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Monseñor Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, compartió un nuevo mensaje pastoral para reflexionar sobre el racismo y su resurgimiento en nuestra sociedad a través de nuevos elementos como la xenofobia: «Si hemos abrazado la fe cristiana es porque hemos entendido que Cristo murió por todos, sin importar condición ni raza” – comentó.

Nuevas formas de racismo que van contra la fe

«Uno de los problemas sociales que involucran a la vida en comunidad y afecta a muchos pueblos es el racismo. A pesar de todos los avances que ha experimentado la humanidad, todavía arrastramos esas luchas donde unos se creen superiores a otros», dijo.

«El racismo no sólo está haciendo mucho daño en la sociedad – prosiguió – hoy vemos en muchos lugares el temor al extranjero, parece que el hombre está volviendo a retomar esa idea donde el tipo de color de piel de una persona determina inferioridad o superioridad».

¿Qué tiene que ver esto con la fe? – preguntó Mons. Rodríguez – “La fe nos dice que todos venimos del creador, y por lo tanto, todos tenemos igualdad frente al creador, Dios» – explicó.

Ser católico es «aceptar que Cristo murió por todos sin importar condición ni raza» – reiteró – y por ello, el cristiano tiene que desterrar de su vida cualquier actitud de racismo: «Si hemos abrazado la fe cristiana es porque hemos entendido que Cristo murió por nosotros».

El racismo va contra nuestra fe porque es un elemento que daña la vivencia de fe del cristiano

La inculturación de la fe

“Cuando hablamos de la fe católica estamos diciendo que podemos vivir la misma fe en diversas culturas, y cada cultura con sus expresiones de la única fe” – señaló en otro momento.

“La fe no cambia, lo que cambia es la formulación de la fe. Lo que puede cambiar es cómo expreso yo la fe y cómo la expresas tú, pero la fe es la misma, es el mismo Dios, para nosotros Dios es Padre y todos somos hermanos”, indicó el Obispo Auxiliar de Lima.

“Recojamos esta propuesta, renovemos nuestro espíritu de universalidad y descubramos la gran riqueza que tiene la Iglesia cuando se abre a la cultura, cuando se abre a los pueblos”, finalizó.

Cáritas-Lima, Ciudad Saludable y Tiendas Paris te invitan a participar de la campaña: «Dona un juguete esta Navidad» para que puedan ser entregados a otros niños que le darán una nueva vida. ¡Tienes hasta el 15 de diciembre!

«Trae tus juguetes a cualquiera de nuestras tiendas. Los repararemos y entregaremos junto a Cáritas para que puedan ser entregados a otros niños que le darán una nueva vida», indica la campaña navideña que une en alianza estratégica a la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, Ciudad Saludable y Paris.

Se trata de una iniciativa del INABIF, la Comunidad de Sant’Egidio, Cáritas Perú y las parroquias de nuestra arquidiócesis. Juntos recepcionaremos todos los juguetes usados para compartir con más niños y regalar sonrisas.

¿Cómo puedo participar? ¡Es muy fácil! Sólo tienes que acercarte a cualquiera de las sedes de tiendas Paris para donar tu juguete. También puedes acercarte directamente hasta Cáritas Lima para hacer tu donación (Jirón Chancay 282 -Cercado de Lima).

¿Hasta cuándo puedo donar mi juguete? La campaña se llevará a cabo en Lima, Arequipa, Cajamarca, Ica y Trujillo ¡Tienes hasta el 15 de diciembre!

¿Y qué pasará con los juguetes que no se puedan reparar? Serán reciclados gracias al apoyo de Ciudad Saludable para cuidar el medioambiente.

«A la luz de la enseñanza del Papa Francisco, hay que trabajar por una nueva evangelización en nuestras parroquias para ayudar al crecimiento de los creyentes buscando con ellos una mejor respuesta al amor de Dios y un compromiso renovado con el Señor Jesús», comentó en entrevista el padre Víctor Antonio Solís Alfageme, Vicario Episcopal y Presidente de la Comisión de Evangelización y Catequesis.

«Evangelizar significa traer -o también podemos decir- llevar, transmitir buenas noticias. Ser evangelizados implica haber acogido la alegría del Evangelio, la Buena Nueva que nos trajo Cristo», añade.

Experimentar el amor incondicional del Señor

El padre Solís nos recuerda que la evangelización implica «haber experimentado antes que nada el amor incondicional del Señor, esto implica tener un encuentro muy personal con Cristo resucitado, encuentro que de suyo se da en el corazón de una comunidad, encuentro que supone haber vivido una experiencia fuerte del don del Espíritu Santo que desde la Confirmación nos exige ser testigos de toda la gracia recibida».

