsa de Trabajo e incorporó actividades orientadas a colaborar en la formación continua de egresados y graduados, seguimiento e informes de ejecución de actividades.

La Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima tiene sus orígenes en el Studium de la ciudad de Lima, creado por los Superiores de la Orden de Predicadores en el año 1548. Posteriormente, mediante Cédula Real en 1551, el Rey de España creó la Universidad Real de Lima e incorporó los estudios de teología, constituyéndose la Facultad de Teología. En 1574, la casa de estudios fue denominada Universidad de San Marcos. Después de 359 años, la Facultad se segrega de la Universidad San Marcos, reconociéndola como una institución autónoma, con personería jurídica, gobernada por la Iglesia católica, con capacidad para seguir otorgando grados en Teología y Derecho Canónico.

«Cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, bien plantados, para que los vea la gente. Les aseguro que con eso ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mt, 6-56)

Queridos hermanos en el sacerdocio,

Como es de su conocimiento, el gobierno y autoridades locales han decretado emergencia sanitaria dando indicaciones que debemos tomar en cuenta ante la peligrosa expansión mundial del coronavirus. Es necesario tomar algunas medidas para nuestro mejor servicio al pueblo de Lima tomando en cuenta que un hermano sacerdote ya sufre las consecuencias de esta pandemia.

Como saben las normas dictadas por el gobierno prohíben la reunión de más de 300 personas y algunas autoridades locales están exhortando a no celebrar misas; por todo ello hemos visto conveniente señalar indicaciones concretas para cuidado de los fieles e incluso de nuestro clero:

a) Los sacerdotes y religiosas mayores de 60 años que en los últimos 5 años no se hayan vacunado contra la neumonía, si lo desean, podrán ser vacunados de manera gratuita en el Seminario Santo Toribio de 9 a.m. a 1 p.m.

  • Lunes 16 y martes 17: solo sacerdotes
  • Miércoles 18 y jueves 19: solo religiosas
  • Viernes 20: aquellos sacerdotes y religiosas que no pudieron días anteriores. No se necesita inscripción previa.

b) Dispensar a todos los fieles de cumplir el precepto de la misa dominical, llamándolos a orar en familia y seguir la celebración de las misas que se trasmitirán por televisión, radio, y sistemas de comunicación y redes de internet. El Arzobispado está en coordinación con todos los canales y medios para que desde el próximo domingo se brinden varios horarios televisivos.

c) Recomendar vivamente a las personas más vulnerables, especialmente de la tercera edad, y en riesgo de contraer gravemente el coronavirus, a estar en casa y no asistir físicamente a la misa dominical. Retómese para ello el beneficio de la “comunión espiritual”, pudiendo comulgar dentro de la semana en misa de número menor de asistentes.

d) Apelo a su creatividad y responsabilidad para la atención de los feligreses en este tiempo difícil que nos toca vivir. No es el momento de abandonar a los fieles y menos a los enfermos, por ello mantendremos el viático y visita a los enfermos que ya eran atendidos.

e) Evitar las misas de aglomeración masiva, organizando a la comunidad para que no haya peligro. De ser posible, ofrecer más celebraciones dominicales  o durante la semana con el fin de no exceder el número de fieles asistentes a las eucaristías en más de 300 personas. En ese sentido, organizar un modo de control de la entrada que prevea la proporción adecuada de personas que quepan en el templo con la distancia adecuada para evitar el contagio

f) Durante la misa sería recomendable suprimir el rito de la paz, de lo contrario debe hacerse solo una venia

g) Se sugiere hacer la colecta después de la comunión o a la salida del templo.

h) La comunión puede recibirse en la mano, procurando que tanto el sacerdote como los ministros tengan las manos limpias. Exhortar a los fieles a venir con las manos limpias.

i) Se sugiere suspender el inicio de las catequesis masivas hasta el mes de mayo y toda reunión con asistencia numerosa.

j) Tomar medidas preventivas para el sacramento de la Confesión, de manera que pueda celebrarse en lugares amplios, en el templo o ambientes parroquiales y no necesariamente en el confesionario.

k) Procuren mantener los templos abiertos durante el día para los fieles que quisieran orar en este tiempo de cuaresma.

l) Colocar en ambientes parroquiales productos para lavarse las manos.

m) Se sugiere que se celebren las bodas y otros sacramentos con la menor asistencia posible o de ser posible se postergue su celebración

n) Quitar el agua bendita a la entrada del templo

o) Se suspenden las procesiones y actividades religiosas de carácter masivo

Les encargo, con afecto, el deber de implementar estas disposiciones y de hacerlas de inmediato conocimiento de sus fieles en sus parroquias, rectorías, capellanías y comunidades.

Estamos en coordinación permanente con las autoridades y evaluando este tema que nos afecta a todos y en especial a los ancianos y enfermos; por ello estaremos dando indicaciones sobre las actividades de Semana Santa para tomar decisiones con responsabilidad ciudadana y cristiana.

“Padre bueno, ayúdanos una vez más, danos la sabiduría de tu Hijo y disciplina necesaria para que tu pueblo reviva por la resurrección de Jesús”

Dios bendiga a nuestra ciudad y a nuestro Perú.

+Carlos Castillo Mattasoglio,
Arzobispo de Lima, Primado del Perú.

Central telefónica
(511)2037700