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A puertas de la próxima Jornada Mundial de los Pobres, Cinthya Tello, Asesora de Dirección de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana – Cáritas Lima, concedió una entrevista al
programa «Al encuentro con Jesús» para comentar las diferentes actividades que se realizarán en la feria de este domingo 17 de noviembre en la Plaza Italia.

“Caritas Lima es una asociación religiosa que pertenece al Arzobispado de Lima, cuya misión es justamente llegar a las personas que más lo necesitan” – explicó inicialmente. La labor fundamental de Cáritas es generar desarrollo y ayudar a los más vulnerados a través de distintos proyectos que se están llevando a cabo junto a organizaciones como las Naciones Unidas – «con ellos se tiene un proyecto que consiste en brindar asesoría legal y psicológica a migrantes, así como crear un pequeño albergue en las instalaciones de Cáritas Lima cuando van a trabajar” – añadió.

Jornada mundial de los pobres: una acción de amor al prójimo

Para la Jornada Mundial de los Pobres se tiene previsto la llegada de 600 voluntarios que brindarán su apoyo en la feria de servicios múltiples para personas en situación de vulnerabilidad. Habrán desde servicio de barbería y actividades recreativas infantiles, hasta asesoría legal, psicológica y un almuerzo masivo.

Al mediodía se tiene previsto la Celebración Eucarística en la Parroquia Santa Ana que será presidida por Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú.

Como se recuerda, la Jornada Mundial de los Pobres tendrá lugar este 17 de noviembre en la Plaza Italia desde las 10:00 horas.

Cuidado de la Casa Común: una prioridad de la Iglesia

“Estamos generando campaña para el cuidado de la Casa Común, como dice el Papa Francisco, y originando nuestra primera ‘Laudaton’, maratones de reciclaje en el Arzobispado de Lima – dijo en otro momento – las campañas de reciclaje se han trasladado también a nuestras parroquias y a nuestros colegios parroquiales con el objetivo de poder transformar estos residuos que se están reciclando en papel reciclable buscándoles una utilidad diferente”.

«Vamos a enseñar, por ejemplo, a hacer papel reciclado y agendas para que las personas puedan comercializar el papel reciclado y ofrecerles a algunas empresas, colegios, y así estamos fomentando el desarrollo, el trabajo y el cuidado del medio ambiente. Ese es el objetivo de Cáritas», puntualizó Tello.

En el mes morado, mes del Cristo Moreno y mes del Sínodo para la Amazonía, compartimos esta bella oración al Señor de los Milagros recitada en awajún, idioma nativo de una de las comunidades indígenas de nuestra Amazonía.

«Peruano y peruana. Limeño y limeña ¡Sé tú un milagro para tu pueblo!», es el lema que venimos difundiendo en el Arzobispado de Lima este mes de octubre con motivo del Señor de los Milagros, Patrono de la Espiritualidad Católica del Perú.

Un milagro para todo el pueblo peruano

Este llamado a ser un milagro para los demás nos exhorta a pensar en las necesidades de nuestro país, especialmente en los que más sufren. Como bien lo indica el obispo de Lima – «si todos somos un milagro para el otro, seremos también un milagro para todo el pueblo peruano, y aprenderemos a comprender y a querer, encontrando lo más bonito que tenemos, lo que Dios nos dio, nuestra vocación y nuestra manera de ser».

Imagen del Señor de los Milagros en los exteriores del Arzobispado de Lima

En ese sentido, pensando en nuestra gran diversidad, y a propósito del Sínodo para la Amazonía que se realiza en Roma, la comunidad nativa Santa María de Nieva-Amazonas comparte esta oración al Señor de los Milagros en idioma awajún (leer aquí) a través de Radio Kampagkis 91.7 FM, y en la voz de Leunel Tomás.

Con esta oración le pedimos al Señor de los Milagros por la preservación de nuestra Amazonía, por las poblaciones indígenas en peligro de extinción que viven en la región, y por la protección de la biodiversidad del planeta.