«La evangelización -nos dice el Papa Francisco- obedece al mandato misionero de Jesús: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que les he mandado” (Mt 28, 19-20)», añadió.

La alegría del Evangelio nos mueve a comunicar con alegría el gozo de sabernos amados hondamente por este Señor y Dios nuestro

En la evangelización estamos caminando con Jesús para dejarnos iluminar por su Palabra, «ir prontamente al encuentro de los hermanos en la comunidad y desde la comunidad al encuentro de tantos que no le conocen o que conociéndole han tomado un camino diferente».

Una nueva evangelización en las parroquias

«Queremos ante todo mantener vivo el entusiasmo que ha brotado en los últimos años desde el Concilio Vaticano II, los documentos de los Papas sobre la Evangelización, destacando la Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI y sobre todo la Evangelii Gaudium del Papa Francisco», responde el padre Solís al reflexionar sobre los retos que debe afrontar la Comisión de Evangelización y Catequesis.

«El gran reto es llevar el Evangelio a todas las periferias, con ello entendemos -a la luz de la enseñanza del Papa Francisco- que hay que trabajar por una nueva evangelización en nuestras parroquias para ayudar al crecimiento de los creyentes buscando con ellos una mejor respuesta al amor de Dios y un compromiso renovado con el Señor Jesús», expresó.

En otro momento, el vicario de la Comisión de Evangelización y Catequesis insistió en que la Iglesia debe tender «la mano a los católicos que no tienen una relación significativa con la Iglesia y no participan en la práctica de su fe católica», porque la Iglesia como «madre» debe estar atenta a ellos para «ayudarles a vivir una nueva experiencia de conversión que les devuelva la alegría de la fe y puedan comprometerse con el Evangelio del Señor».

Evangelizar a los jóvenes desde los espacios en que se mueven

Recordando el llamado de Francisco a acercarnos y anunciar el Evangelio a todos los cristianos sin excluir a nadie, el padre Solís hace una mención especial a la tarea de evangelizar a los jóvenes:

«Para dar una respuesta adecuada es necesario leer la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit, allí el Papa nos habla del gran anuncio para todos los jóvenes. “Es un anuncio -dice el Papa- que incluye tres grandes verdades que todos necesitamos escuchar siempre una y otra vez”. Primero: “Dios es amor” (1Jn 4, …) hay que decirle a cada uno Dios te ama, (C. V. 111), es algo que se debe reiterar una y otra vez».

«Segundo: Dios te salva, (C.V. 118), se entregó por ti porque te ama, se entregó por ti aférrate a Jesús. Tercero: Hay que anunciarle que Cristo está vivo, ¡Él Vive! (C.V.124). Y hay que anunciarles también que estas tres verdades se viven bajo la guía y experiencia del Espíritu que da vida»

Para lograr este propósito, el padre Solís considera necesario «entrar en los diversos ambientes en los que los jóvenes de hoy se mueven, no solamente a nivel escolar, universitario, laboral, sino también a través de los medios de comunicación actuales: Internet, y redes sociales» para tener jóvenes «testimoniando a otros jóvenes «la alegría del discipulado de Cristo, jóvenes misioneros».

Cerca de 3 mil personas acudieron a la Plaza Italia para ser parte de la Jornada Mundial de los Pobres, celebrada en el corazón de la capital limeña. Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, presidió la Celebración Eucarística y participó del almuerzo masivo.

La Plaza Italia, ubicada en el Cercado de Lima, fue el escenario elegido para albergar la III Jornada Mundial de los Pobres. Hasta aquí llegaron alrededor de 500 voluntarios de la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, jóvenes del CAPU, religiosas de distintas congregaciones, la comunidad de Sant’Egidio, y muchas otras instituciones públicas y privadas.

La jornada inició desde muy temprano con una feria gratuita de servicios: asesoría legal y psicológica, servicios de salud, barbería y espectáculos en vivo. Al promediar el mediodía, la Parroquia Santa Ana acogió a la gran comunidad de los pobres de Lima, entre niños, jóvenes, mujeres y ancianos, para participar de la Celebración Eucarística.

Dar testimonio de Dios en situaciones de dificultad

Parroquia Santa Ana – Cercado de Lima

«Todo América Latina, todo nuestro continente y nuestros pueblos salen a las calles porque hay distintos problemas que a todos nos agobian, especialmente las poblaciones que no tienen los recursos para pagar todo lo que adeudamos por el sistema en que vivimos», comentó Mons. Castillo al inicio de su homilía.

Ante situaciones de dificultad corremos el riesgo de asumir dos actitudes: miedo o desesperación. Ante el miedo surge la paralización, y ante la desesperación y el apuro la violencia: «El Señor nos dice que el cristiano debe aprender primero a discernir, a reflexionar – explicó el Arzobispo de Lima – en segundo lugar, a dar testimonio de que Dios nos ama y que nosotros somos sujetos de ese amor, somos transparencia de Dios. En tercer lugar, ser constantes y perseverantes en la fe para arreglar este mundo y cambiarlo definitivamente».

Eso es lo que queremos hoy día con la Jornada Mundial de los Pobres: dar testimonio de que es posible el amor, la solidaridad entre unos y otros, y ayudarnos mutuamente a reparar las heridas de los que más sufren.

Sin los pobres no hay humanidad

«El Papa Francisco nos dice claramente que en una situación de dificultad debemos dar testimonio del amor de Dios. Él ha puesto al pobre en el corazón de la esperanza de la humanidad, sin los pobres no hay humanidad, y por lo tanto, vamos a luchar contra la pobreza a través de la dignificación de las personas, a través del reconocimiento y la amistad, haciendo un mundo más justo», agregó.

Francisco ha querido reunirnos porque quiere que alcemos nuestra voz juntos, con delicadeza, inteligencia, sabiduría y amor pleno, pidiendo el cambio y la conversión de todos. Eso requiere constancia, paciencia, porque no vamos a proceder con violencia, pero sí vamos a proceder con firmeza.

Repensar nuestra manera de expresarnos religiosamente

Mons. Castillo indicó que para atender la pobreza que vive nuestro país no basta con recurrir a los servicios de asistencia. Se trata de que «toda la sociedad ponga su centro en los que más sufren». Por eso, para recuperar la «médula de la religiosidad popularidad» tenemos que repensar «nuestra manera de expresarnos religiosamente» desde la propia Iglesia:

«A veces estamos todo el día pensando en quién será el próximo jefe de la Hermandad, quién será el próximo obispo, y nos olvidamos de la gente. Eso tiene que cambiar, porque ese modo de ver las cosas no mira al pobre, sino mira a sí mismo y a sus ambiciones» – resaltó.

Necesitamos una Iglesia que haga que las personas no vivan en forma frívola, con mucho dinero repartido entre muy pocos. Necesitamos que esas riquezas estén al servicio de que todos vivamos dignamente.

Un país «mezclado» que no se conoce

Pese a que somos un pueblo diverso donde «conviven todas las culturas del mundo desde hace siglos», nos hemos habituado a cholear, negrear, y chinear – «Nos acostumbramos a despreciarnos y a no apreciar la valía que tenemos» porque aún «no nos conocemos, convivimos como desconocidos. Nos hemos mezclado sin conocernos y eso es uno de los problemas más serios».

Dios hace posible en nosotros una transformación radical y es quien mejor puede ayudar en esa transformación de la dignificación de los que más sufren

Crear un mundo donde el centro sea el pobre

Al término de la Celebración Eucarística, el Arzobispo de Lima compartió un almuerzo con los más de 3 mil asistentes en el Monasterio San José: «Tenemos que proponernos un país en donde la pobreza disminuya y todos vivamos con dignidad, y para eso necesitamos, no hacer desaparecer a los pobres, porque como personas son valiosísimas, incluso el Papa Francisco les llama ‘el tesoro de la Iglesia’, « – dijo antes de la bendición de los alimentos.

Para vivir con dignidad tenemos que hacer el esfuerzo de crear un mundo donde el centro sea el pobre, el centro sean las personas que tienen dificultades y necesidades.

La Jornada Mundial de los pobres, «La Iglesia en salida a la ciudad» contó con la colaboración de distintas instituciones: Encuentros (ONG Jesuita), ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados), Barrio Seguro, ONG Portando Sonrisas, y la Policía Nacional del Perú.

Este evento no hubiera sido posible sin el apoyo voluntario y desinteresado de varias comunidades como Las Siervas del Plan de Dios, la comunidad de Sant Egidio, la Hermandad de los Santos Apóstoles, estudiantes del Instituto de Cocina D Gallia, el equipo de voluntarios de Cáritas-Lima integrados por Pastorales Universitarias (PUCP, San Marcos, ESAN, UTP, San Ignacio de Loyola), pastorales juveniles y pastorales sociales.