Señor de los Milagros, ayúdanos a caminar contigo hacia la tierra prometida de un país próspero, bueno, justo y pacífico

Mons. Carlos Castillo – Arzobispo de Lima

El aguaruna o awajún es un idioma autóctono americano de la familia jívara hablado por más de 30 mil peruanos de la nacionalidad aguaruna. La lengua está distribuida en la porción del río Marañón, así como los ríos Potro, Mayo, y Cahuapanas.

Los aguarunahablantes son una comunidad que viven de la agricultura: cultivan en sus chacras productos alimenticios como yuca y camote, plátano y maíz; y especialmente, algodón, cuyos copos tiñen, hilan y tejen con óptima habilidad. Además practican la pesca en los ríos de su comarca.

«Si queremos ser signo de la humanidad y del amor de Dios con todos los seres humanos tenemos que dialogar con todos y abrir el corazón». Esto ayuda a que «las personas se sientan unidas siendo diferentes», fueron las palabras del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo en su reciente entrevista para el programa Diálogo de Fe.

Mons. Carlos Castillo explicó que uno de los problemas más grandes de la fe es que «una vez que uno se reconoce amado por Dios» a veces «se cree que el Señor no ama a los otros sino solamente a uno, creyéndose superior al resto». Este tipo de expresión que «separa y perjudica» se refleja, por ejemplo, cuando se «condena» a los que no van a misa.

«Dios nos hace justos – recuerda el obispo de Lima – no es que nosotros ganamos méritos para que Él nos premie, sino que Dios nos ama porque es nuestro Padre, y dándonos su amor somos justificados, es decir, somos considerados por Él. No tenemos asegurado por hacer una serie de obras el apoyo de Dios y la salvación».

El eterno problema de la intolerancia

Y recordando el robo de las imágenes amazónicas de la pachamama durante el Sínodo Amazónico y que fueron lanzadas al río Tíber, Mons. Castillo se refirió sobre la actitud de intolerancia y rechazo contra las personas que piensan distinto:

«Eso es un viejo problema que hubo en la Iglesia, el no considerar que lo único que llevamos a la gente es participar del amor de Dios, y que luego se tiene que traducir en sus propios términos en las culturas», expresó.

Como se recuerda, a raíz de este lamentable suceso en el Vaticano, el Papa Francisco ofreció disculpas públicas: “Como Obispo de la diócesis pido perdón a las personas que se han sentido ofendidas por este gesto”, comentó el Sumo Pontífice.

La exaltación propia: una manera de sustituir a Dios

En otro momento, el Arzobispo de Lima explicó que la exaltación propia es una manera de pretender sustituir a Dios porque la persona se vuelve cómplice de sus altanerías e interpreta a un «Dios a la medida».

Pensar que uno merece la bendición Dios porque es próspero y se ha esforzado es lo que hoy se conoce como teología de la prosperidad: «es verdad que uno puede prosperar, pero esa prosperidad, todo lo que tenemos, viene de dones de Dios que han sido trabajados por nosotros» – explicó.

«Para la tradición cristiana, la antropología cristiana, el ser humano es un administrador de los bienes dados por Dios, entonces nosotros mismos no nos hemos dado la existencia. Toda la constitución de la naturaleza y de nosotros es un don que estamos administrando y que algunos nos arrogamos como patrones y sustituimos a Dios que es el que realmente ha creado todo esto», añadió.

Unidad no es sinónimo de uniformidad

Finalmente, Mons. Castillo habló del Sínodo Amazónico que concluye este 27 de octubre en Roma.

«Las comunidades indígenas tienen condiciones de vida tales que requerirían probablemente de un rito propio que, recogiendo sus costumbres y manteniendo las cosas elementales como la consagración del pan y el vino, dejemos de lado otras cosas que no son, o que son costumbres en las ciudades».

«Hay personas que creen que eso es una locura – subrayó – lo mismo ocurrió durante el tránsito del griego al latín, fue un escándalo».

En ese sentido, el pastor de Lima insistió en que la Iglesia debe tener «una capacidad de comprensión» para ser «signo de la humanidad y del amor de Dios con todos los seres humanos». Por eso, tenemos que comprender que los seres humanos son diversificados, y tenemos que aprender a «dialogar con todos, abrir el corazón» para «comprender la maravilla que hay en todo y las personas se sientan unidas siendo diferentes».