Instituciones que participaron en la Feria de servicios: SISOL, Municipalidad de Lima, Ministerio de Trabajo, Comisaría de San Andrés, Ministerio de Defensa, INABIF, Centro de Emergencia Mujer, UNFPA, World Visión, ONG COOPI, Voces Ciudadanas, MINSA, Banda de la Policia y de la Marina de Guerra del Peru, entre otras.

Jesús nos propone practicar y vivir «la experiencia religiosa verdadera del servicio» que consiste en el «reconocimiento al valor del otro» y la práctica de la justicia – comentó Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú a propósito de la Jornada Mundial de los Pobres que se viene celebrando en todo el mundo como un signo de «testimonio en una situación adversa».

Retomando el camino de la Pastoral Universitaria de Lima

Mons. Castillo comenzó recordando la histórica Confirmación Universitaria a más de 200 jóvenes estudiantes que tuvo lugar en la Catedral de Lima: «El Sacramento de la Confirmación representa la madurez cristiana donde la persona se hace responsable de su fe y anuncia el Evangelio con su vida» – resaltó.

«Todo comenzó hace 22 años – prosiguió – cuando el Cardenal Augusto Vargas Alzamora instituyó la Pastoral Universitaria de Lima (PUL). Me la encargó a mi hace años, entonces fuimos creando grupos de estudiantes que venían de parroquias, eran profesionales o estudiosos, y decidimos hacer una elevación del sistema de Confirmación de las parroquias a las universidades».

Jornada Mundial de los Pobres: un signo de compromiso de la Iglesia

El Obispo de Lima también hizo mención de la Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará este domingo 17 de noviembre en la Plaza Italia – «si bien no es la solución al problema de la pobreza, es un signo de compromiso de la Iglesia y de todos los que consideramos nuestra solidaridad humana con la gente que más sufre, especialmente la gente de la calle», explicó.

Tenemos que hacer de nuestra Iglesia una Iglesia mucho más hospitalaria. Eso es un poco lo que se hará en la Jornada Mundial de los Pobres, dar testimonio en una situación adversa como un signo. Los signos no solucionan las cosas pero se colocan como banderas que guían como estrellas, como paradigmas que orientan hacia una manera de vivir.

«Desde las 10:00 am. habrá una serie de servicios gratuitos, atención psicológica, legal, y muchas otras actividades en beneficio de las personas más necesitadas de nuestra ciudad. Para ello se espera el apoyo de más de 600 voluntarios con diversas atenciones, así como el apoyo de distintas instituciones que quieren colaborar para que el problema de la pobreza se evidencie ante la sociedad y todos tengamos actitudes solidarias», añadió.

Una religión que valora a la persona humana

Y refiriéndose al Evangelio de Lucas (21,5-19) de este Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, Mons. Castillo comentó que cuando Jesús dice que «no quedará piedra sobre piedra» hace mención a un templo que fue construido «sobre la base de una apariencia», y apuntó: «toda idea de religión constituida sobre la base del desprecio y el uso de las personas para que hagan ofrendas, holocaustos y sacrificios, y finalmente una élite viva y la gente se muera de hambre, es una religión contraria a la fe, produce muerte».

Jesús nos propone practicar y vivir «la experiencia religiosa verdadera del servicio» que consiste en el «reconocimiento al valor del otro» y la práctica de la justicia. A pesar de la importancia del significado del templo en la tradición judía, para Jesús el templo es el «templo de su cuerpo, del servicio, por eso, cuando muere Jesús en la cruz se rompe el velo del templo, porque ya no hay una religión que concentra todo en el templo. A Dios se le adora en la persona humana».

En otro momento, el Arzobispo de Lima hizo mención de las tres actitudes fundamentales que tuvo Jesús cuando lo persiguieron:

«Discernir las cosas, una actitud de reflexión para no dejarse engañar, una actitud de lucidez sobre las cosas; Dar testimonio y enfrentarse a todo con el mismo amor de Dios, como lo hizo Él en esa situación adversa que vivió, transparentando a Dios con su vida; y Perseverar y persistir, no en el sentido de una actitud terca, sino la persistencia de la fe que confía permanentemente en el amor de Dios y que intenta constantemente renovar la esperanza».

La Iglesia toma el pulso de las cosas para hallar su sentido

Por último, Mons. Castillo reflexionó sobre la crisis social y política que se viven en varios países de nuestra región: «Cuando aparecen situaciones difíciles se corre el riesgo de paralizarse o alocarse. Estamos viviendo en América Latina ahora eso: una pasividad total, perpleja, o una dinámica de fuga».

«En eso siempre la Iglesia, siguiendo el camino de Jesús, es que ni se paraliza ni se apura, sino toma el pulso de las cosas en su sentido, y eso demora, eso no es tan fácil» – indicó – «La Iglesia siempre se ha colocado evangélicamente para ayudar al ser humano a hacerle ver que las cosas ocurren, pero las cosas tienen un sentido. Por eso, siempre hay que salir a descubrir cómo está actuando Dios en la historia, sumergirse en el misterio para desentrañarlo con la mayor apertura y la mayor disponibilidad», concluyó.

En su segundo día, el padre Hans Zollner, presidente del Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, encabezó el ciclo de conferencias sobre los criterios de prevención y protocolo en el caso de abuso a menores en la Iglesia. La jornada tuvo lugar en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú – «Necesitamos una teología de protección, una teología que haga frente los abusos, porque tenemos la obligación de hacer algo a fin que los niños, las niñas y adolescentes estén seguros en este mundo» – comentó

Zollner comenzó resaltando que la primera actitud de la Iglesia frente a los casos de abusos a menores es la «atención de las víctimas» y el cuidado a los «traumatizados espiritualmente». Una víctima de abuso «no continúa siendo la misma», y por eso, debemos escuchar con profundidad a la víctima – «es un desafío personal, emocional, relacional y espiritual»- resaltó.

Escuchar a la víctima: una de las primeras acciones

El sacerdote jesuita indicó que todavía hay mucha gente que tiene miedo a denunciar, por eso, una de las motivaciones para nuestras acciones debe ser «la escucha a las víctimas».

En ese sentido, uno de los problemas más serios que impiden que una víctima pueda denunciar este tipo de acciones es el desconocimiento: «la gente no conoce su derecho, es decir la ley nuestra no está muy clara con respecto a ciertos términos, y entre nosotros mismos no conocemos bien nuestras obligaciones con respecto al reportar y denunciar»– indicó.

La Iglesia puede contribuir mucho al desarrollo de toda la sociedad con respecto a la toma de conciencia de una educación de la gente: «Crear instituciones y entornos seguros es un reto muy largo porque incluye todo lo que está alrededor de una escuela, una parroquia, un asilo, de toda otra institución dirigida por la Iglesia».

El desafío de trabajar desde la raíz del problema

Otro criterio a considerar en la cultura de la prevención es remitirse al trabajo de las instituciones con experiencia en el tratamiento de este tipo de procesos: «aprender a implementar esos procesos y hacer efectivo las intervenciones pertinentes».

Si bien este reto no se dará en el corto plazo, la Iglesia tiene «la capacidad de tomar conciencia y trabajar desde la raíz con las personas uno a uno, cara a cara, hasta los niveles más altos de la sociedad y de la misma Iglesia».

Es necesario que en nuestras instituciones nos preocupemos en formar y educar a las personas que están trabajando y viviendo con menores. De igual manera, todo niño, niña y adolescente debe poder defenderse y tomar conciencia que no puede abusar de otro niño o niña.

El abuso a través de los medios de comunicación y redes sociales

En otro momento, el padre Zollner se refirió a la protección de menores en la era digital y el abuso que se origina desde los medios de comunicación y redes sociales: «la seguridad y la dignidad de los niños está bajo amenaza muy fuerte a través del desarrollo de los medios de comunicación sin límites y sin educación alguna» – subrayó.

«Creo que las escuelas y otros lugares tendrían que educar a los niños en el uso de móviles y otras medidas preventivas que contribuyan a la protección de la dignidad de menores y adolescentes – dijo Zollner – eso es un trabajo arduo y a largo plazo que necesita perseverancia, valentía y la unión de fuerzas entre instituciones educativas».

Una teología de protección que enfrente los abusos

Finalmente, el profesor Hans Zollner se refirió a la formación inicial permanente que deben recibir en su vida profesional y espiritual los educadores, los seminaristas, las religiosas y los sacerdotes – «es un desafío grande para la Iglesia y ya tenemos todas las indicaciones muy claras de la Santa Sede».

«Necesitamos decisiones, no podemos seguir adelante así. En la pastoral juvenil y familiar necesitamos una teología de protección, una teología que haga frente los abusos, porque tenemos la obligación de hacer algo a fin que los niños, las niñas y adolescentes estén seguros en este mundo», concluyó.