«Las normas siempre pueden cambiarse – señaló Mons. Castillo – lo que no puede cambiarse son los principios fundamentales que nos han sido revelados como el amor de Dios gratuito, que no cobra y que viene de Él, y no los méritos que nosotros creemos que podemos ganar con él», concluyó.

Parroquia San Juan Pablo II – Surco

El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo presidió la celebración eucarísticas en la Parroquia San Juan Pablo II en el distrito de Surco. Participaron como con-celebrantes el párroco Dither Ruíz León, el vicario César Vialardi Sacín, el misionero franciscano: Ángel Tornero, y el misionero comboniano: Edinson Lopez

Mons. Castillo recordó las dos visitas del Papa Juan Pablo II en nuestra historia patria – «siempre preocupado por nuestra nación, especialmente en la segunda visita, en que el azote del terrorismo era terrible y el Papa vino para darnos aliento» – añadió.

Juan Pablo II siempre estuvo atento a los problemas humanos, especialmente a los problemas sociales, aquellos sitios y lugares en donde las situaciones eran trágicas y difíciles. Él decidió visitar casi todos los pueblos del mundo, por eso lo llamamos el Papa peregrino.

Un Papa es profeta y anunciador de la Palabra

«San Juan Pablo II tuvo especial interés en anunciar la Palabra a todas las naciones – recuerda el obispo de Lima – por eso el texto que lo pinta perfectamente es el del libro de Isaías: “qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia”

Foto de Luis Alarcón Cheuquepal

En otro momento señaló que la Palabra de Dios está llamada siempre a ser proclamada, y especialmente «es la misión de un Papa que también es profeta y anunciador de la Palabra, como denuncia y como anuncio de esperanza».

«Gracias a que Juan Pablo II pasaba por el mundo muchas cosas cambiaron, situaciones difíciles se convirtieron en algo más fácil porque proclamó la Palabra de Dios a tiempo y a destiempo, hizo comprender cómo cada pueblo, cada cultura, necesita ser comprendida y tiene que dársele aliento para que crezca».

En ese sentido, cuando hacemos cosas importantes y significativas en el mundo, las hacemos «porque el Señor suscita en nosotros la capacidad de, a través del amor, enfrentar las cosas con creatividad» – explicó el Arzobispo de Lima – nuestro Dios no tiene medida porque «su amor es desbordante, su espíritu es total, y ese espíritu se mete en nuestro espíritu para ser nosotros de él y así poco a poco aprender a amar».

Creados para amar como el Padre, no para endiosarnos

Por último, Mons. Castillo subrayó que hemos sido creados «para ser semejantes a Dios en el amor, no para endiosarnos, sino para ser hijos que aman como el Padre, y por lo tanto, para crear entre todos nosotros una hermandad del amor».

«Juan Pablo II trató de meditar personalmente en su vida cómo hacer el bien a través de lo que sabía hacer. Muchos de los discursos que el Papa Juan Pablo II hacía venían de Ratzinger (Benedicto XVI). Juan Pablo II tenía la humildad de decir: “yo no soy experto”. Estas genialidades que solamente la humildad de la fe nos da, nos permite crecer y ser grandes, pero no porque busquemos ser grandes, sino porque es consecuencia de la actitud que el Señor nos enseñó».

«Por eso nosotros también si seguimos ese camino, de repente van a poner Santa Parroquia de Juan Pablo II – dijo entre bromas – porque escuchamos a la gente, la acompañamos, delicada y sencillamente, como esas personas que nos han ayudado en tantos momentos históricos difíciles», concluyó.

«No somos un grupo de santos que le hablamos a un pueblo pecador. Somos pecadores en conversión que ayudamos a otros pecadores, y ese es el camino del servicio», fueron las palabras de Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, en su reciente intervención en el programa ‘Diálogo de fe’.

Refiriéndose a la celebración eucarística que tuvo lugar el último 18 de octubre frente al santuario de Las Nazarenas, Mons. Castillo aseguró que fue una experiencia “muy interesante” y resaltó que la única manera de rendir culto al Señor de los Milagros es «siendo un milagro para el pueblo peruano”.