La Vicaría Episcopal para las Hermandades y Movimientos Eclesiales convoca a todas las hermandades, directores espirituales, hermanos responsables, mayordomos, presidentes de cofradías y movimientos eclesiales de la Arquidiócesis de Lima a participar de la Celebración Eucarística y Clausura del Año Litúrgico 2019 en la Basílica Catedral de Lima este domingo 24 de noviembre desde las 11:00 am.

Todo va quedando listo para el II Encuentro de Hermandades y Movimientos Eclesiales que tendrá lugar el último domingo del mes de noviembre en la Catedral de Lima. El propósito de este encuentro es reafirmar el compromiso de todas las comunidades, hermandades, cofradías y movimientos a caminar juntos, en camino sinodal, para responder a las prioridades pastorales de nuestra arquidiócesis.

Para ello se ha previsto una serie de actividades que inician desde muy temprano:

  • A las 09:00 horas se ha programado la salida procesional de la imagen de Cristo Rey, desde la Basílica de San Francisco de Lima.
  • A las 10:00 horas se dará inicio al rezo del Santo Rosario, dirigido por representantes de los Movimientos y Hermandades.
  • A las 11:00 horas se llevará a cabo la Celebración Eucarística presidida por Mons. Carlos Castillo Mattasoglio, Arzobispo de Lima y Primado del Perú.

Para una mayor organización, la Vicaría Episcopal para las Hermandades y Movimientos Eclesiales solicita a cada hermandad, cofradía y grupos afines confirmar su presencia al siguiente correo electrónico: hermandadesymovimientos@arzobispadodelima.org / ivanlandac@gmail.com / Tel. 01 203 7743

La Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) es el escenario de una intensa jornada de reflexión que se viene realizando este 13 y 14 de noviembre sobre el problema del abuso a menores en la Iglesia. Aquí se hicieron presentes Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú; Mons. Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú; y como invitado especial, el padre Hans Zollner, presidente del Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma.

«Estamos en ese camino sinodal que el Santo Padre quiere para las Iglesias locales, sobre todo poniéndonos de acuerdo en múltiples problemas, entre ellos, este problema que asedia a la Iglesia», comentó Mons. Castillo al inicio de su discurso.

Criterios de una Iglesia más reflexiva

En nuestro país son pocos los espacios para tratar con claridad los problemas graves, cara a cara: «tendemos siempre a esconder las cosas o a no tratarlas porque nos parecen un poco difíciles. Evitar hablar las cosas conduce a la oscuridad» – dijo el Obispo de Lima – «hacer explícito algo permite que tanto nuestro país como nuestra Iglesia mejore hacia una Iglesia más reflexiva que introduce criterios en las cosas y propicia una transformación en favor de la vida».

Para tomar conciencia de este desafío es necesario «propiciar una cultura de prevención» y aceptar que somos una comunidad de pecadores en conversión: «justamente aceptando la realidad de lo que somos y, remitiéndonos a la luz de la Palabra que nos dignifica, podemos entrar en los problemas para que podamos resurgir, renacer a una forma distinta de vivir» – añadió.

Nuevas reformas de la Iglesia para cambiar el sistema clerical que encubre al victimario

Mons. Castillo también se refirió al serio problema del clericalismo y su «asociación sistemática» que tiende a organizar estructuras pecaminosas: «se ha combinado dinero, clericalismo, sistema organizativo, dominio y abuso» – puntualizó – «es preciso reconocer el nivel al cual hemos llegado y, simultáneamente, sustentar reformas en la Iglesia y en nuestras instituciones»:

Hay una tendencia a pensar la Iglesia como una especie de caja de seguridad encubridora, que permite que quien delinque encuentre impunidad. Nos hemos habituado a que cuando hay un problema de ese tipo nadie sabe qué hacer y se trata de tapar.

Y recordando las palabras del Papa Francisco, señaló que «una institución, una estructura que no se reforma para anunciar el Evangelio daña a la Iglesia, por más buena que sea, porque no goza de la dinamicidad de la fuerza del Espíritu».

Una Iglesia que proteja a los más débiles incluso antes de que sean víctimas

«Es preciso prevenir respecto a la raíz más concreta y sistemática que propicia el esquema del comportamiento pedófilo» – subrayó – para ello, debemos ir reformando nuestra Iglesia como una comunidad que, «sabiendo el límite humano, lo reconoce y está dispuesta a reeducarse, vigila, promueve el respeto y protege a los más débiles, incluso antes de que sean víctimas».

«La Iglesia requiere una mutua corrección y una gran capacidad crítica que permita hacer una Iglesia de ojos abiertos – prosiguió – una Iglesia que propicie el autoconocimiento, el enfrentamiento de las propias heridas, el reconocimiento del pecado y el proceso de conversión».

Cultura de la prevención: el gran reto de la Iglesia

Durante su ponencia, el padre Hans Zollner retomó las palabras de Mons. Castillo para hablar de la necesidad de empeñarnos como Iglesia y «de manera contundente» a una cultura de la prevención – «es un reto muy largo, muy profundo» – resaltó.

«Todos nosotros podemos participar en esta misión de la Iglesia – continuó – no sólo para evitar una mala conducta sexual, sino para evaluar dónde está nuestro corazón – esto requiere una respuesta personal y comunitaria».

Zollner pidió tomar conciencia de la amplitud del tema desde otras disciplinas como la psicología, el derecho, la espiritualidad, la sociología, la educación y la teología – «Interiorizar significa, como diría San Ignacio, mirar al interior, a las emociones, a nuestras ideas, motivaciones, resistencias, sueños, a todo lo que nos mueve en el mundo emocional» – precisó.

Un llamado a identificarnos con las víctimas

El sacerdote jesuita reconoció que este es un «momento difícil en la vida de la Iglesia» y un «llamado del Señor» para identificarnos con las víctimas, con las personas pobres y necesitadas como lo hizo Jesús.

Muchos de nosotros estamos desorientados, desanimados, desilusionados, y eso es parte de lo que podría ser un llamado del Señor para acercarnos a su cruz.

En otro momento, Hans Zollner compartió algunas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS): 23% de toda la población, es decir 1 de cada 4 personas jóvenes en el mundo, es maltratada físicamente – «Es una cifra demasiado grande, y por eso mucha gente no lo enfrenta, lo olvida y no toma en cuenta esta cifra que para la humanidad es vergonzosa».

«Los jóvenes de este mundo, miles de millones están viviendo en condiciones de violencia – reiteró – no veo a los políticos ni a otras personas trabajando constantemente en solucionar esto. Creo que estamos aquí para tomar conciencia de lo que tenemos que limpiar en nuestra realidad eclesial, pero también para tomar conciencia en nuestro rol para la sociedad en general».

Una perspectiva sistémica de la Iglesia

El padre Zollner también se refirió a un «cambio de perspectiva» en la Iglesia respecto al tratamiento de las denuncias de abusos a menores: «la perspectiva anterior fue: un abusador, una víctima, un obispo provincial encubridor o negligente, una Iglesia nacional con una respuesta parcial o absolutamente inconsistente, ésa era la perspectiva de la situación anterior».

«Desde el 2018 pienso que estamos viendo una situación y perspectiva diferente, que defino como perspectiva sistémica (no sistemática), y que comprende el sistema, la institución, la organización de las Iglesias locales y de la Iglesia misma», resaltó.

¿Qué rol debe asumir la Iglesia cuando los hijos sufren el dolor de la separación de sus padres? ¿Cómo entender a la familia en sus distintas realidades y situaciones complejas? El padre Luis César Sarmiento nos propone a través de la Comisión Familia y Vida repensar juntos el camino de una Iglesia en salida a todas las periferias.

La primera tarea de la Comisión de Familia y Vida ha sido «escuchar muchas voces: grupos, movimientos, sacerdotes, laicos y creo que eso nos da una lectura más clara de lo que se está viviendo», responde.

«Queremos sacar un diagnóstico situacional con los representantes de las parroquias. No es lo mismo la Iglesia en una parte de Lima que en otra, y nuestra arquidiócesis abarca muchas realidades, situaciones, condiciones. Por eso, si vamos a trabajar en Lima el tema de la familia, debemos saber qué realidad familiar nos arroja», añade.

En ese sentido, durante el mes de junio se presentaron los Criterios de la Pastoral Familiar en un encuentro que congregó familias y laicos de las parroquias de nuestra Arquidiócesis de Lima: «¿Qué es entonces la pastoral familiar? Es una mirada amplia al horizonte de una realidad dura, compleja. No podemos hablar ya de una sola pastoral familiar, tenemos que mirar la realidad con una complejidad que viene de ella misma», expresó Mons. Guillermo Elías, obispo auxiliar de Lima, en aquella ocasión.

Reconocer y fortalecer la familia

«Reconocer, consolidar y fortalecer toda familia». De estos tres aspectos, «reconocer» es el punto de partida en la misión planteada por la Comisión de Familia y Vida, es decir, comprender que también hay familia en el hogar de una madre soltera con sus hijos, una madre viuda, un padre soltero, o hijos que viven con sus abuelos: «Cuando empezamos a tomar conciencia que ellos también son parte de nuestra mirada, entonces reconocemos la vida de esa familia».