“Por eso venimos cada año sencillamente a caminar con el Señor, porque Jesús hizo los evangelios «con los pies», escribió el Evangelio «caminando». La fe cristiana consiste en dejarse inspirar en ese camino para acoger ese amor que irradia Jesús”, añadió.

La Iglesia no es un «grupo de santos»

También recordó que la Iglesia no es un «grupo de santos» que le hablan a un «pueblo pecador» porque Dios amó tanto al mundo que entregó a su único hijo. Por eso, no podemos «tratar al mundo como si ellos son los pecadores y nosotros somos los santos. En realidad somos pecadores en conversión que ayudamos a otros pecadores y ese es el camino del servicio”.

«Ésa es la Iglesia de Lima – dijo en la misa del 18 de octubre – somos una Iglesia de pecadores en conversión que ayudamos porque amamos al mundo como lo ama el Señor, los ayudamos a salir de sus pecados, ésa es nuestra tarea» –

Señor de los Milagros: expresión humana, espiritual y artística

El Primado del Perú insistió que no podemos resolver los problemas del mundo sin dejar de pensar en el otro. Este sentido de reconocer que uno es «deudor de los demás» se refleja, por ejemplo, en los poemas “Pan Nuestro” y “Los dados eternos” del gran César Vallejo – “él era un gran lector de la biblia y yo creo que era un creyente– dijo – porque el tema de Dios permanentemente está”.

En esa misma línea, la procesión del Señor de los Milagros se convierte no sólo en “una síntesis humana espiritual, religiosa, cristiana, católica” sino que “también poética, sutil, musical en donde todo el pueblo sale a cantar y a expresar lo que vive más hondamente porque es una manifestación masiva de expresión humana, espiritual y artística a la vez.”

«Lo que hay en nuestro país es una fe impresionante que, en medio de cualquier problema, la gente siempre establece un lazo de oración con Dios, no sólo individualmente sino de forma colectiva como es la procesión», comentó.

La fe es una relación interpersonal

«Yo diría que la oración es un diálogo de fe, es un diálogo con una realidad evidentemente, por la experiencia de revelación que viene del Evangelio las personas creen, pero en esa creencia hay un aspecto de diálogo interpersonal. Nosotros no creemos en una divinidad genérica, creemos en un Dios que tiene personas y que una de ellas se ha manifestado y es concreta, es una persona humana que ha muerto y resucitado»

«Ya el Papa Benedicto XVI decía que la fe no es obedecer una norma o seguir una doctrina. La fe es una relación interpersonal viva provocada por el Dios que se nos revela, y suscitada en nosotros con el Espíritu».

Discernir para salir del entrampamiento

“Amó tanto Dios al mundo que dio a su hijo” eso es el centro de la fe – insistió el obispo de Lima – “darse y amar al mundo, no amar las cosas malas del mundo, pero sí las interesantes”, sin embargo, hasta las cosas interesantes y buenas “pueden destruirse por ciertas reglamentaciones» y «ritos» olvidando el valor más grande que tiene una obra de caridad – «el discernimiento hacia lo profundo, nos permite salir de ese entrampamiento» – subrayó.

“Pascal decía que una obra de caridad no puede ser menos que, por ejemplo un rito, una misa, y de hecho, muchas veces en la historia, una obra de caridad bien hecha por necesidad urgente puede sustituir a la misa, porque la vida cristiana es amar y servir ¿Qué hago yo si no puedo ir a misa porque tengo a mi abuela que está enferma y tengo que cuidarla? Ese es el mismo acto de Jesús”.

La imagen del Señor de los Milagros recorrió los exteriores de la Basílica Catedral de Lima en la Plaza Mayor. «Hoy damos gracias a nuestro Señor y le pedimos perdón por todos nuestros orgullos, vanidades, ambiciones que destruyen la vida de los demás» – comentó en un breve discurso el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo.

Este viernes 18 de octubre, desde muy temprano, se viene realizando el Segundo Recorrido Procesional de El Señor de los Milagros. Pasado el mediodía, la imagen del Cristo Moreno llegó a la Plaza Mayor de Lima recibiendo los homenajes de Palacio de Gobierno y la Municipalidad de Lima.