La comisión debe ver a aquellos que están solos y que en un momento tuvieron familia. Esa realidad concreta necesita ayuda y presencia eclesial, ver su realidad reconocerla, acompañarla

Solo si entendemos a la familia como una «iglesia doméstica, una Iglesia en pequeño llamada a ser un Santuario de la vida y célula vital para transformar el mundo», podremos acompañar a la familia «en toda su realidad, sus procesos y sus fragilidades a la luz de la Palabra», asegura el padre Sarmiento.

Atender a la persona desde las parroquias

Padre Luis César Sarmiento, vicario de la Comisión Familia y Vida

El vicario de la Comisión Vida y Familia plantea que el apoyo a las familias debe ir más allá de la oración, realizando un trabajo desde las parroquias para brindar asistencia cuando se presenten situaciones de dificultad en el «tema laboral o de salud».

«Creo que todas las comisiones de una u otra manera estamos llamados a atender a la persona. Hay que ver la posibilidad de dar una mano y eso lo estamos tratando de plantear desde las parroquias, porque la misma parroquia ya es una familia que debe trabajar el tema de una manera transversal», agregó.

No basta con formar grupos familiares en las parroquias, por ejemplo. La pastoral debe verse «desde la presencia familiar, es decir, la catequesis de primera comunión debe ser una catequesis familiar, los grupos de jóvenes deben tener una presencia familiar, entender que la familia es parte de nuestro contexto».

La familia real es la que vemos día a día

Presentación de los Criterios de la Pastoral Familiar – Junio 2019

En otro momento, el padre Sarmiento recordó que la familia no puede entenderse únicamente en su sentido tradicional (mamá, papá, hijos, mascota): «la familia real es la que vemos, la que tú has visto cerca de tu barrio, la que yo veo día a día, esa es la familia real, ahí hay que apuntar».

Y tomando como experiencia sus vivencias en la Parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” en La Victoria, el vicario de la Comisión Vida y Familia señaló que no debemos preocuparnos tanto en que la gente venga a la parroquia, sino hacer que «ellos tengan presencia de parroquia ahí donde están», como pequeñas misiones urbanas para llegar a la casa de otras familias, visitarlas y compartir experiencias. En otras palabras, que la «Iglesia haga presencia allí, en salida, en el corazón de la comunidad».

«Plantear una comunidad es plantear la pertenencia a una familia, cuando el sentido de pertenencia a una familia no está, es muy complicado», precisó.

Abarcar los sectores olvidados de la familia

«No hemos preparado muchos agentes – insistió – hay que preparar agentes para escuchar a los que quieren ser escuchados, gente que diga: “yo me encargo de dar un tema o una especie de programa para enamorados”. Nuestros enamorados necesitan atención espiritual».

La Comisión de Vida y Familia pretende poner todos los recursos que ayuden a que la pastoral familiar en cada parroquia se lleve mejor

«Los hijos de familias en situaciones de dolor porque los papás se separaron, las mujeres viudas, los padres solteros, no tienen espacio. Creo que en la medida que abarquemos los sectores olvidados de la familia ya estamos avanzando», puntualizó.

El Arzobispado de Lima, a través de la Vicaría de la Pastoral y Dignidad Humana – Cáritas Lima, convoca a todos los medios de comunicación a la Jornada Mundial de los Pobres que se llevará a cabo este domingo 17 de noviembre en la Plaza Italia (Cercado de Lima) desde las 10:00 am. Hasta las 04:00 pm.

Bajo el lema “Iglesia en salida a la ciudad”, se ha previsto para este día una feria de servicios, asesoría legal, actividades recreativas y presentaciones artísticas dirigidos a la población más vulnerable de nuestra ciudad que vienen atravesando por situaciones difíciles y necesitan del apoyo de nuestra sociedad (niños, niñas, adultos mayores y migrantes).

Para el mediodía, el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo, presidirá la Celebración Eucarística con todos los asistentes y voluntarios.

Este evento cuenta con la organización de distintas instituciones: Encuentros (ONG Jesuita), ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados), Barrio Seguro, y la Policía Nacional del Perú.

Como se sabe, la Jornada Mundial de los Pobres es un llamado del Papa Francisco que tiene como objetivo estimular a que la sociedad reaccione ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro y la solidaridad hacia las personas en riesgo de vulnerabilidad (personas en situación de calle, desplazados, entre otros).

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