Lo mismo ocurrió en los exteriores de la Basílica Catedral de Lima, donde fue recibido por Monseñor Carlos Castillo, acompañado del obispo auxiliar de Lima, Mons. Guillermo Elías.

«Todos los trabajadores del Arzobispado de Lima en todas sus sedes han querido hoy unirse a nuestra fe agradeciéndole al Señor de los Milagros por su compañía. Y el Señor que es nuestro servidor, el único Dios revelado como aquel que se anonadó para darnos vida, que se negó a sí mismo para darnos su amor, es aquel que nos enseña poco a poco a ser mejores servidores», expresó.

En seguida, invitó a los miles de fieles congregados a repetir la siguiente oración:

Te suplicamos, Señor que manifiestes tu bondad,
salva a todos los que sufren la mentira y la maldad.
Ten piedad de los humildes, a los caídos levanta,
hasta el lecho del enfermo acerca tu mano santa,
entra en la casa del pobre y haz que su rostro sonría;
para el que busca trabajo se Tú, fuerza y compañía.

A la mujer afligida dale salud y reposo,
y a la madre abandonada un buen hijo generoso.
Encuéntrale Tú el camino al hijo que huyó de casa,
al pescador perdido, al vagabundo que pasa.
Que el rico te mire en cruz, con sus hermanos comparta,
que no haya odios ni envidia entre tus hijos iguales.

Da al gobernante justicia, al poderoso humildad,
a los que sufren conciencia, y a todos tu caridad.
Venga a nosotros tu reino, perdona nuestros pecados
para que un día seamos con Cristo resucitados.
Tú Señor, que puedes esto y mucho más todavía,
recibe nuestra alabanza, por Jesús y con María.

«Queremos pedirle al Señor de los Milagros que, haciéndonos servidores gratuitos, demos vida a todo nuestro pueblo y seamos un milagro para todos ustedes», concluyó.

«Nosotros no venimos a enfrentar al mundo sino a acompañarlo, a levantarlo y a mejorarlo, y ésa es la tarea de la Iglesia que es semilla, es sal de la tierra, es luz del mundo,es fermento de la masa y es semilla que crece para que el Reino de Dios reine e inunde toda la tierra» – fueron las palabras del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo durante la Celebración Eucarística de este viernes 18 de octubre en el corazón de la capital limeña.

Desde muy temprano, la Iglesia de Lima se congregó masivamente para acompañar al Señor de los Milagros en su segundo recorrido tradicional por nuestra ciudad. Las puertas de Las Nazarenas se abrieron para dar paso a la imagen del Cristo Moreno cargada en hombros y en medio de aplausos. Así se dio inició a la Celebración Eucarística presidida por el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo. También estuvieron presentes como con-celebrantes Mons. Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú; y Mons. Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima.

«El Señor nos reúne temprano porque quiere también despertarnos. Por eso nos dice: “A ti te digo, ¡Lima Levántate!”, comentó al inicio de su homilía.

Jesús escribió el Evangelio «caminando».

«Hoy también hemos venido levantados porque el Señor nos despierta la alegría de estar identificado con nosotros – prosiguió – y esa alegría la tenemos por siglos, porque el Señor de los Milagros fue la respuesta a diversidad de problemas que tuvimos en la historia, especialmente cuando tuvimos tragedias que, por razones de nuestra zona sísmica, destruyeron nuestras vidas y la de nuestra ciudad».

Por eso venimos cada año sencillamente a caminar con el Señor, porque Jesús hizo los evangelios «con los pies», escribió el Evangelio «caminando». Ese caminar es justamente para que la fuerza de su amor nos penetre.

Mons. Castillo recordó que la procesión del Señor de los Milagros no sólo es «la más grande del mundo», sino también «la bendición más grande que llega a todos los pueblos». Por eso, cuando levantamos entre hombros a Jesús lo hacemos para que toda la ciudad se santifique, para que todo el que crea en Él tenga vida en abundancia (Juan 3, 7-15).

Para ver la novedad de Jesús debemos ser capaces de abrirnos a la maravilla del amor de Dios, y encontrar «alguna chispita en Jesús» como lo hizo Nicodemo.

Reencontrar el camino nuevo de la vida en el Señor

«Jesús es el amor de Dios vivo, es el que revela cómo nos ama Dios hasta la muerte en la cruz» – recuerda el obispo de Lima – el sacrificio de Jesús en la cruz nos muestra que el Padre celestial no es un Dios vengativo que odia al pueblo, por más pecados que tenga, «es un Dios que quiere siempre mostrar su amor y darle la mano al ser humano para que recapacite y reencuentre el camino nuevo de la vida».

«Si eres hijo de Dios, si eres el Mesías, bájate de la cruz» es la última tentación de Cristo. «¿En qué Dios querían creer estas personas? – se pregunta Mons. Castillo – en el Dios que se venga de sus enemigos, que castiga inmediatamente al que obra mal. Pero ese no es nuestro Dios»

Nuestro Dios es el que sabe comprender, tiende una mano y sabe perdonar. Sabe esperar para que las personas puedan recapacitar y reencontrarse. Es un Dios que nos exige profundamente con ese amor, y quiere que nosotros volvamos a recapacitar cuando hacemos algo malo

«Cuando venimos nosotros a agradecerle, a acompañarlo, Él nos acompaña, y nosotros entramos en su Espíritu. Cada octubre nosotros irradiamos el Espíritu de Cristo muerto y resucitado que nos da vida y nos da capacidad de aprender a amar, y de madurar en nuestro amor», expresó.

Somos seres humanos respetables con un valor grande

En otro momento, el Arzobispo de Lima se refirió a la dura crisis que afrontamos como país: «la situación que vivimos nos ha inoculado un veneno terrible, ese veneno se llama corrupción».

«La corrupción principalmente afecta a los pobres, porque permanente se está jugando con la vida de los demás. Esta procesión y este culto al Señor de los Milagros es para aprovechar esta oportunidad única de retomar el camino de la amistad y que el país se reencuentre», añadió.

El Primado del Perú dijo que es necesario que comprendamos que «somos seres humanos respetables, que cada uno tiene un valor muy grande, infinito, que cada uno de nosotros somos hijos e hijas de Dios, y eso significa que cada uno tiene sus cositas lindas que es necesario apreciar y alentar».

Para que esto sea posible es necesario «conocernos» y dejar a un lado los prejuicios: «la Iglesia que reúne a todos, es la casa donde acogemos a todos para encontrarnos y apreciarnos y querernos. Esa es la Iglesia católica, la Iglesia del Señor», subrayó.

El amor de Dios nos abre a ser un milagro para los demás.

Mons. Castillo destacó el lema pastoral del mes de octubre propuesto por la arquidiócesis de Lima: Peruano, peruana. Limeño, limeña. ¡Sé tú un milagro para tu pueblo! – «tenemos que ser un milagro, no solamente pedir los milagros al Señor, sino ser un milagro cada día» – insistió.

«Si cada uno, desde el más pequeñito, puede ser un milagro para los demás, todos podemos reparar, todos podemos restituir, gracias a que el amor de Dios nos abre, incluso aquellos que han corrompido y tienen el dinero de todos: que sean milagro para nuestro país también y devuelvan aquello que se han llevado», comentó.

Reparar nuestras heridas, restituir aquello que no es nuestro, y dar vida a los demás, eso es ser un milagro para los demás.

Y citando el poema ‘El pan nuestro’ de César Vallejo, el Primado del Perú exhortó a no dejar de pensar en el otro, en el que más sufre: ‘Todos mis huesos son ajenos ¡Yo tal vez los robé! – dice Vallejo – Yo vine a darme lo que acaso estuvo asignado para otro; y pienso que, si no hubiera nacido, otro pobre tomara este café. Yo soy un mal ladrón ¡A dónde iré’ – «un reconocimiento profundo de nuestro más grande poeta de cómo nosotros nos debemos a los demás».

Finalmente, el pastor de Lima recordó las palabras del Papa Francisco en el Día de San Pedro y San Pablo: ‘celebramos la fiesta de dos pecadores’ – dijo en aquella ocasión – «todos somos pecadores y ésa es la Iglesia de Lima, somos una Iglesia de pecadores en conversión, que ayudamos, porque amamos al mundo como lo ama el Señor, los ayudamos a salir de sus pecados, ésa es nuestra tarea».

Nosotros no venimos a enfrentar al mundo sino a acompañarlo, a levantarlo y a mejorarlo, y esa es la tarea de la Iglesia que es semilla, es sal de la tierra, es luz del mundo, es fermento de la masa y es semilla que crece para que el Reino de Dios reine e inunde toda la tierra.

«El perdón de ustedes hacia hombres y mujeres de Iglesia, que no los quieren mirar o no los quisieron mirar, es agua bendita para nosotros, es limpieza para nosotros, es ayudarnos a volver a creer que en el corazón del Evangelio está la pobreza como gran mensaje», recordamos las palabras del Papa Francisco a propósito del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

Hoy se conmemora el del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza proclamado por la ONU en 1992. Pero fue hace 32 años, el 17 de octubre de 1987, que el padre Joseph Wresinski —una de las primeras personas que puso en evidencia el vínculo directo entre los derechos humanos y la extrema pobreza— hizo un llamado “para luchar contra esta lacra”, animando a conmemorar el Día Mundial para la Superación de la Pobreza Extrema.

Ese día, más de 100.000 personas se congregaron en la plaza del Trocadero, en París, donde en 1948 se había firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, para rendir homenaje a las víctimas de la pobreza extrema, la violencia y el hambre. Los asistentes al homenaje proclamaron que la pobreza es una violación de los derechos humanos y afirmaron la necesidad de aunar esfuerzos para garantizar su respeto.

Gracias a esto, la ONU declaró el 17 de octubre como día internacional para la Erradicación de la Pobreza, que tiene como propósito “promover ‘mayor conciencia sobre las necesidades’ para erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países”.

Pedir la gracia de la compasión

El Papa Francisco ha denunciado de manera constante la situación de pobreza de los más vulnerables en el mundo, en noviembre del 2016 durante su discurso ante las personas excluidas socialmente el  Santo Padre pidió perdón “por todas las veces que los cristianos delante de una persona pobre o de una situación pobre, miramos para otro lado” y subrayó la importancia de formar una Iglesia pobre para los pobres, y  “que todo hombre o mujer de cualquier religión tiene que ver en cada pobre el mensaje de Dios que se acerca y se hace pobre para acompañarnos en la vida.”

En otra oportunidad en octubre de 2017, el Pontífice recordó al mundo que “la miseria no es una fatalidad: tiene causas que deben ser reconocidas y eliminadas, para honrar la dignidad de muchos hermanos y hermanas, tras el ejemplo de los santos”

La lucha contra la pobreza se intensifica

Según datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas “las tasas de pobreza en el mundo se han reducido en más de la mitad desde el año 2000, sin embargo, una de cada diez personas en las regiones en desarrollo sigue subsistiendo con menos de 1,90 dólares al día, y millones de otras viven con un poco más de esta cantidad diaria. Se han logrado avances significativos en muchos países de Asia oriental y sudoriental, pero casi el 42 por ciento de la población del África Subsahariana continúa viviendo por debajo del umbral de la pobreza.”

“Fin de la Pobreza”: Objetivo de desarrollo sostenible 2030

En el año 2015 se elaboró el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas: “Fin de la Pobreza”.

En este documento, se especifica que una de las maneras en las que se podrá cumplir con el objetivo de acabar con la pobreza es generar un crecimiento económico inclusivo “con el fin de crear empleos sostenibles y de promover la igualdad”. Una de las metas más concretas y ambiciosas de esta Agenda es reducir a la mitad la cantidad de pobres en el mundo hacia 2030.

Por otro lado, el grupo Banco Mundial en un comunicado el pasado 2 de octubre declaró que, pese a sus esfuerzos, “aún queda mucho por hacer para poner fin a la pobreza extrema, y siguen existiendo muchos desafíos. En gran parte del mundo, el ritmo de crecimiento es demasiado lento, y la inversión es muy escasa para elevar la mediana de los ingresos. En muchos países, el ritmo de reducción de la pobreza ha sido más lento o incluso se ha revertido”.

La segunda edición de la expo-vocacional Valientes 2019 «Con Cristo para cambiar el mundo» congregó a más de cinco mil asistentes durante una maratónica jornada que inició desde las 08:00 horas y concluyó con un recital de las Siervas del Plan de Dios.

Fueron casi 80 congregaciones las que participaron en la segunda edición Valientes 2019 «Con Cristo para cambiar el mundo», la feria vocacional para la vida consagrada que logró reunir alrededor de 700 religiosos y religiosas.

Por primera vez, 30 congregaciones dijeron ¡Sí! a Valientes y participaron del evento que recibió la visita de más de cinco mil personas en el transcurso del día.

Valientes 2019 inició con una misa y la apertura de los 79 stands. También se designó un espacio para las confesiones y la adoración con todas las congregaciones.

No faltaron los momentos de animación, dinámicas grupales, y talleres a cargo del Hno. Vero Urbina, el Pbro. Jorge López, y la Hna. Janeth KobayashiPES.

Por último, el show musical que congregó a más de 400 personas estuvo a cargo de DiCuore Band, Mauricio Allen, Tabor, y las Siervas del Plan de Dios.

El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo participó en el tradicional encuentro de Cargadores y Sahumadoras de la Hermandad del Señor de los Milagros con una charla magistral que tuvo lugar en el auditorio del Colegio Claretiano.

«Quisiera agradecerles infinitamente esta acogida, porque nunca he sentido tanto que somos hermanos los cristianos como el día de hoy. Y somos hermanos porque Jesús crucificado, el Señor de los Milagros, vino para mostrarnos el rostro amoroso del Padre», comentó al inicio de su ponencia.

Cuando nos reunimos los hermanos, siempre la palabra nos reúne porque el Señor ha querido comunicarse con nosotros

Y recordando el camino peregrino de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima, Mons. Castillo señaló que «la vida del creyente es una relación viva en el camino de las personas, en el camino de la gente».

Una Iglesia donde todos tengamos cabida

A pesar de vivir en una sociedad «apurada» y sin tiempo para «entendernos, para comprendernos, para apoyarnos, y para amarnos», el sentido de la hermandad se instituye como un «principio» que nos permite resistir a un modo de vivir que «despedaza todo».

Necesitamos pensar juntos en «una sociedad donde todos tengamos cabida y nos conozcamos más». No se puede cambiar algo desde el desconocimiento, y para eso se requerimos del esfuerzo mutuo para comprendernos y «establecer relaciones, formas de sociedad y de Iglesia en donde todos podamos caber».

Para que nuestros cultos, procesiones y tradiciones no se conviertan en un «formalismo» que repetimos sin sentido, el obispo de Lima precisa que debemos aprender a «leer los signos de los tiempos actuales» y actuar según lo que nos inspire el Señor para vivir la fe con libertad.

No hay libertad sin la relación personal con el Señor

Dirigiéndose a los miles de miembros que forman parte de la Hermandad del Señor de los Milagros, Mons. Castillo recordó que, además de cargar el anda del Señor de los Milagros, también tenemos que «cargar con la vida familiar», de lo contrario, nos quedaríamos únicamente con los esquemas y ritos repetitivos que nos impiden ser verdaderos cristianos:

«En un mundo donde todo es interés y donde todo se compra y se vende, corremos el riesgo de tener una religiosidad de la compra y la venta: ‘yo ya te puse velitas, yo ya cargue entonces ¿dónde están los milagritos?’ – eso es pagano, eso viene de las tradiciones religiosas que siempre intercambiaban», acotó.

Sin la relación personal con el Señor no tenemos libertad. Nos acostumbramos a un esquema, a unos ritos, y necesitamos vivir en libertad la fe

«La mejor manera de rendir culto y de alabar al Señor es siendo nosotros un milagro para los demás, para nuestros hijos, para nuestros barrios, para nuestro pueblo, para nuestro congreso, para nuestra dirección nacional, para todos los problemas que tenemos como peruanos».

Central telefónica
(511)2037700